Holanda será, posiblemente, el mejor equipo que nunca ganó un Mundial. Laboratorio del actual sistema de juego del FC Barcelona y de la Selección Española, la nombrada ‘naranja mecánica’ fue el furor y la gran sorpresa del Mundial de Alemania del 1974, que se llevó la selección anfitriona. Juego de toque, posicionamiento, una presión asfixiante al cuero y la capacidad de llevar en su punto más excelso cada uno de los principios que rigieron al equipo de Rinus Michels.

Jongbled, Suurbier, Haan, Rijsbergen, Krol, Jansen, Neeskens, Van Hanegem, Rep, Cruyff y Rensenbrink. Once nombres que todo un país no olvidará y que quedará en las mentes para todos los amantes del fútbol. Once chicos con parecidos razonables y un peinado con cierta retirada a los Beatles. Los creadores del ‘Fútbol total’.

El fútbol en Holanda hasta los años 70 no había destacado especialmente. A partir de esa década empezó a hacerlo, y de qué forma. En el panorama internacional apareció para revolucionar la forma de pensar y ejecutar el deporte rey. Durante tres años consecutivos (1971, 1972 y 1973) el Ajax había logrado alzarse como campeón de Europa ganando sus primeras Ligas de Campeones de la UEFA. Ajax y Feyenoord, los dos equipos de las dos grandes ciudades de los Países Bajos (Ámsterdam y Rotterdam respectivamente) aportaron ocho de los once jugadores que disputaron la final.

Fotografía: El Gráfico

A pesar de que no lograron alzarse campeones del mundo en 1974, su fútbol les llevó a hacerse un hueco en la historia de los mejores equipos que han existido y llevó a ser el origen del mejor Barcelona con Guardiola como constructor. Cruyff trajo el ‘fútbol total’ al club catalán y creo la precuela de lo que ahora define la ‘marca de la casa’, que empezó en Wembley el 1992.

Aunque que las participaciones de Holanda en los Mundiales hasta ése año habían sido más que tímidas (sin superar la fase de grupos o directamente, sin clasificarse), el siguiente mundial, el de 1978, también lograron llegar a ser finalistas. La sede fue Argentina, y el trofeo volvió a quedarse en casa como pasó en Alemania. La albiceleste se vengó del 4-0 que los de Michels le plantaron en el último campeonato.

‘La naranja mecánica’ sólo se erigió campeón de una Eurocopa, que sabe a poco por todo lo que supuso para el fútbol ese equipo. En 2010 volvieron a llegar a la final del Mundial de Sudáfrica. Esta vez fue distinta. Las ansias por conseguir ese título que ya habían podido saborear en dos ocasiones y que merecieron, pudieron con lo que les había definido según la hemeroteca y tiraron de un fútbol defensivo y sucio. ¿El resultado? Abatidos por el ‘fútbol total’ de la Selección Española, que hizo suyo un sistema que nació en Países Bajos 36 años atrás.

La senda hasta la final

La travesía por el Mundial del 74 de la Selección Holandesa fue plácida para los tulipanes. Un total de 5 victorias, un empate y una derrota sentenciaron un campeonato para recordar para todos los amantes del fútbol. Sólo una derrota. Pero una decisiva; la final.

Como toda historia hay que empezar por el principio, y es que Holanda, que hasta entonces sólo había llegado en dos ocasiones a la primera ronda (1934 y 1938), terminó la fase como primera de grupo. El Grupo C estaba configurado por Suecia, Uruguay, Bulgaria y los protagonistas de este reportaje. El primer encuentro fue contra Uruguay y terminó con una plácida victoria de 0-2. El segundo partido decepcionó a aquellos que se empezaban a ilusionar con los de Michels: Empataron sin goles frente a Suecia. El tercer y último encuentro de esta primera fase fue contra Bulgaria, con un 1-4. En este encuentro contra ‘los leones’, se vio a la mejor ‘naranja mecánica’ y fue una pequeña muestra de lo que estaba por venir.

Fotografía: Mundo Deportivo
Fotografía: Archivo histórico del Mundo Deportivo

La segunda ronda enfrentó a los de Países Bajos con Argentina, Brasil y Alemania del Este. El primer partido fue contra la albiceleste. El baño que cayó sobre los argentinos (4-0) se puede resumir con una frase de uno de los jugadores que la vivieron, Quique Wolf: "Fue la única vez en mi vida que sentí impotencia en un campo. Nos pasaron por encima, literalmente. Ahora lo veo y no parece tanta la diferencia, pero aquel día me quise morir".

Para ‘la Canarinha’ y los alemanes tampoco tuvieron alguna compasión. La siguiente víctima fue la Alemania Democrática, que cayó con un 0-2, resultado que se repitió ante los cariocas. Los holandeses quedaron como ganadores del grupo 1 y ya se conocía su rival para la final: los anfitriones, Alemania Federal.

Un final agridulce

Viento en popa y a toda vela, los tulipanes se plantaron a la final. El rival era duro: La selección anfitriona. Pero parecía que no hubiera techo para la mejor Selección Holandesa de todos los tiempos, y menos con Cruyff entre sus filas. Ambos cuadros salieron presentando las siguientes alineaciones:

Apenas un minuto después de que el árbitro silvara el inicio de la gran final que coronaria a alemanes o holandeses como campeones del mundo, Cruyff, la gran estrella de la 'naranja mecánica', fue derribado dentro del área por Vogts. El castigo para los anfitriones fue la pena máxima: penalti. Neeskens fue el encargado de materializar esa gran oportunidad en el gol que adelantaría al cuadro orange y pondría presión sobre los alemanes, capitaneados por Beckenbauer.

Con la tranquilidad de haberse adelantado en el marcador, los de Michels hicieron lo que mejor sabían: Abusar de un 'total fútbol' llevado a la perfección. Los teutones no se rindieron en su cabezonería por alzarse campeones y en el minuto 26 encontraron su gran oportunidad. Si de penalti llegó el primer tanto, de la misma forma llegó el empate. Jansen derribó en el área de Jongbled a Hölzenbein y Breitner puso en tablas la final.

Neeskens anotando de penalti. Foto: Mundo Deportivo

El partido cambió por completo. Los teutones se hicieron con el balón y los tulipanes se vieron obligados a jugar al contragolpe en contra de la naturaleza de su equipo. Pese a esto, casi consiguen volver a mandar el balón al fondo de la red con un disparo de Rep que Maier no tuvo problemas en neutralizar. Estaba a punto de terminar la primera parte cuando Bonhof se desbordó por la derecha, centró el esférico esperando la llegada de Müller, que no perdonó y dio el título al cuadro alemán.

Durante la segunda parte, pese a los intentos de 'la naranja mecánica', los teutones supieron cómo manejarles y Maier salvó todos los disparos envenenados de Cruyff. No hubo más goles en el segundo tiempo y el título se quedó en casa.

Vea la histórica final:

Apuntes tácticos de ‘la naranja mecánica’: juego de posicionamiento

Han pasado 40 años del Mundial de Alemania, pero la forma de jugar de la Selección Holandesa ha dejado huella y no se ha olvidado. Fueron los precursores del ‘Futbol Total’ que sorprendió y encandiló a todo el planeta. Una cultura de juego basada en un sistema 4-3-3 que creó escuela y en el juego de toque. El mismo estilo que instauró ‘la naranja mecánica’ del 1974 fue el que precisa e irónicamente le arrebató el trono de campeones del mundo en el Mundial del 2010 en Suráfrica, de la mano de la mejor Selección Española de la historia.

Este equipo y este fútbol fueron los que inspiraron a Guardiola, probablemente por haber bebido en su etapa de jugador de las ideas de Johan Cruyff, que capitaneó a ‘Los tulipanes’, en el mejor Barcelona de la historia y uno de los ya considerados mejores equipos del mundo. Pero, ¿cuáles fueron los rasgos de ese fútbol que maravilló al mundo?

Uno de los principios con el que quiso experimentar Rinus Michels, y en el mejor escaparate posible, fue partir de un dominio posicional, cerrando huecos y dificultando la salida de balón del rival. Con el objetivo de evitar entrar en fases defensivas del juego, cada vez que el rival tenía el cuero se generaba una red de jugadores alrededor suyo, forzando el pressing individual para evitar la transición rival.

El dominio del espacio, mostrando anticipación en las transiciones sin balón, llegaba a tal punto que el pressing realizado sobre los jugadores se hacían con cierta orientación, para hacerlos equivocar y recibir el balón donde ellos querían, incluso con ya posibles receptores del cuero. En el control de las transiciones destacó especialmente Wim Rijsbergen, clave en el sistema de juego de Rinus Michels y que se caracterizaba por su gran destaque en calidades de posicionamiento. El hecho de crear ventajas sin balón llevó a adelantar las líneas hasta la zona de creación y a llegar al concepto del fuera de juego.

Todo esto con un Cruyff que comprendía y aplicaba a la perfección esta filosofía espacial capitaneando la ‘selección orange’. La técnica y la táctica ‘del flaco’ y su forma de entender el juego, su electricidad en los últimos metros, llevaron a Holanda a ser la sorpresa del Mundial. La presión, a pesar de parecer sobre el jugador que conducía el balón, era sobre el esférico, como bien explicó Cruyff en repetidas ocasiones.