La lluvia caía desde primera hora de la mañana y las previsiones, que alertaban de un 100% de probabilidad de precipitación durante la carrera, acertaron. Con un accidente en la vuelta de colocación en parrilla de Romain Grosjean y un retraso de diez minutos para que comenzase el GP, se podían vislumbrar algunas señales de cómo iba a ser la jornada del domingo en Interlagos. La salida detrás del Safety Car enfadó mucho a la mayoría de aficionados pero, ¿quién puede luchar contra la palabra de Charlie Whiting? Así las cosas, no tardamos en ver la cantidad de infortunios y despropósitos que la lluvia iba a deparar en el circuito de Jose Carlos Pace: en total, 3 fuertes accidentes, 3 coches de seguridad, 2 banderas rojas y unas últimas vueltas de infarto.

Los Mercedes lograron salvar los muebles en una carrera en la que tenían todos los ingredientes para cometer un error. Hamilton lideró casi de principio a fin, aunque hay que mencionar que la mitad de la carrera se disputó tras el coche de seguridad. Nico Rosberg, que pecó de conservador, se vio superado por Max Verstappen y, de no haber sido por la nefasta estrategia de Red Bull, le habría complicado las opciones –y mucho- de cara a hacerse con el mundial en Abu Dabi.

El que sí brilló por encima de todo –y todos- fue Verstappen. El holandés se ganó a pulso el Driver of the Day tras subir desde el puesto 14 al tercer escalón del podio en tan solo 14 vueltas. No tenía rival en pista y sus adelantamientos, rozando la temeridad, dejaron boquiabiertos a todos los espectadores. Sus curvas preferidas para adelantar han sido la S de Senna, el exterior de la curva 3 y el exterior de las curvas 10 y 11. La carrera del holandés fue un espectáculo de principio a fin y logró darle la pimienta necesaria a una carrera destrozada por las constantes interrupciones.

Max celebrando el tercer puesto que le ha sabido a victoria | Fuente: Getty Images
Max celebrando el tercer puesto que le ha sabido a victoria | Fuente: Getty Images

Las sorpresas del Gran Premio fueron, además de Verstappen y el meritorio sexto puesto de Sainz, los primeros puntos del equipo Sauber, logrados de la mano de Felipe Nasr y su noveno lugar. El brasileño, que también conseguía sus primeros puntos (y encima en casa) ha sido el artífice del vuelco que ha tenido lugar en el mundial de constructores. Gracias a su resultado del domingo, Sauber adelanta a Manor y sube hasta la décima posición del mundial de marcas, con el consiguiente dinero que eso conlleva. La carrera de Brasil puede haber sido el balón de oxígeno que la escudería necesitaba de cara a 2017.

Además de los fuertes accidentes (Massa y Ericsson en la penúltima curva del trazado y Räikkönen en la misma línea de meta), también hubo lugar para estrategias estrella y para otras estrelladas. Entre las estrelladas encontramos la del equipo Red Bull, que arriesgaron para poner el neumático intermedio en un momento en el que la pista estaba delicada y no les salió para nada bien. Esas paradas les sirvieron para irse hacia atrás en la parrilla al desplegarse los coches de seguridad y las banderas rojas (las cuales, en los relanzamientos, obligaban a todo el mundo a poner las gomas de extremos, la elección correcta durante todo el Gran Premio). También le ocurrió lo mismo al equipo Mclaren, que no tuvo una de sus mejores carreras.

El accidente de Kimi en la línea de meta | Fuente: Getty Images
El accidente de Kimi en la línea de meta | Fuente: Getty Images

Charlie Whiting y Dirección de Carrera estuvieron una vez más en el ojo del huracán tras pecar de conservadores con decisiones que atentaban contra el espectáculo como la polémica salida detrás del coche de seguridad o la segunda bandera roja que nadie entendió. Tal fue la controversia que incluso los espectadores del circuito silbaban en las gradas y dejaban volar sus pulgares boca abajo: primero, por las interminables vueltas que daba el Safety Car sin marcharse y, después, por la última bandera roja que significaba volver todos al pit lane. Y no es para menos el enfado de los brasileños puesto que, a pesar de la que estaba cayendo, aguantaron el tipo en las gradas para ver a sus ídolos darlo todo en la pista. No obstante, luego se demostraría que los pilotos aprobaban, en ciertos momentos, algunas de las mencionadas medidas de seguridad porque la visibilidad era nula y el aquaplanning era desmesurado.

La otra imagen del día fue la de Felipe Massa despidiéndose de su afición. A pesar de no haber terminado la carrera de una manera mejor, el brasileño se colocó una bandera de su país en los hombros y caminó por toda la zona de pits mientras los mecánicos de escuderías rivales le aplaudían y él, visiblemente emocionado, se reencontraba con su familia en medio de la calle de boxes. Saludó a la grada en un mar de lágrimas y se abrazó con miembros de su equipo en el que sería su último gran premio en casa. Tanto las imágenes del día de ayer como los recuerdos que nos ha dejado a lo largo de estos años, solo queda decir una cosa: Gracias, Felipe. 

Orgulloso portador de la bandera de Brasil por el paddock tras su accidente | Fuente: Getty Images
Orgulloso portador de la bandera de Brasil por el paddock tras su accidente | Fuente: Getty Images

Las últimas vueltas han sido la verdadera emoción de un Gran Premio que, una vez más, ha quedado para el recuerdo gracias a la lluvia. ¡Larga vida a Interlagos!