Después del merecido parón de vacaciones de verano, la Fórmula 1 vuelve a ponerse en marcha. Y regresa en uno de los circuitos en los que más se exige a los pilotos: Spa. El Gran Premio de Bélgica es uno de los fines de semana en los que más se sufre, debido a lo longitud del circuito y su complejidad, pero, que a la vez, más disfrutan los pilotos, debido a las largas rectas, como Eau Rouge, la que posiblemente sea la zona más conocida del circuito de Spa.

Con una distancia total de 7,004 km, el circuito belga es uno de los que más atención hay que tener cuando se está a bordo de un monoplaza. Si se pierde en algún momento, aunque sea solo uno, se puede acabar pagando con creces. Sino, el tiempo se encarga de complicar las cosas, ya que uno de los elementos que caracterizan al Gran Premio de Bélgica es la inestabilidad meteorológica, y, en muchas ocasiones, la gran protagonista ha sido la lluvia.

Eau Rougue y 'Bus Stop', lo más importante

En el trazado fundado en 1979 hay dos zonas emblemáticas: Eau Rouge y la conocida como la 'parada del autobús' o 'Bus Stop'. En el caso de la primera, está en el primer sector del circuito. Después de la lenta zona de 'La Source', que es la primera curva, se inicia una recta en bajada que da paso a una subida no apta para cardíacos, Eau Rougue, que da paso a una larga recta en la que hay que estar preparado para todo lo que pueda pasar, ya que ahí ha habido adelantamientos de todos los tipos.

Por otro lado, 'Bus Stop' está en la zona final del circuito de Spa. Tras una larguísima recta que conduce a las últimas curvas antes de la recta de meta, la chicane que se encuentra entre esas dos zonas es conocida como la 'parada del autobús', ya que supone una frenada tan fuerte que casi hace que los monoplazas se detengan por completo, suponiendo un auténtico reto para los frenos, que en este circuito suelen tener problemas, además del desgaste de los neumáticos. En un trazado que suele castigar de una forma importante todas las partes de un monoplaza.

Schumacher, el rey de Spa

En cuanto al palmarés de ganadores en el Gran Premio de Bélgica, están algunos de los más grandes del deporte. Sin embargo, el que más destaca es Michael Schumacher, con seis victorias, haciendo otro de sus circuitos fetiches el trazado belga, siendo uno de los grandes dominadores de la Fórmula 1 en sus años con Ferrari, en los que nadie se atrevía a plantar cara a la Scuderia y al piloto siete veces campeón del mundo.

Ayrton Senna, con cinco triunfos, es el que más se acerca al dominio de Schumacher en Spa. El brasileño, una de las mayores leyendas del deporte, siempre demostró en el circuito que es uno de los mejores pilotos de todos los tiempos. Raikkonen, Jim Clark, con cuatro 4 victorias, y Juan Manuel Fangio, con tres, son los más inmediatos perseguidores en triunfos de los dos máximos ganadores en Bélgica.