Como surgida de las entrañas de un cómic y los trazos creativos e imaginativos de William Moulton Marston, Mildred Ella Didrikson Zaharias, bien podría haber vestido la piel de la heroína de DC Comics, Wonder Woman, pues en el nirvana del recuerdo que descubrimos en el pasado, la vida de la Mujer Maravilla emerge como ser femenino más poderoso y fuerte del planeta en el siglo veinte. En los retazos biográficos de Mildred encontramos a una niña que conectó directamente con las diosas griegas y logró fusionar el esfuerzo y la habilidad con el sentido mágico del deporte.

Nacida un 26 de junio de 1911 en Port Arthur, Texas, fue la sexta de los siete hijos que trajeron al mundo la pareja de inmigrantes noruegos formada por Nickolene Ole y Hannah Marie Didriksen. Ole Didriksen era marino y carpintero, su esposa en cambio fue una gran patinadora en Noruega. De su padre heredó la intrepidez y fortaleza de un medio tan bonito y duro como el marino y, de su madre el armonioso gen deportivo que estableció su diferencia con el resto de los mortales.

Mildred llegó al mundo con aquella carga genética especial para el deporte, pero sin duda su infancia marcó y encaminó su destino hacia las actividades deportivas, en las que fue absolutamente mágica y única. En 1915 su familia se trasladó a Beaumont, Texas, donde los niños, con el apoyo de sus padres, crecieron educados en el culto deportivo, practicando actividades físicas en un rústico gimnasio que Ole construyó en el patio trasero del hogar familiar. Mildred "Babe"  Didrikson, que cambió la ortografía de su apellido, adquirió su apodo jugando al béisbol con los chicos del barrio, que identificaron en la destreza de Mildred el legendario golpeo de Babe Ruth, uno de los jugadores profesionales de béisbol de Grandes Ligas de mayor talento y más populares de la historia.

Pronto sus excelsas cualidades para el deporte se dejaron sentir en otra especialidad, aquella niña cuyo brazo de acero era la extensión de un bate que ponía la bola en órbita, se destapó como una gran jugadora de baloncesto en la escuela secundaria de Beaumont. Durante su último año de secundaria, se ofreció por 75 dólares al mes para jugar en el equipo de la Compañía Aseguradora de Dallas. Para evitar perder el status de aficionado, recibía el sueldo por su "trabajo de secretaria" en la misma. Ingresó en el Golden Cyclones, equipo de baloncesto femenino de la compañía, al que entre 1930 y 1932 llevó a dos finales y un campeonato nacional, siendo elegida para el All-American en cada una de las temporadas. Su excepcional versatilidad atlética hizo posible que la compañía ampliara el programa de deportes femenino más allá del baloncesto.

Didrikson representó al equipo deportivo de la compañía en ocho de cada diez eventos de pista y campo en el Campeonato Amateur Athletic Union de 1932. En siete modalidades de la competición la poderosa mujer texana desplegó su abrumador dominio, obtuvo el primer lugar en peso, jabalina y béisbol, en ochenta metros obstáculos y salto de longitud. Empató en el primer lugar en el salto de altura y terminó cuarta en el lanzamiento de disco. Como en el caso de la Princesa Diana de las Amazonas, sus excepcionales cualidades parecían proceder directamente del poder de los dioses, en tres horas la Wonder Woman del deporte femenino pulverizó cuatro récords mundiales, y acumuló treinta puntos, ocho más que todo el equipo que ocupó la segunda posición en el Campeonato. Las marcas obtenidas en el lanzamiento de jabalina, vallas y salto de altura, le valieron para su calificación para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles de 1932, donde participó en cinco disciplinas deportivas y batió récords mundiales en lanzamiento de jabalina (43,69 m) y 80 m vallas (11,7 seg). Babe consiguió las medallas de oro en lanzamiento de jabalina y vallas y, a pesar de lograr la misma marca que la mejor clasificada en el salto de altura, obtuvo la medalla de plata por la polémica aplicación de una regla de dudosa legalidad. Por ello a su regreso a Texas recibió una bienvenida a la altura de su figura, con honores heroína.

Una vez retomada su carrera y cuando había comenzado una nueva temporada con los Golden Cyclones, fue inhabilitada por la Unión Atlética Amateur. La razón, su aparición en un anuncio de automóviles, su familia pasaba por apuros económicos, y Didrikson no dudó en sacar rendimiento a su popularidad. A partir de ese momento se convirtió en profesional e intentó ganar todo lo posible por su condición de celebridad deportiva. El alma del soñador sale de viaje y vuelve a casa con los recuerdos de lo que ha visto, y todos aquellos soñadores que acudieron en busca de la figura legendaria de Mildred, no descubrieron a aquella mujer acusada de poca feminidad, sino la excelsa capacidad atlética de una deportista multidisciplinar. Y aunque a la pregunta de un periodista de si había alguna cosa a la que no hubiera jugado contestó: "Sí, a las muñecas", hizo una labor de valor incalculable para la integración y evolución de la mujer en las diversas disciplinas deportivas.

Su vida es absolutamente apasionante, llegó a hacer una pequeña incursión en el vodevil tocando la armónica, como su madre practicó patinaje, brilló en el ciclismo y dejó su sello en campeonatos de billar. Durante los años siguientes organizó un equipo de baloncesto, denominado "Babe Didrikson All Americas" con el que se recorrió todo el país. Pero para la personalidad inquieta y absolutamente competitiva de Babe no era suficiente, por ello se entregó en cuerpo y alma a una nueva pasión y un gran desafío: el golf. Mildred no descansó hasta ser la mejor jugadora del circuito femenino, exprimió al máximo las lecciones que recibió de Stanley Kertes. Cuando comenzó a jugar al golf entrenaba entre ocho y diez horas diarias y su evolución no fue encajada demasiado bien por la Asociación del Golf de Estados Unidos, que tras conseguir la victoria en 1935 en el Torneo Femenino Amateur de Texas, indicó que no podía seguir siendo aficionada, pues "había competido profesionalmente en otros deportes".

Durante esta época conoció a George Zaharias, luchador profesional y promotor deportivo que se convertiría en su marido. Su casamiento con George le hizo recuperar su derecho a competir de forma amateur. Mildred fue figura referencial del golf femenino amateur y en el año 1946, consiguió ganar trece campeonatos consecutivos, entre los que se incluía el Amateur de Estados Unidos. Al año siguiente se convirtió en la primera americana en ganar el Open aficionado británico. Todo ello hizo que durante tres años -entre 1945 y 1947- fuera nombrada "Mujer Atleta del Año" por la agencia AP.

En 1948 pasó al profesionalismo y consiguió el triunfo en el Open USA femenino, en el Campeonato del Mundo y el Open "All America". Didrikson amplió su dominio aplastante en la LPGA "Ladies Professional Golf Association", fundada en 1949 por Babe, su marido, Patty Berg y Fred Corcoran. Una asociación que fue base fundamental para la proporción a las mujeres golfistas profesionales de un circuito de torneos. Durante los siguientes años -repitió victoria en 1950 en el Open USA y el campeonato del Mundo en 1949, 1950 y 1951-.

En 1950, la Associated Press la eligió como la Mujer Deportista del medio siglo. Nada está en el intelecto que no haya estado primero en los sentidos y para todo historiador que se precie de conocer la evolución del deporte femenino, representa una herejía no haberse emocionado investigando el apasionante perfil biográfico de Babe. Una supermujer que parecía imbatible, pero que en abril de 1953 recibió el más duro revés de su vida. En un examen rutinario le fue detectado un cáncer, se sometió a una colostomía y los médicos le extirparon el tumor, pero descubrieron que éste se había extendido por los nódulos linfáticos y que era inoperable. Aquellos galenos predijeron que jamás volvería jugar un torneo de golf, pero catorce semanas más tarde, Wonder Woman echó abajo todas las teorías de la ciencia. Jugó su primer torneo y completó una temporada maravillosa, consiguiendo su tercer Open de Estados Unidos y otros cuatro títulos más, que motivaron que también recibiera su sexto trofeo a la "Mujer Atleta del Año" y el Trofeo Ben Hogan.

Retratada como una superviviente por la prensa, Didrikson jugó para los beneficios del fondo del cáncer y pese a los cada vez más insoportables dolores que sufría, mantuvo en lo más alto y hasta el último segundo su carismática presencia. Desafortunadamente en junio de 1955 su acerada complexión quebró ante el destino, Babe se vio obligada a regresar al Hospital John Sealy en la Universidad de Texas Medical Branch, en Galveston para un diagnóstico más profundo. El tratamiento médico fue incapaz de contener la propagación del cáncer, y Didrikson pasó gran parte de los quince meses restantes de su vida en el hospital.

En septiembre de 1955 fundó junto a su esposo el Fondo Babe Didrikson Zaharias, que financió una clínica para el estudio del cáncer. Finalmente un 27 de septiembre de 1956, en el Hospital John Sealy, la elegida por los dioses, Wonder Woman, junto con Superman y Batman, integrante de la "Trinidad" de DC Comics, sucumbía a su condición mortal. Contaba con 45 años de edad, y desde ese mismo instante el concepto de eternidad se apoderaba de su ya mítica figura. Babe Didrikson legaba como imborrable recuerdo su armonía muscular, una completa coordinación física y mental, pero sobre todo su incesante desafío al pensamiento racional, que impone limitaciones al concepto de relacionarse de una persona con el cosmos. Pues esta maravillosa mujer de poderes telúricos, sus 1,68 metros de un físico portador de la dureza del tungsteno y la armonía de un cisne, mantuvieron una estrecha relación con la cosmogonía deportiva femenina, donde las estrellas dibujan una leyenda que sigue aguardando el momento en el que otra heroína nos conduzca al nirvana del recuerdo.

Foto 1: pinterest.com

Foto 2: www.dctkd.org

Foto 3: http://fineartamerica.com

Foto 4: http://app1.kuhf.org/texas-originals.php

VAVEL Logo
Sobre el autor
Mariano Jesús Camacho
Diez años escribiendo para medios digitales. Documentalista de la desaparecida web Fútbol Factory. Colaboré en la web deportiva italiana Sportvintage. Autor en El Enganche durante casi cuatro años y en el Blog Cartas Esféricas Vavel. Actualmente me puedes leer en el Blog Mariano Jesús Camacho, VAVEL y Olympo Deportivo. Escritor y autor de la novela gráfica ZORN. Escritor y autor del libro Sonetos del Fútbol, el libro Sonetos de Pasión y el libro Paseando por Gades. Simplemente un trovador, un contador de historias y recuerdos que permanecen vivos en el paradójico olvido de la memoria.