Dicen que que es más cómodo el engaño, la mentira, la pereza y debilidad, las excusas y la distracción. El abandono y la desesperanza unidos estrechamente con la tristeza. Pero Prandelli, tras la muerte de su mujer en 2007, no se instauró en lo cómodo, rechazó lo sencillo para demostrar su fortaleza de carácter, determinación y voluntad. Su mujer había muerto, pero él todavía podía vivir. Ahora, Cesare Prandelli, está cerca de comandar a la selección italiana a lo que sería un hito y un logro viendo hace un mes cómo llegaba el plantel.

Las supuestas compras de árbitros o de partidos mancillaban el nombre de la selección italiana y señalaba a jugadores como Criscito, que no fueron a Ucrania y Polonia al ser acusado de la compra de partidos, la economía sumergida del fútbol. Pero a pesar de formar un equipo mermado por el resquebrajamiento de su liga, a pesar de que uno de tus delanteros estrella (Rossi) se pase toda la temporada lesionado o que el otro titular a falta de 8 meses sufra un ictus esquémico (Cassano), Prandelli ha sabido como guiar el timón. Ha reconducido a esta selección lavando su cerebro dando paso a una nueva hornada de ideas. A partir de un bloque que junta la mezcolanza de la experiencia con hombres como Buffon o Pirlo aúna juventud en las botas de Giovinco, Ballotelli o Bonucci.

Prandelli, un futbolista y arquitecto frustrado

Soñó con ser arquitecto. Le gustaba crear, pensar, construir... Al final lo cumplió. Con un equipo de fútbol

Cesare Claudio Prandelli consiguió alcanzar su sueño: llegar a las cotas más altas del fútbol profesional. Comenzó dando sus primeros pasos en el U. S. Cremonese, equipo de Serie C que con Prandelli en sus filas ascendió a la liga superior. Situado en Cremona, el equipo lombardo ahora mismo se encuentra en Serie C, de capa caída. Pero Cesare utilizó ese equipo de vía de escape tras cuatro años para recalar en el Atalanta. Jugando tan solo 27 partidos, sirvió de escaparate para que un grande como la Juventus se fijase en su figura. Necesitaban un mediocentro. De joven soñó con ser arquitecto.

Militó seis temporadas en la Juventus, donde no llegó a ser titular indiscutible y poco menos que un recambio de garantías. Cumplía, pero no lo suficiente como para destacar en una Juventus en plena ebullición.

El desastre de Heysel, en primera persona

1985. Era el segundo gran drama que vivía Cesare Claudio Prandelli. Llegaba a Bruselas la Juventus para disputarse ante el Liverpool la Copa de Europa, la máxima competición continental. Era un duelo antagónico, dos estilos contrapuestos. El fútbol inglés frente al italiano. Pero la rivalidad no fue la que marcó la final de la Champions. Y sí el desastre que propició aumentar la seguridad en el fútbol.

Alrededor de 59.000 aficionados se abarrotaban en las cercanías de Heysel, el estadio donde echaría a rodar un balón que definiría los intereses de ambos equipos. El gran problema fue la ubicación de las dos hinchadas, juntas en una zona que se convertiría en poco menos que conflictiva. La pelea entre ambas aficiones no tardó en llegar, auspiciada por los efectos del alcohol. Los que llegaban a Bélgica para animar al Liverpool y se encontraban en ese sector pacífico no lo dudaron y rodearon a la hinchada juventina.

Prandelli tan solo disputó unos minutos pero vivió en primera persona la muerte de 39 aficionados

La duda y la incertidumbre surgieron en las cabezas de los aficionados e, incapaces de frenar al grupo, vieron como se producía una avalancha de personas, fatal para 39 personas que murieron aplastadas. Prandelli lo vivió desde el banquillo, comprobando como jugadores como Platini o Tardelli se hacían con el control domando a un Liverpool incapaz de remontar el gol del propio Platini. La tragedia sucedió antes del pitido inicial, pero por una decisión incompetente el partido no se suspendió a pesar de la muerte de casi 39 personas. La Juventus aprovechó para intentar regalarles la victoria. Prandelli entró al campo en el minuto 84 y pudo gozar de disputar unos minutos en la consecución de la Copa de Europa. Pero no fue lo trascendente. El fútbol inglés fue multado con cinco años sin poder participar en ninguna competición europea con el simple objetivo de erradicar estos actos vandálicos en el fútbol.

Su vida como entrenador comenzaría en el equipo que le dio la oportunidad

Comenzó su carrera en los banquillos en el Atalanta, el equipo que había apostado fuerte por su figura fichándolo del Cremonese. Comenzó en las categorías inferiores del conjunto de Bérgamo durante 3 años, para que en 1993 tomase las riendas del primer equipo en un breve espacio de tiempo por obligación, volviendo en siete meses al banquillo del equipo joven, el cual obtuvo unos excelentes resultados. Prandelli atisbaba un rayo de luz en su carrera como técnico.

Le sirvió para que el Lecce se fijase en él, pero una temporada destacada por la continua derrota provocó su salida por la puerta de atrás. El Hellas Verona reclamó sus servicios y pronto comprobarían acertada su decisión. Cesare ascendió al equipo a la Serie A en la primera temporada para que en la segunda acabase la campaña en un meritorio noveno puesto. Todavía no se había hecho un nombre, pero poco a poco comenzaba a surgir de las tinieblas.

Venezia, Parma y Roma fueron sus equipos en los siguientes cuatro años, de menos a más sin llegar a despuntar en la categoría de entrenador. Entonces, la Fiorentina se vio necesitada de la creación de un nuevo proyecto. Necesitaba una renovación en la dirección del equipo. Vio en Cesare Prandelli el hombre perfecto para guiar un proyecto que estaría basado en la confianza hacia el técnico italiano. Fue respondida con un cuarto puesto en la primera temporada, algo que le daba acceso a la Champions League. Pero estalló el escándalo del Calciopoli, que manchaba y de qué manera a la Fiorentina. Se le prohibió jugar la Copa de Europa la siguiente temporada y se le quitó 15 puntos para la próxima campaña, aunque finalmente se desvaneció esa imposición.

Cesare cumplía con los plazos marcados en una Fiorentina brillante

En su segundo curso con la Fiorentina, esta vez Prandelli pudo llevar a la Fiorentina a la UEFA con un sexto puesto. Pero era un proyecto que iba de menos a más. Se estaban cumpliendo los plazos y la llegada hasta las semifinales de la UEFA (cayó derrotado en penaltis por el Rangers) y el alcance del cuarto puesto en 2008 provocó que se nombrase al técnico que había vivido el desastre de Heysel como mejor técnico de la Serie A.

El año siguiente se volvió a clasificar a la Champions la Fiorentina, provocando que volviese un hecho usual y que Prandelli fuese cada día el entrenador del año en la Serie A. Pero varios hechos puntuales, unidos a la sanción dirigida a la estrella del equipo de Florencia por ingerir productos dopantes, Adrian Mutu, ocasionó que ese equipo que tanto había impresionado años atrás finalizase la temporada en 2010 en un paupérrimo undécimo puesto.

Italia llamó a sus puertas

Antes de comenzar el Mundial de 2010, se confirmó que una vez finalizado Prandelli sería la persona que sustituiría a Marcelo Lippi, independientemente del resultado que consiguiese. El trabajo fue premiado y fue nombrado técnico de la selección de Italia. Recogió una selección derrumbada por el fracaso del Mundial de Sudáfrica donde no pasó la fase de grupos. Prandelli jubiló a jugadores como Gatusso, Materazzi, Cannavaro o Camoranesi para dar entrada a futbolistas como Ballotelli, Criscito o Maggio. Cambió de forma gradual el estilo de una selección que parecía avocada al fútbol poco vistoso y al eterno catenaccio. La Juventus de Conte ha sido el vivo ejemplo de esta Italia. La Juventus de Prandelli o la Italia de Conte se podría decir, porque el paralelismo es asimétrico.

Dejó a un lado la debilidad para encaramarse a la fortaleza de su carácter

A sus 16 años su padre se murió, al igual que su esposa en 2007 por un cáncer

En pleno apogeo de su carrera, con la Fiorentina clasificándose a la Champions League, una noticia asoló cualquier atisbo de esperanza que guardase Prandelli sobre la recuperación de su mujer, que padecía de cáncer. Murió en noviembre de 2007 y para el técnico fue la tragedia de su vida, algo que le marcó para volverse más religioso si cabe. Era la segunda tragedia, después de que su padre muriese cuando Cesare tan solo tenía 16 años.

Cesare Prandelli en una entrevista sobre su mujer, Manuela, meses después de que muriese. El entrenador responde a la pregunta que le cuestiona que qué le ha enseñado su mujer: “Todo. Yo siempre los bolsillos vacíos, no hay dinero. Nunca use una tarjeta de débito, el dinero que les dio a mí. Hace unos días me vi obligado a hacerme .. pagar cincuenta euros por un empleado de la empresa para hacer la gasolina que todavía no he usado ... Manuela me enseñó a usar las palabras que decía: “César, lo más importante es saber lo que uno quiere preguntarse a sí mismo y tener el coraje de hacerlo”.

"Sin Manuela, mi vida se reduce al Calcio, a mis hijos y a Dios"

Refugiado en la religión ante tales calamidades, se propuso a comienzos de la Eurocopa recorrer diez kilómetros de peregrinaje hasta una iglesia cada vez que Italia ganase. Y lo está cumpliendo. Ante Alemania llegó al monasterio a las cinco de la mañana, la misma noche donde Ballotelli marcó dos goles sentenciando al combinado germano. Y promete que si gana la final ante España peregrinará junto a Buffon. Se escudó en la religión y en el fútbol en los momentos más difíciles de su vida y ahora promete recompensarlo. Porque como bien dijo Prandelli, para él, su vida sin Manuela se reducía a "el Calcio, mis hijos y Dios".