En los años ochenta el fútbol inglés entró en colapso por el hooliganismo y por no adaptarse a los nuevos tiempos. El balompié en las Islas era rudo y vibrante. No había balón raso, el cuero no conocía el césped y competía, por el aire, entre saltos, codazos y pasión. Aquel viejo fútbol, en el que los aficionados se apiñaban en vetustas gradas de estadios que habían sido muchos de ellos construidos tras la Segunda Guerra Mundial, estaba en un mal momento. Un balompié que tocó fondo tras la sanción recibida por los clubes ingleses después de la tragedia de Heysel en la final de la Champions League de 1985 entre la Juventus y el Liverpool en la que fallecieron 39 aficionados.

La UEFA sancionó a los clubes ingleses 5 años sin participar en Europa por el mal endémico del hooliganismo que estaba enterrando al bravo fútbol británico. El desastre de Hillsborough, en el que, como se ha descubierto recientemente, los 96 muertos no fueron solo a causa de los hooligans sino de la mala actuación de las autoridades y las deficiencias del estadio de Sheffield, enterró bajo una gran capa de vergüenza a los creadores del deporte más popular del planeta.

Inglaterra tenía un fútbol que necesitaba una remodelación. La tragedia de Bradford, donde la tribuna ardió por una imprudencia causando 56 muertos, era la desgraciada imagen de la necesaria remodelación que necesitaba el fútbol inglés. Tenía que tirar abajo las gradas de madera, el hooliganismo y el localismo y construir sobre los cimientos de la pasión y la fidelidad de sus aficionados un fútbol moderno, global y vanguardista. Y, en esta tesitura, los rectores de la liga, de la First Division, decidieron vender la marca mundialmente, reinventarla, creando la Premier League.

Las tragedias de Bradford, Heysel y Hillsborough evidenciaron que el cambió en Inglaterra era necesario

En este debate y en este proceso de creación del nuevo concepto del fútbol inglés, con disputas de audiencia y de televisión, en 1991 llegó a Leeds un joven francés que le dio el empujón definitivo al imparable avance hacia la modernización de la competición inglesa. Eric Cantona fichó por los ‘Whites’ después de salir de Francia por un escándalo arbitral y en su primera temporada en el Reino Unido logró ser campeón de la First Division. Elland Road fue testigo del nacimiento de una estrella y del último campeón del antiguo fútbol inglés.

En 1992 la Premier League, el nuevo fútbol de estadios remodelados y de televisión, daba sus primeros pasos. Mientras tanto, Cantona cambiaba de colores. Sus goles y regates en Leeds fueron efímeros, aunque gloriosos. Con el título de liga bajo el brazo, el 26 de noviembre de 1992 el Manchester United pagó 1,2 millones de libras por el exquisito futbolista francés. Ferguson quería darle un toque de calidad a su fuerte y rudo equipo y la llegada de Cantona a Old Trafford cambió por completo el fútbol de los 'Red Devils'. El United logró su primera liga en 26 años. Los diablos rojos recuperaron el cetro de Inglaterra.

Cantona cambió el fútbol inglés y ganó 11 títulos en los 6 años que estuvo en las Islas

Su calidad, su espectáculo y sus formas traspasaron fronteras. La marca Premier League se globalizó gracias a Cantona, un francés que se convirtió en el rey de Inglaterra gracias a sus rápidos regates. Sacó del barro de los húmedos campos ingleses, en los que el balón y el espectáculo no querían avanzar, el juego y la competición a base de regates y gestos técnicos exquisitos. Puro arte y calidad.

Selhurst Park

Su incidente con un aficionado del Crystal Palace el 25 de enero de 1995 en Selhurst Park dio la vuelta al mundo. Fue un hecho grave, en el que el francés, tras ser expulsado, le dio una patada de Kung-Fu a Matthew Simmons, aficionado local que le había insultado. El bochornoso espectáculo saltó del canal a Europa y puso de nuevo el foco en un fútbol que quería resurgir de sus cenizas.

Su calidad, sus goles y su juego forjaron al primer gran Manchester United de Sir Alex Ferguson. Logró cuatro Premiers, dos FA Cups y cuatro Charity Shield  en los cinco años que hizo vibrar a Old Trafford. Levantó de sus asientos a los aficionados ingleses, asombrados con su eléctrico regate. Como todas las leyendas se retiró joven, con 31 años, aunque su fútbol aún emociona a los hinchas ingleses. ‘Eric el Rey’, el mejor futbolista de todos los tiempos para los ‘Red Devils’, hizo saltar de la Isla al United y a todos sus competidores.

El arte de Cantona puso el foco de nuevo en el fútbol inglés, que se modernizaba a cada gol y a cada jugada que inventaba el genio francés. Sus excentricidades, dentro y fuera del campo, vendieron la imagen del fútbol británico en todo el mundo. Para lo bueno y para lo malo Cantona rescató al fútbol inglés. Fue la bandera de la moderna Premier League que hoy en día disfrutan todos los aficionados del mundo.