Igualdad para todas las escuderías. Esta utópica idea es la que se lleva buscando durante mucho tiempo para la máxima competición y es que, para muchos aficionados, el campeonato ganaría en emoción si los coches fuesen “iguales” y los pilotos se midiesen unos contra otros. Algo parecido es lo que busca Ross Brawn con su apuesta por la estipulación de un límite presupuestario para todos los equipos de la parrilla, que deberá ser aprobada por todos. Es una medida para evitar que aquellos que más invierten en desarrollo puedan ser más competitivos y evitar así etapas de dominio como las vividas recientemente por Mercedes o Red Bull.

En recientes declaraciones a ESPN, el británico destaca que lo que la F1 necesita es “reducir esa desigualdad y encontrar la forma, dentro de las regulaciones técnicas, de recompensar menos cuanto mayor sea la inversión” ya que la ganancia respecto a la inversión es aún exagerada ya que, hasta ahora, “cuanto más dinero inviertes, más rápido vas”.

No obstante, la idea del establecimiento de un límite presupuestario lleva años rondando a la competición con medidas como un techo de gasto o la reforma del reparto de ingresos. “Se han discutido los límites presupuestarios; la gente dice que no funcionan pero nunca lo han intentado. Hubo un tope presupuestario voluntario o una restricción de recursos que no funcionó porque en realidad no todos se ofrecieron a hacerlo, de modo que nunca podrá funcionar si hay algunos equipos que lo hacen y otros que no”, ha defendido.

Esta medida, que ha de ser aprobada por todos, no ha sido demasiado exitosa entre las escuderías puesto que en ningún año de los muchos que se lleva discutiendo ha logrado salir adelante. En esta ocasión, uno de los principales obstáculos que se puede encontrar es el equipo Red Bull. Christian Horner, su jefe de equipo, explicó que, aunque es “un concepto interesante” es “imposible de vigilar”: “hemos explorado los beneficios fuera de él y hay demasiados problemas en términos de supervisarlo, por lo que creo que sería muy difícil y no sería bueno para la Fórmula 1”, ha argumentado.

Aunque esta apuesta lograse superar los múltiples escollos que tiene por delante, habría que esperar hasta 2020 para implantarla puesto que los contratos con los equipos y patrocinadores no finalizan hasta dicha fecha. “Mi opinión personal es que una Fórmula 1 sana es aquella donde hay una gran cantidad de equipos que pueden mantenerse en sus propios pies sin ser equipos de fábrica”, ha declarado Brawn.