Christobel Mattingley, australiana, comenzó a escribir a los ocho años. Ya en su plenitud, diseñó una historia que se ubica en los primeros días de la guerra en Bosnia en 1992 y los primeros bombardeos sobre Sarajevo. Para su libro, la autora toma a un niño musulmán de ocho años que vive en esta ciudad como protagonista. De nombre, Asmir.

El pequeño Asmir, junto a su familia, debe huir de Sarajevo y refugiarse primero en Belgrado para, posteriormente, pasar a Austria, dónde les esperan unos amigos de sus padres para darles cobijo en Viena. Asmir no entiende la guerra; "Asmir no quiere pistolas".

Begovic, como Asmir, en el libro, también tuvo que emigrar con los suyos por la guerra

En una de las poblaciones más al sur de lo que actualmente es Bosnia, Trebinje, a casi 250 kilómetros de Sarajevo, nació en 1987 hace 27 años un espigado niño, de la familia de los Begovic. Sus padres eligieron para él de nombre Asmir, como el chico en quién pensó Christobel Mattingley, y como el joven musulmán, Asmir Begovic y los suyos también tuvieron que abandonar su país natal cuando la guerra llegó hasta su ciudad.

Begovic sufrió el ruido de las pistolas

"Emigramos para tener una vida mejor. Cuando se ven las películas y documentales que muestran lo que pasó en mi país... he estado de vuelta en el país en los últimos años y se aún pueden ver las cicatrices. Es muy triste, pero ahora que estamos en otra circunstancia, tal vez se pueda adelante", comentaba Begovic al respecto en una entrevista ya una vez asentado en la Premier.

La segregación que vivieron los países que formaban la antigua Yugoslavia le hizo cambiar su domicilio natal por Alemania a la tierna edad de cinco años. Allí empezó a dar sus primeras patadas, aunque él siempre prefirió enfundarse unos guantes para practicar una de sus grandes pasiones: el fútbol. No había cumplido aún los 11 años cuando de nuevo su familia hizo las maletas, aunque ésta vez, aún más lejos de casa. Se dirigieron a Canadá, al otro lado del Atlántico.

Aventura inglesa

Allí, en Edmonton, y empujado por los locales que veían en sus 196 centímetros un porte excelente para jugar a Hockey sobre hielo, Begovic estuvo a punto de desviarse del camino del fútbol, pero su cariño hacia la pelota le hizo permanecer fiel al cuero. Tanto fue así, que al cumplir cierta edad, decidió viajar a Inglaterra, para probarse con algunos de los clubes del sur de Reino Unido, el Portsmouth.

Begovic, en el Portsmouth (Foto | Getty Images).

En La Armada Azul pronto se dieron cuenta de su calidad, y se hicieron con sus servicios. A sus 16 años firmó por el cuadro inglés, para entrar en las categorías inferiores del Pompey. Llegó al primer equipo en 2005, pero la falta de minutos que en el club anglosajón preveían para él les hicieron decidirse por una cesión. Así que en las cinco campañas siguientes, Begovic defendió otras tantas elásticas diferentes, siempre a préstamo.

Ya en 2009 el Pompey le llamó a filas, le querían como titular. Por desgracia, aquel año el Portsmouth firmó una pésima campaña, que le hizo perder la categoría sumando tan solo 19 puntos. Esta circunstancia, unida a la, a pesar de los resultados, gran campaña de Begovic, le hicieron salir del club que le había dado su primera oportunidad rumbo al Stoke City.

Begovic, con los Potters (Foto | Getty Images).

Desde 2010, Begovic ha defendido los colores de los Potters, confirmando año a año su calidad. Ya desde hace un par de temporadas, Asmir aparece en el radar de algunos de los grandes conjuntos del Viejo Continente, que ávidos de talento bajo palos, reconocen la valía del bosnio para desempeñar ese papel. En el Mundial, Begovic y los suyos tienen una oportunidad histórica, en la primera participación del combinado de Bosnia en una cita grande a nivel de selecciones.

Doble nacionalidad

Debido a su paso por Canadá, Begovic estaba habilitado para jugar tanto con el conjunto norteamericano como con los Lirios de Oro. En las categorías inferiores, el arquero bosnio se decidió por los primeros, llegando a defender la elástica canadiense en la Copa Mundial de Fútbol de la última categoría tanto en 2005 como en 2007.

A partir de pasar a jugar 'con los mayores', Begovic dio el paso de volver a engalanarse con la zamarra de su país, y gracias a sus esfuerzos y los del resto de sus compañeros, consiguieron clasificarse para el Mundial de Brasil, el estreno de Bosnia a gran nivel. Como su tocayo, en "Asmir no quiere pistolas", el portero bosnio sufrió los reveses de la guerra, pero consiguió reconducir su carrera profesional a lo más alto, representando un ejemplo para todos aquellos refugiados que abandonaron, obligados por las cruentas batallas, sus hogares.