El Palermo con siete, todavía escapa de la zona de descenso, aunque mañana si Pescara y Chievo vencen, condenarán a los de Gasperini al pozo de la tabla. Fue un choque con vistas a la salvación. Cualquiera habría esperado más de dos equipos que luchan con los dientes para salvarse del infierno de la Serie B. Pero el Franchi registró un empate, 0-0, feo en la primera mitad y un poco más visible en el segundo tiempo.

Pero cometiendo errores en ambos lados y jugando de esta manera era muy difícil que el marcador se moviese. El choque apenas contó con ocasiones importantes, siendo una de Miccoli en línea de gol (fallando el disparo de manera clamorosa) la mejor oportunidad para mover el marcador gafas.

El Palermo construyó más y quizás puede recriminar un penalti cometido por Paci sobre Donati que el árbitro no vio, pero la verdad es que las estrellas de los dos equipos no estuvieron nunca metidos en el partido demostrando poca luz en un choque que les necesitó más que nunca. Ilicic y Rosina no plasmaron en el campo el liderazgo que se les supone y sus equipos los echaron de menos.

Si encima, los dos "killers", Miccoli y Calaió apenas tocan balón arriba, el partido está condenado a apagarse de la manera más fugaz. Tras el pitido final, el Palermo deberá replantearse la opción de Trezeguet ( muy sonada esta semana en Italia) para darle aire a un equipo que se mantiene sedado. El comatoso Siena en cambio necesitará mucho más oficio y grandes dosis de suerte para no decir adiós a la máxima categoria.