El Livorno y el Atalanta saltaban al campo con necesidades diametralmente opuestas. Mientras los de Colantuono atravesaban y disfrutaban un momento dulce y tenían las miras puestas en objetivos europeos, los de Nicola sumaban ya siete partidos sin una victoria que ofrecer a sus seguidores, desde el 15 de septiembre. Muchos partidos, realmente demasiados. El Livorno necesitaba sumar, ya, para no entrar de lleno en la lucha por la permanencia.

La necesidad no se transformó en nervios y prisas, empujó a los locales desde el primer momento y en los primeros minutos Siligardi ya tuvo ocasión de abrir el encuentro. Consigli se mantuvo firme en esta ocasión, pero poco tardó el equipo local en volver a la carga.

Corría sólo el minuto 11 de partido cuando Paulinho recogió una asistencia de Greco e inventó un gol de vital necesidad para los suyos. Consigli, que había salvado los muebles hacía escasos minutos, no pudo hacer nada más que sentarse y observar como el balón se colaba al ladito de la base de su palo. El gol fue festejado como bien se merecía y sentó la base de tan necesitada victoria.

Liberadas las primeras tensiones los de Nicola se setían cómodos y el Atalanta no supo reponerse del golpe. Y una vez más Sigarini tuvo que salvar un gol de Siligarsi. El Atalanta acusaba el golpe, un golpe que fue mazazo cuando llegó la expulsión, justa, de Carmona.

Tras el descanso los equipos aclararon ideas y los de Colantuono rearmaron su juego. Incluso con uno menos los visitanes se sacudieron las penas e intentaron controlar el campo. En cierta medida lo consiguieron, pero el Livorno llevaba demasiado tiempo esperando una victoria y no la iba a rendir.

El Atalanta se hizo con el balón, pero los contragolpes locales creaban mucho más peligro que toda la posesión rival. En una ocasión Scaloni salvó a su equipo de sufrir un gol que habría sentenciado el duelo y continuó con las esperanzas de puntuar. Esperanzas que sólo el cruel palo les negó. Ya que con el tiempo casi agotado Duncan mandó un preciso tiro que el palo y la fortuna decidieron escupir.

No era el día del Atalanta, a pesar de que no dejaron de intentarlo. Victoria justa y muy esperada para el Livorno.