Tras una agitada semana en el mercado invernal, era el momento en el que el Cardiff debía dar el do de pecho en el campo. La posición de colista en la clasificación y siete encuentros ligueros consecutivos sin conocer la victoria no admitían más tropiezos para los galeses. Llegaba como visita un Norwich que no pasaba excesivos agobios en la lucha por la permanencia pero al que puntuar en tierras galesas le podía hacer mucho bien.

El Norwich se adelantó en una gris primera parte

Apenas tuvieron que transcurrir cinco minutos de encuentro para que los fantasmas de siempre se aparecieran al equipo de Solskjaer. Snodgrass anotó a placer el 0-1 después de que Olsson le pusiera el tanto en bandeja tras una internada por la izquierda.

El coraje de Bellamy y la calidad de Noone no parecían suficientes para que los galeses creasen peligro durante este primer tiempo, en el que Ruddy apenas tuvo trabajo debido a la tibieza en ataque de los locales.

Esa vulnerabilidad ofensiva tendría su antes y su después con el tempranero cambio de Whittingham por Zaha. El flamante fichaje invernal del Cardiff revolucionó el ataque de los suyos, lo que verdaderamente se vio tras el paso por los vestuarios. Hasta el descanso hubo muy poco que contar en el Cardiff City Stadium, donde los aficionados presenciaron un plomizo encuentro que los canaries tuvieron bastante controlado.

Remontada express tras el descanso

Si los primeros 45 minutos fueron para bostezar, los siguientes 45 lo compensaron en un segundo tiempo que tuvo de todo. Los bluebirds espabilaron y se lanzaron al ataque, espoleados por un Zaha que parecía aportar algo completamente distinto a lo visto durante la temporada: mucha calidad. Tras aprovechar un regalo de la defensa visitante, suyo fue el pase filtrado que Bellamy culminó para poner las tablas en el marcador.

Apenas un minuto después de la consecución del 1-1, Jones remataría en 2 tiempos un balón servido desde la derecha para terminar de darle la vuelta al marcador. La afición local estallaba de júbilo y el delantero de Trinidad y Tobago, también llegado este invierno, celebraba su goleador debut con sus conocidas volteretas. Corrían 50 minutos de partido y aún quedaba mucho que sufrir para los galeses.

Marshall y los postes evitaron que se moviese el marcador

El Norwich buscaría la reacción con un disparo de Johnson que se colaba por la escuadra, pero la punta de los dedos de Marshall y el travesaño se interpusieron en el camino del gol. Era el comienzo de la genial exhibición que se marcaría el portero escocés.

Los locales tuvieron durante buena parte del segundo tiempo un encuentro apacible, hasta que llegaron los últimos minutos y, como tantos otros partidos, el miedo los atenazó. La segunda gran parada de la tarde de Marshall llegó con una felina mano con la que salvó un disparo de Redmond que más de uno debió ver dentro antes de tiempo. La jugada sucesiva acabaría siendo sacada por Bellamy bajo los palos, cuya actuación de hoy también merece ser subrayada.

El equipo de Chris Hughton, que había mejorado notablemente con los cambios, rondaba el gol y se lanzó definitivamente a la desesperada. Pudieron encontrarlo con un remate de Leroy Fer, pero ahí estuvo de nuevo Marshall, evitando el empate con otra buena mano. A los 86 minutos, los canaries constataron que no tenían su tarde después de que un cabezazo de Snodgrass en jugada de córner mandara el balón a la madera.

Resistió el Cardiff y finalmente los tres puntos se quedaron en la capital galesa. Importante victoria para los bluebirds, que tienen los puestos de salvación a tiro de piedra y dejan de ser colistas tras sobrepasar al Fulham en la clasificación. El Norwich, por su parte, se acerca peligrosamente a los puestos de descenso, de los que les separa dos puntos. Quisieron y probablemente merecieron otro desenlace los de Chris Hughton, pero toparon con un muro infranqueable llamado Marshall