Marruecos acogerá durante los próximos días la edición de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA. El país del norte de África verá como los campeones de las máximas competiciones de cada conferencia, así como el campeón de liga nacional del anfitrión, se enfrentan para dilucidar quien se alza con el trono de la máxima mención mundial a nivel de clubes. Sin duda, sería totalmente utópico cotejar dicho trofeo con el que sería su símil a nivel de combinados nacionales. Pero, a muchos grandes que otrora parecían superiores se les atragantó para que en ediciones posteriores se convirtiese en un trofeo objetivo. Un entorchado que lleva consigo un recorrido largo y que sirve como premio a una trayectoria impecable durante los 365 días anteriores, batiendo a rivales de su continente.

Muchas historias escondidas y varios son los nombres propios que aparecen en la edición marroquí. Sobremanera aparece el más que posible reencuentro entre Guardiola y Ronaldinho, en lo que se supone será la última oportunidad del mágico centrocampista brasileño de conseguir este trofeo. Barcelona como punto en común y el técnico de Santpedor como el artista que borró la sonrisa del astro que iluminó el Camp Nou tras años de opacidad para engrandecer la historia culé. El entrenador actual del Bayern selló un año perfecto en clave blaugrana con la consecución del sextete, algo que podría emular ahora como máximo responsable de la plantilla bávara. Eso sí, siendo Jupp Heynckes quien consiguiese ganar Copa, Bundesliga y Champions League.

Dos cuadros favoritos y debutantes, Bayern y Atlético Mineiro, que entre sí presentan una diferencia de nivel más que plausible. Mientras que los alemanes aterrizan en tierras africanas como uno de los equipos más en forma a nivel mundial, los brasileños tratarán de rendir como sus predecesores para así igualar a cinco el número de campeones de CONMEBOL y UEFA. Con un centro del campo basado en el éxito pretérito europeo a primer nivel (Josué, Gilberto Silva, Rosinei) e incluso a nivel continental con Dátolo, llegan desde Minas Gerais con la ilusión de hacer frente al transatlántico germano. Aunque con la baja de uno de los futbolistas más desequilibrantes y decisivos en la pasada Copa Libertadores, Bernard.

Presumiblemente un escalón por debajo, pero cada año un poco más cerca, se sitúan las confederaciones CAF y AFC. Este año los chinos del Guangzhuo Evergrande y los egipcios del Al-Ahly buscarán un hueco en una final que por regla general enfrenta a sudamericanos y europeos. Desde oriente llega un equipo de un país en alza, liderados por Marcello Lippi desde el banquillo, y uno de los jugadores mejor pagados del mundo, Darío Conca, desde el terreno de juego. La delantera brasileña Muriqui-Elkeson tratará de intimidar a las zagas rivales, respaldados por una corte de futbolistas nacionales de nivel internacional. Por su parte, en el Al-Ahly destaca la figura de un mito egipcio, Mohamed Aboutrika. Miembro de los faraones durante años pondrá el fin a su exitosa carrera en el Mundial de Clubes. Poco conocido fuera de África, el elegante centrocampista dejará un recuerdo imborrable en la memoria del equipo de El Cairo y de todos los amantes del balompié.

A caballo entre África y Asia podríamos encuadrar a norteamérica. O más bien al equipo representante de la CONCACAF, Monterrey. Por tercera vez consecutiva, los Rayados tratarán de mejorar sus anteriores participaciones sirviéndose de la experiencia y de un plantel con figuras contrastadas. Basanta, capitán de la escuadra mejicana, evidenció dicha ambición en los días previos al debut de su equipo: “Esta vez nos hemos fijado como meta alcanzar la final, aunque somos conscientes de la dificultad de este torneo”. Con también jugadores de pasado en el viejo continente y en el hemisferio sur americano, como es el caso de Humberto Suazo o el César Delgado. Tanto el ‘chupete’ como el ‘chelito’ son dos de los jugadores más temibles de la competición, hasta el punto que no hace mucho el argentino era pretendido por el Málaga para su aventura europea del pasado curso.

Como outsiders y cenicientas nos encontramos con el Auckland y el Raja Casablanca. El representante oceánico arriba con la perenne etiqueta de equipo débil, como ocurre con el combinado nacional en ediciones de Copa Confederaciones. Un equipo amateur compitiendo con cuadros de un nivel infinitamente superior que tratará de disfrutar la experiencia y agrandar su distancia con el resto de clubes de Oceanía. En Marrakech y Agadir tratarán de disfrutar con su equipo, el marroquí Raja Casablanca, que tras inaugurar el Campeonato de Clubes en el año 2000 y haber caído con el Real Madrid no ha vuelto a participar en el torneo. Se presupone que la presencia sea testimonial y no vaya más allá de la segunda fase, cuando se enfrenten a Monterrey los marroquís tras haber derrotado a Auckland en la jornada inicial.