Fue hace dos años cuando el Toro Rosso de Carlos Sainz, al realizar la curva 13 para entrar a la 14, perdió el control del monoplaza, debido a la influencia del DRS en frenada, lo cual hace perder mucha carga aerodinámica en la parte trasera del coche. Se fue directo contra las barreras laterales izquierdas, penetrando en estas a una velocidad de unos 200km/h; y lo cual hizo que las mismas se levantasen.

El nuevo diseño para 2017 se ha confeccionado con un punto de gravedad más bajo, con más peso y con una estructura interna más robusta, con la intención de absorber impactos con igual o mayor energía y ofrecer una protección mayor, evitando que éstas se levanten del suelo.

"El primer paso era intentar reproducir lo que pasó en Sochi, porque si no lo reproduces en tu centro de pruebas es improbable que lo puedas mitigar".

"Preparamos una barrera a escala real y un elemento con el mismo peso que un coche de Fórmula 1 y con un alerón", han comentado desde el equipo.

"El alerón que usamos era uno de Fórmula 1 de 2015, porque en el desarrollo de una nueva barrera también está la interacción entre el dispositivo frontal y la barrera como tal. Hicimos un test a escala 90% con el objetivo de alcanzar la misma velocidad de impacto que hubo en el accidente de Sochi", declara Laurent Mekies.

En el impacto que Carlos sufrió, las barreras se levantaron dos décimas después de que el Toro Rosso impactase contra las barreras, y dicho choque sucedió “a un nivel muy bajo de energía, especialmente durante la fase de rebote, introducida principalmente porque se dobló el metal Armco que hay detrás de la barrera en la última parte del impacto", aclara la FIA.