Este año 2017 ha sido clave para los intereses de Carlos Sainz Jr.. Ha quedado noveno en la general con cincuenta y cuatro puntos y ha protagonizado su mejor carrera hasta la fecha: Singapur y ese cuarto puesto. Su fichaje por Renault a final de temporada sirve para marcar las bases de futuro y plantar cara a esos que no le dejaban soltar las alas para volar.

Carlos empezó el mundial como se esperaba de él: puntuando. Se hizo con cuatro puntos en Australia y con seis en China. Buen inicio. En Bahréin sufrió el primer abandono por culpa del incidente con el Williams de Lance Stroll. En Rusia se hizo con el décimo puesto y consiguió, así, un nuevo punto. Once puntos en las primeras cuatro carreras parecían síntoma de que el Toro Rosso volvía a ser el que fue, pero nada más lejos de la realidad.

Delante de su público –y como viene acostumbrando en los grandes premios de casa- el piloto madrileño hizo una gran actuación y quedó séptimo. En Mónaco terminó en sexta posición y protagonizó una carrera impresionante. Mantuvo al campeón del mundo durante varias vueltas y, además, no dejó que nadie le tosiera en la espalda. Una de sus mejores carreras del año sin duda. En Canadá llegaría su segundo abandono por una salida llena de dificultades en la que perdió el control de su Toro Rosso. En Azerbaiyán, la carrera más surrealista del año, pudo sumar cuatro puntos. Dos abandonos consecutivo en Austria y en Gran Bretaña iniciaron el debate sobre el rendimiento del coche. En Hungría volvió a destacar con un séptimo puesto que supo a gloria después de un magnífico duelo con Fernando Alonso que terminó llevándose el asturiano. La gira europea terminó con un punto en Spa y ninguno en Italia, la casa de su equipo.

En Singapur realizó la mejor carrera de la temporada y de su vida. Un cuarto puesto que supo a victoria. Esa fue la mejor despedida que pudo darles a su equipo, pues los abandonos en Malasia y en Japón (última carrera con Toro Rosso), le hicieron marcharse por la puerta de atrás. En Estados Unidos consiguió seis puntos, sus últimos de la temporada –los primeros con Renault- para terminar con cincuenta y cuatro en la clasificación general. Sus abandonos en México y Abu Dhabi y el cero en Brasil impidieron que más puntos subieran a la general.

SINGAPUR, PUNTO DE INFLEXIÓN

En la noche de Singapur fue donde más brilló. Los abandonos de Vettel, Raikkonen, Verstappen y Alonso le vinieron muy bien. Lo hizo todo correcto y demostró el piloto que es y que será en un futuro. Ese cuarto puesto (con esos merecidos doce puntos) confirmaron lo que ya se sabía: Carlos no ha hecho más que aterrizar en la Fórmula 1, viene para quedarse y va a por todas.

Su madurez a la hora de tomar decisiones y de pilotar hizo que todo el paddock se rindiera ante su actuación. Alonso lo tenía –y tiene- claro: “Es uno de los mejores de la parrilla”.

Cuando habló con la prensa, su sonrisa delataba la alegría contenida y sus palabras hacían palpable la felicidad del momento: “Al final, defendiendo, han pasado cosas y hemos quedado cuartos, que es algo increíble, impensable con lluvia, que aquí lo complica todo todavía más. Es uno de los días más importantes de mi carrera deportiva, así que a celebrarlo”.

JAPÓN, DESPEDIDA AMARGA

Tras anunciar su fichaje por Renault en el Gran Premio de Singapur, en Japón pilotaría por última vez –de momento- con Toro Rosso. Los focos apuntaban a Hamilton y Vettel, por ver si había sorpresa antes de tiempo, pero también a Carlos. Después de todo lo que habían hecho por él, quería devolver –que ya lo había hecho, y con creces- todo lo recibido.

Las penalizaciones por cambio de motor, tras el abandono de Malasia, lo dejaban en la parte de atrás de cara a la salida. Si a eso se le suma lo estrecha que es la primera curva de Suzuka, salir en los últimos puestos y el pinchazo lento que sufrió, el desenlace fue la grava. Un pena pues quería hacer un buen papel.

Solo pudo decir: “Lo siento, chicos, no puedo continuar”. Más tarde, delante de los micrófonos, comentaría: “Quería hacer un buen trabajo, despedirme de buena forma. Quería arriesgar y al hacer eso, siempre abres la posibilidad a que pase algo así”.

RENAULT: PENSANDO EN EL FUTURO

Carlos sabía que si continuaba en Toro Rosso, el salto a Red Bull, monopolizado por Ricciardo y Verstappen, sería imposible en los próximos años. Por ello, para no quedarse estancado y, a pesar de que la escudería italiana haya sido la que le ha visto crecer, ha tomado la mejor decisión de cara a su carrera deportiva.

No es ningún secreto que el motor Renault será un rival a batir en los próximos años. En la escudería francesa ha encontrado la clave para su futuro, donde espera conseguir victorias y - como todo piloto- mundiales. Todo está a su alcance.

FOTO: Carlos Sainz (@carlosainz)
FOTO: Carlos Sainz (@carlosainz)

CARLOS

El madrileño ha demostrado en sus tres temporadas que es un gran piloto. Este año ha exprimido el Toro Rosso todo lo que ha podido y ha sacado puntos en carreras en las que parecía imposible.

Ya no comete los errores de novato pues, poco a poco, se está asentando en el pit-lane y haciéndose un hueco. En este circo si no vales, te echan, pero Carlos vale –y mucho-. Con tan solo 24 años, su madurez y seguridad en la pista son síntoma de lo que llegará a ser en un futuro. Está a la sombra de su padre y del mismo Fernando Alonso, pero lo cierto es que él siempre ha brillado con luz propia.

Su mayor enemigo ha sido su STR 12, que no ha tirado lo suficiente y que le abandonado en carreras claves. Se espera más del Toro Rosso. Mucho más. Carlos ya no formará parte del equipo italiano en la siguiente temporada, pero los pilotos venideros como Gasly y Hartley no lo tendrán nada fácil. Además, el año que viene puede ser peor aún, pues su cambio a los motores Honda no tiene por qué haber sido bueno. Todo se andará.

Carlos Sainz, en Singapur | FOTO: AFP
Carlos Sainz, en Singapur | FOTO: AFP

MEJOR QUE SUS TRES COMPAÑEROS

Esta temporada ha tenido más de un compañero, pues su cambio de escudería y el bajo nivel de Kvyat así lo ha requerido.

Con Kvyat es con el único con el que se puede hacer una comparativa más general. En realidad, no ha tenido duelo alguno pues el piloto ruso no levanta cabeza desde que le bajaron de Red Bull. Solo ha conseguido cinco puntos en las carreras que ha disputado y por ello, le bajaron y pusieron a Gasly en su lugar.

Con el francés solo compitió durante dos carreras en las que no consiguió ninguno de los dos consiguieron puntos. Por ello, en teoría, podría decirse que hubo empate.

En Renault se ha enfrentado a un compañero nada fácil. Hülkemberg es uno de esos huesos duros de roer. En las dos últimas carreras ha conseguido nueve puntos para dejar claro que él está ahí. Carlos se hizo con seis, pero es cierto que se estaba adaptando a su nuevo coche. La temporada que viene se podrá ver, a grandes rasgos, quién destaca sobre el otro.

PRINCIPIO DE LEYENDA

2017 ha sido un año único para Carlos. Se podría decir que el cambio de escudería y ese cuarto puesto en Singapur han sido lo que más han marcado su temporada. Está dando cada paso en el momento justo. El pasado fue bueno. El presente es esperanzador. El futuro se antoja de leyenda.

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