Desde que llegó la era híbrida, el escaso potencial económico y deportivo del equipo Sauber, ha estado copando las últimas posiciones de la parrilla de la Fórmula Uno y en la clasificación del mundial de constructores. La pasada campaña estuvo manteniendo una batalla constante con Mclaren donde quedó por delante de los de Woking en octava posición y en este 2016 el punto de Manor gracias a Pascal Wehrlein en el Gran Premio de Austria hace que los de Hinwill sean los colistas en la tabla sin poder estrenar el casillero en los 16 Grandes Premios disputados hasta el momento.

Para la temporada que viene la escudería suiza continuará usando la unidad de potencia de Ferrari, pero usarán la última especificación de este mundial, mientras que solamente los de Maranello y Haas usarán el propulsor de 2017 por lo que los de Hinwill se verán con, a priori, un déficit de potencia importante, a no ser que puedan arreglarlo con un chasis decente y tratar de compensarlo. Aunque es cierto que los pupilos de Monisha Kaltenborn nunca se han caracterizado por tener buenos monoplazas en lo que se refiere a la aerodinámica.

La posición que vivirá Sauber es idéntica a la que está pasando Toro Rosso en este 2016. Tras tanto rumor en el posible divorcio entre Red Bull y Renault, la escudería de Faenza quiso garantizarse un motor potente y ese fue el de sus compatriotas a pesar de no poder mejorarlo. Ahora visto el gran desarrollo realizado, los hermanos pequeños del equipo de Christian Horner volverán a montar tras una temporada de transición el mismo propulsor, lo que ayudará a mejorar los resultados de este año y poder aspirar a objetivos más altos.

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