Conte había avisado a los suyos: “Tendremos que estar alerta  y concentrados desde el primer minuto hasta el último”. Podía avisarlos contra Drogba, contra la presión, contra el público… pero nunca podría haber imaginado que los dejaría fuera del partido el tiempo. Nunca podría haber imaginado que ese “último” minuto sería el 28.

Tanta preparación, tanta ilusión y también tanta presión para jugar el partido más corto del año. A los 28 minutos se ha parado el cronómetro para no reanudarse hasta este miércoles.

Los minutos jugados no fueron gobernados ni por Mancini ni por Conte, por Vidal ni por Sneijder. Los minutos jugados fueron gobernados por el frio y el miedo. Es difícil saber cuál de los dos factores atenazó con más fuerza las piernas de los futbolistas que estaban sobre un verde que se degradaba en blanco. Entrenadores, jugadores y aficionados sabían de la importancia de partido, sabían del oficio del rival y sabían que la Champions no perdona errores.

Y en consecuencia los primeros minutos del encuentro, como si de boxeo se tratara, los futbolistas los dedicaron a medir distancias, fuerzas y miedos. Apenas un par de balones colgados al área y cazados, como no podía ser de otra manera, por Llorente y Drogba fueron dignos de un ¡Huy! del aficionado. Aún con el calor de la grada… los pies estaban fríos, pero las cabezas aún más frías. El duelo sin duda habría evolucionado, paulativamente, a medida que uno de los equipos se viera fuera, hacia el drama y la desesperación, hacia la euforia y la liberación… pero lo que evolucionó fue el cielo y el verde. Hacia el negro y el blanco.

Una tormenta de nieve y granizo trajo primero un balón rojo y una reunión de capitanes después. Inan, Buffon y Proenca estuvieron de acuerdo al instante. El campo se había cubierto de varios centímetros de hielo y nieve. Una estampa muy navideña, el campo estaba ideal para hacer fotos, pero impracticable para el fútbol.

Los trabajadores del estadio se afanaron en su intento de limpiar el campo. Liberaron las áreas e intentaron pintar las líneas rojas. Pero el temporal no dio tregua y cada palada de nieve que fatigosamente se retiraba del rectangulo de juego, era rápidamente sustituida y redistribuida por más y más procedente de unas nubes caprichosas. Las previsiones daban lluvia y quizás nieve, pero no se preveía tan implacable temporal. 

El miércoles a la una de la tarde (hora española), resolución final del partido. 

Foto: gazzetta.it.

VAVEL Logo
Sobre el autor