El Gran Premio de Europa ha sido una pesadilla para Grosjean. Salió en parrilla desde la decimoséptima plaza, y acabó el fin de semana en la decimotercera posición. Y es que ya en 2016 el francés se quejaba de problemas en el sistema de frenos en su VF-16; pues en el VF-17 la historia se repite.

El piloto no hizo comunicaciones oficiales tras la carrera, pero, harto de que situaciones así no le permitan ayudar al equipo y ser más competitivo, rompió su silencio: "No tuvimos la menor esperanza de éxito durante todo el fin de semana. Tenemos que hacernos preguntas y encontrar respuestas", reconoce el ex piloto de Lotus ante Canal Plus francés. 

“Es inaceptable que en el transcurso de las cinco sesiones del fin de semana, no se pueda resolver un mismo problema en el coche".

Grosejan definió la situación como “peligrosa”, pues yendo a más de 300 km/h y que tu monoplaza tenga problemas para frenar es realmente perjudicial para el piloto y para el resto de competidores. "En un momento tuve dudas sobre mi propia seguridad", finalizó.

El francés suma en lo que lleva de temporada 10 puntos, 1 menos que su compañero Kevin Magnussen; a pesar de que en Australia y Rusia el galo no pudo terminar ambas carreras. Si es cierto que los frenos de un Formula 1, al ser de carbono, se desgastan rápidamente y cada carrera son sustituidos por unos nuevos; pero que un monoplaza tenga problemas en sus frenos durante todo un Gran Premio es algo inaceptable y peligroso.

Lo que si está claro es que el ritmo del Haas con respecto a la pasada temporada no es ni por asomo el que se esperaba para este año. Los problemas mecánicos de frenos y de potencia son ya habituales en la escudería estadounidense, que busca en el parón de verano un balón de oxígeno como necesidad para buscar soluciones a los problemas expuestos por el francés.

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Sobre el autor
Alejandro Serrano Aparicio
Loco por el mundo del motor y por la Fórmula 1. Vi pilotar a Fernando Alonso. Estudio Administración y Dirección de Empresas en la UCLM. Ciudad Real, España.