Cuenta Homero en La Ilíada, que Menelao conquistó Troya gracias a un engaño y a un gran caballo de madera. El Rey de Esparta quería recuperar a su esposa, Helena, que había huido de sus palacios con París, el joven hijo del Príamo, Rey de Troya. Volviendo a los tiempos más actuales, al verano de 2010, Italia viajaba a Sudáfrica para defender el título de Campeona del Mundo, quería llevarse a casa a su Helena.

Alemania, Argelia, Argentina, Australia, Brasil, Camerún, Chile, Corea del Norte, Corea del Sur, Costa de Marfil, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Francia, Ghana, Grecia, Honduras, Inglaterra, Japón, México, Nigeria, Nueva Zelanda, Países Bajos, Paraguay, Portugal, Serbia, Suiza, Uruguay, la anfitriona Sudáfrica y nuestra protagonista, Italia se habían reunido a las puertas de Troya, la bella Sudáfrica, con sus rebaños de animales, sus preciosas sabanas bañadas por los rayos de sol, país de tantas historias contadas y por contar.

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La guerra no se antojaba nada fácil. Todas habían llegado en sus gigantes barcos, llenos de guerreros con experiencia, conocedores de todas las artes oscuras de la guerra, pero también con guerreros jóvenes, hambrientos de gloria. Y es que no hay gloria más grande que ser parte de la mejor legión sobre la faz de la tierra. Tantas batallas, tantos guerreros.

Nos volvemos a centrar en nuestra protagonista, Italia, con Marcello Lippi a los mandos. El de Viareggio tenía bajo sus ordenes a 23 guerreros: Gianluigi Buffon, Federico Marchetti, Morgan De Sanctis, Christian Maggio, Domenico Criscito, Giorgio Chiellini, Fabio Cannavaro, Salvatore Bocchetti, Gianluca Zambrotta, Leonardo Bonucci, Daniele De Rossi, Simone Pepe, Gennaro Gattuso, Claudio Marchisio, Mauro Camaronesi, Angelo Palombo, Andrea Pirlo, Riccardo Montolivo, Vincenzo Iaquinta, Antonio Di Natale, Alberto Gilardino, Fabio Quagliarella y Giampaolo Pazzini.

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Las batallas para estar en Sudáfrica

A la guerra sólo van las mejores legiones, y al principio, nadie es mejor que nadie si dicho hecho no queda demostrado. A Italia le había tocado el Grupo 8 junto a Irlanda, Bulgaria, Chipre, Montenegro y Georgia. Esos eran los rivales a batir para viajar a Sudáfrica. La primera batalla tuvo lugar el 6 de septiembre de 2008 en Lárnaca. El rival a batir era Chipre, y La azzurra lo consiguió, 2 a 1 con goles de Efstathios Aloneftis (min. 8) para los locales, y un doblete de Antonio Di Natale (min. 8 y min. 92) para los visitantes.

Cuatro días después, el 10 de septiembre del 2008, Italia se enfrentó a Georgia en Udine. Los guerreros de Marcello Lippi ganaron por 2 a 0 con tantos de Daniele De Rossi (min. 17 y min. 89). El siguiente rival a batir era Bulgaria, el 11 de octubre. Sorpresa. La azzurra no logró pasar del empate a 0 en la ciudad de Sofía. La vida siguió y las batallas también.

15 de octubre en Lecce, Italia gana por 2 a 1 a Montenegro. El gol visitante fue obra de Mirko Vucinic (min. 19), mientras que los locales corrieron a cargo de Alberto Aquilani (min. 8 y min. 29). Cuatro partidos, tres victorias y las tres gracias a dobletes de un jugador distinto. Hasta el 28 de marzo de 2009 no hubo más partidos. Ese día, la azzurra se enfrentó de nuevo a Montenegro, en Podgorica. Segundo envite y segunda victoria por 0 a 2 con goles de Andrea Pirlo (min. 11) y Giampaolo Pazzini (min. 75).

Quedaba un año hasta la gran guerra así que había que seguir ganando para formar parte de las 32 legiones que la iban a disputar. 1 de abril de 2009, en Bari, Italia 1-1 Irlanda. Segundo empate. El tanto de los italianos lo hizo Vincenzo Iaquinta (min. 10), mientras que el de los irlandeses, Robbie Keane (min. 88). 5 de septiembre, en Tiflis, Georgia 0-2 Italia. Vuelta a la victoria y vuelta a los dobletes, en este ocasión de Kakha Kaladze (min. 56 y min. 66).

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Tres partidos más. 9 de septiembre, en Turín, Italia 2- Bulgaria con goles de Fabio Grosso (min. 11) y Vincenzo Iaquinta (min. 42). Penúltima batalla para ir a la guerra. 10 de octubre, Dublín, enfrente Irlanda. La azzurra tampoco logró pasar del empate en esta ocasión, 2 a 2, con tantos de Glenn Whelan (min. 8) y Sean ST Ledger (min. 87) para los locales y Mauro Camaronesi (min. 26) y Alberto Gilardino (min. 90) para los visitantes.

Una más, la final. Fecha: 14 de octubre del 2009. Ciudad: Parma. Rival: Chipre. En esta batalla Italia hizo algo que no había conseguido en toda la fase de clasificación, marcar más de dos goles. Anotó tres, siendo 3 a 2 para los locales el resultado final. Se pasó del doblete al triplete de Alberto Gilardino (min. 78, min. 81 y min. 92). Los goles de Chipre fueron obra de Konstantinos Makridis (min. 12) y Chrysostomos Michail (min. 48). Italia estaba en la gran guerra, viajaba a Sudáfrica.

Comienza la gran guerra

"Qué triste esa mirada, que por un amor ajeno se ve uno obligado, por ti, y por Troya, a ir a la guerra".

Había que ponerse serios, comenzaba la guerra. A los italianos les tocó el Grupo F junto a Eslovaquia, Nueva Zelanda y Paraguay. Sólo tres batallas por delante para que la legión avanzara un poco más hacia su amada Helena, la Copa que les designaba como los mejores del mundo.

La primera de las tres batallas fue ante Paraguay, el 14 de junio de 2010 en el Estadio Green Point, de Ciudad del Cabo. La azzurra comenzaba a dar síntomas de que algo fallaba. No se pasó del empate (1-1). El gol de los italianos fue obra de Daniele De Rossi (min. 63), mientras que el de los visitantes lo hizo Alcaraz (min. 39).

Segunda batalla. 20 de junio en el Estadio Mbombela de Nelspruit. Delante esperaba Nueva Zelanda con las espadas preparadas. La historia se repite e Italia no pasa del empate, de nuevo a 1. Iaquinta (min. 29) para Italia y Smeltz (min. 7) para Nueva Zelanda. Hacía falta una victoria para seguir soñando con volver a ver a la bella Helena.

Llega un momento en la vida de un guerrero, antes de una batalla, en el que toda su vida corre en segundo por delante de sus ojos, el tiempo se detiene y sabe que esta vez será diferente, sabe que no hay otra opción que no sea la de vencer. Pero, ¿es posible ir contra el destino? Italia no pudo.

24 de junio en el Estadio Ellis Park de Johannesburgo. Eslovaquia no iba a soltar prenda. Delante de 53,412 personas, Italia dejó de ser la mejor legión sobre la faz de la tierra y sucumbió con un marcador de 3 a 2. Los tantos de los eslovacos fueron anotados por Kopúnek (min. 89) y Vittek (min. 25 y min. 73), mientras que los dos de la azurra los hicieron Di Natale (min. 81) y Quagliarella (min. 92).

Tocaba volver a casa sin su preciada Helena. Todo había sido en vano. Jugaron mal y así era imposible ganar la guerra. "A mí, más bien, me entristece y me da pena que tan valeroso hombre, enamorado de su tierra y ancla fuerte de su gente, tuviera que perder así la vida, desde la muralla, sólo una triste mirada, Helena de Troya, Helena de Esparta".

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