Un año histórico, el de 1934, que reúne la primera entrega de las cinco que formarán el serial de “Reyes sin corona” en la cobertura previa que VAVEL hará del Mundial de Brasil 2014. Supuso una gran oportunidad para ratificar el paso triunfal del fascismo por medio de un logro deportivo de enorme resonancia.

Un total de 16 selecciones, incluida la anfitriona –la propia Italia-, debieron ganarse su presencia la fase eliminatoria. Uruguay, acogedora en 1930 de la cita primera cita mundialista y de la que salió campeona, decidió no participar como respuesta a la negativa italiana de acudir a su campeonato en 1930 y para mostrar su rechazo al régimen fascista de Mussolini.

El Duce, en una conversación con Giorgio Vaccaro, presidente de la Federación Italiana de Fútbol y miembro del Comité Olímpico Italiano, le amenazó de la siguiente manera:

-"No sé cómo hará, pero Italia debe ganar este campeonato".

-Vaccaro: "Haremos todo lo posible...".

-Mussolini: "No me ha comprendido bien, general... Italia debe ganar este Mundial. Es una orden".

Ya el asistente técnico de Checoslovaquia, Rudolf Josef Pelikan, afirmó que la selección checoslovaca jugaría mejor que en la semifinal ante Alemania pero, sin embargo, terminó anticipando una derrota ante Italia en la final. El que fuera mano derecha del seleccionador, Karel Petrú, atendió en la previa a la final al diario italiano La Stampa, en la pequeña localidad de Frascati. Es allí donde el equipo checo se concentró hasta el sábado por la nocheantes de viajar en automóvil a la capital italiana para disputar el partido decisivo de la Copa del Mundo de 1934.

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Con estas palabras, se refería a la prensa, así de certero: "¿Has visto cómo han jugado los checos contra los alemanes? Bueno, el domingo jugaremos aún mejor contra los italianos. No es una cosa imposible jugar mejor que como lo hemos hecho. No era un partido para comprometerse demasiado contra los alemanes: siempre atacan, pero no definen nuca... Pero contra los italianos estaremos mucho más decisivos. Sin embargo, ustedes juegan mejor, es indiscutible. Pero, además de jugar mejor, tienen algo inexplicable, un quid de voluntad y de energía indomable, que les hace ganar incluso a los que son más fuertes que ustedes".

El propio Pelikan tenía fé ciega en su arquero, en Planicka, hasta tal punto de decir que si el cancerbero tenía “una buena jornada” ante Italia, se defenderían “con uñas y dientes”. Rudolf daba ya por favoritos a los italianos, en la previa del choque, decía que si el partido se jugase en Praga, la selección checoslovaca “rendiría más”. A la pregunta de “¿Qué cosa espera, para la final del domingo?”, respondió lo siguiente: “Una victoria italiana. Nuestros atletas perderán con todos los honores y esperaremos el año próximo a los italianos en Praga, por la revancha”. La carrera hasta llegar a la final de este Mundial, no fue nada fácil para ninguno de los equipos. Italia, para proclamarse campeona, tuvo que doblegar a tres huesos duros de roer como España, Austria y por último, Checoslovaquia. Aunque fuese en el duelo contra los españoles -dos partidos- en cuartos de final según dicen, cuando los árbitros consintieron desde patadas salvajes hasta goles ilícitos como contribución a la gesta italiana.

Nejedly, goleador agridulce

Con cinco goles convertidos en cuatro partidos disputados, el delantero checoslovaco Oldrich Nejedly se consagró como el máximo goleador del campeonato del mundo, superando al alemán Edmund Conen y al italiano Angelo Schiavio. Sus virtudes técnicas y su capacidad física lo convirtieron en un arma letal para cualquier adversario. El atacante de 24 años marcó su primer gol a los 28 minutos del segundo tiempo del partido de octavos de final frente a Rumania. Ese día, Checoslovaquia ganó 2-1 en el Estadio del Littorio de Trieste y logró el pasaje para los cuartos, donde enfrentó a Suiza. Ante los helvéticos, Nejedly anotó su segunto tanto en el torneo, el tercero de la victoria 3-2.

En semifinales se consagró. En el Estadio del Partido Nacional Fascista, el artillero nacido en la ciudad de Rakovník brilló como nunca en su carrera y fue el gran artífice de la victoria a su equipo. Con tres goles bajo su firma, Checoslovaquia derrotó por 3-1 a Alemania, uno de los grandes favoritos. Sin embargo, en la final fue desactivado y no vio puerta contra Italia. Olda finalizó la Copa del Mundo con una sensación agridulce. Por un lado, sufrió la dura derrota de su equipo en la definición y, por el otro, se coronó como el máximo anotador del torneo. Además, logró un reconocimiento que quizás es más valioso aún: se destacó como uno de los futbolistas más técnicos de la competencia.

Se mantuvieron las pelotas de tiento, con gajos rectangulares.

El equipo checoslovaco desenfundó su peculiar estilo de juego, combativo, duro, correoso, y más bien representativo del fútbol bohemio que no daba ni un solo instante la posibilidad de ser derrotado. De hecho, se tuvo que precisa de prórroga para conocer un ganador, fueron 120 minutos de juego. Eso sí, aquel equipo tenía una cohesión tremenda, se conocían a la perfección y jugaban como en familia: siete del Slavia y cuatro del Sparta de Praga formaban en su alineación, prácticamente. La astucia y la experiencia, también eran puntos fuertes de este equipo, e incluso hubo períodos del encuentro en los que fueron claramente superiores al conjunto italiano.

Tenían a un cancerbero, cual coloso, que parecía imbatible, por momentos incluso recordaba a Zamora en el primer encuentro de Florencia. Sin embargo, los únicos tiros que consiguieron tumbar al arquero fueron los del máximo goleador del torneo, Orsi, y el de Di Schiavo. En la línea de medios, contaban con la presencia de Cambal, que si bien fue el mejor hombre sin duda en el centro del campo, se mostró fatigado para aguantar el partido al completo. El más veloz en el ataque visitante, era Puc, de hecho anotó el 0-1 para su equipo consiguiendo batir a Combi.

Planicka no pudo soportar la embestida de los de Pozzo

El primer tiempo terminó cero a cero, sin goles en el marcador, pero con una ligera superioridad del conjunto ‘azurro’ pese a jugar con el viento en contra. En el inicio de la segunda mitad, Italia permitió que su rival tomara la iniciativa y allí comenzaron los inconvenientes. Se iba a adelantar primero Checoslovaquia, cuando Puc recibió un pase en profundidad, avanzó algunos pasos y remató fuerte al ángulo bajo de la izquierda de Combi. Poco faltó para que la ventaja de los visitantes aumentara cuando Combi evitó otro fuerte disparo, esta vez alto y contra el palo, para alejar el peligro de su arco.

Planicka: “El ambiente era maravilloso. Estábamos deseando jugar allí, y conseguir el mejor resultado para la gente de nuestro país"

Sin embargo, el gol encajado, espoleó a los hombres de Vittorio Pozzo, y reaccionaron bien y a tiempo. Orsi, en una acción muy personal, ejecutó el 1-1 con un tiro soberbio, fuerte y preciso, ante el que Planicka no pudo hacer nada. Más tarde, ya en el 95’, vino el tanto de Schiavo, fruto de una acción conjunta con Guaita. Un cañonazo del boloñés batió a Planicka que a pesar de tocar la pelota, no pudo frenarla del todo. El 2-1, terminó de mermar las pocas fuerzas que tenían los checoslovacos y se llegó al final con este resultado.

Los futbolistas, agotados, fraternizaron en el centro del campo. Se fundieron en abrazos mientras que el público ovaciona, conmovido, tanto a vencedores como a vencidos. Los equipos, con los portadores de banderas, se pararon delante de la tribuna de honor. Italia al centro, a la derecha los checoslovacos y a la izquierda los alemanes que en el entretiempo habían hecho su ingreso al estadio, también aplaudidos por la gente en honor a su tercer puesto cosechado. Dio comienzo entonces, la ceremonia de izamiento de la bandera. La primera en subir al escalón más alto fue la italiana, seguida de la checoslovaca y en última instancia, la alemana. La música entonó los himnos nacionales, que la multitud acompañó con un religioso silencio. Al término de la ceremonia, los capitanes de cada equipo, Combi, Planicka y Szepan, subieron a la tribuna de honor, donde el Duce les otorgó sus respectivos premios.

Los números del Mundial de Italia 1934

Partidos jugados 17
Goles convertidos 70
Promedio de gol 4,12
Espectadores totales 395.000
Promedio de espectadores 23.235
Penales sancionados 3
Expulsiones 1