La historia la hace la gente. Personas comunes y normales que deciden buscar una explicación o una solución a cualquier problema dado. Un grupo con necesidades se reune y arroja nuevas ideas, conceptos o productos que cambian el camino predestinado de la humanidad. Así alguien decidió terminar con la vida de nómada y crear asentamientos, así nacieron civilizaciones como la griega o la romana o así se organizaron los trabajadores para mejorar sus condiciones de vida tras la Revolución Industrial...

El fútbol, según Eduardo Galeano, debería mencionarse en los libros de historia. Ningún evento o creencia logra llegar a tanta gente y provocar tantos sentimientos, y tan diversos, como lo hace la pelota. El balompié es un fiel reflejo de la sociedad, un espejo en el que mostrar las aptitudes y los horrores del ser humano. Sus valores y sus carencias. Unos valores que ensalzadan el poder del dinero y lo priorizan como si de un nuevo Dios llegado a la Tierra se tratase. El capitalismo también llegó al fútbol.

El Wimbledon FC fue trasladado a Milton Keynes y rebautizado como MK Dons

Un claro ejemplo de esto sucedió en Inglaterra entre el siglo XX y el XI. En 1988, un grupo de tipos duros ganaron la FA Cup al Liverpool. Hombres como John Fashanu, Lawrie Sánchez, o Vinnie Jones -el más aguerrido de todos- culminaban un trayecto que vio ascender al Wimbledon FC de la cuarta categoría a la cima en tan solo cuatro años. Las sucesivas directivas no supieron manejar el éxito. Varios años en la élite, con una participación en la extinta Intertoto de por medio, terminaron generando una gran deuda. Con la creación de la Premier League, el fútbol inglés vio como de un día para otro, los salarios, los fichajes y el precio de entradas y camisetas subían sin encontrar límite. El fútbol debajaba de ser el pasatiempo de todo el mundo, para convertirse en un espectáculo más para las clases medias y altas. Los aficionados que tanto habían sufrido y que tanta estima tenían a sus equipos, vieron como éstos se alejaban cada vez más de ellos.

Los Dons fueron los únicos, sin embargo, que vieron como esta distancia no era metafórica. Peter Winkelman quiso entrar en el negocio del fútbol y compró al Wimbledon para llevárselo a más de 120km de distancia, a una ciudad de reciente construcción y ejemplo claro de capitalismo. El Milton Keynes Dons fue el producto final.

Paralelamente, como hicieran las clases medias y bajas en la Revolución Francesa, un grupo de aficionados de toda la vida del Wimbledon, decidió tomar cartas en el asunto. Tras varias protestas en contra del robo, no encontraron otra solución que crear un nuevo sentimiento que les hiciera vibrar como siempre, que luciese los mismos colores, que atrajese a la gente de siempre y les enamorase como nunca. Así nació, en 2002, el AFC Wimbledon. Y los aficionados se aseguraron de que jamás cayese en manos de una sola persona. Todos compartían una misma afinidad, y todos compartirían un mismo club.

No fue fácil dar por perdido al viejo Wimbledon, como tampoco lo fue crear al nuevo. Y, aunque pueda parecerlo, tampoco fue fácil volver al punto en el que todo había empezado. Aquellos ascensos y aquella FA Cup de 1988. En nueve años, el AFC Wimbledon nació, logró cinco ascensos y regresó al fútbol profesional, a la cuarta división.

Los aficionados del Wimbledon en su primer enfrentamiento en 2012 frente al MK Dons. | Foto: The Telegraph.

Cara a cara con el peor enemigo

Diez años después del renacimiento de los Dons, el destino les emparejó frente a su verdugo en la segunda ronda de la FA Cup: MK Dons - AFC Wimbledon. Fue el encuentro con aquel que robó lo más preciado, el que privó de seguir el camino marcado, pero a su vez, el que, de alguna u otra manera, propicio el nacimiento de un nuevo sueño. El cuento de hadas, la historia con final feliz parecía estar más cerca que nunca. Sin embargo, el balón de Gregory que salió demasiado cruzado en el minuto 89, impedía que los visitantes igualasen la contienda y el 2-1 se certificó pocos segundos después.

El ambiente fue gris. Protestas antes y después del partido, dentro y fuera del estadio. Pancartas que hacían visible una pugna entre los que se consideraban los Dons reales, los que recogieron el testigo del club fundado en 1889, y los Dons auténticos, los que venían desde Wimbledon, los que habían vestido siempre de azul sus sueños futbolísticos.

Una señal da la "bienvenida" a los aficionados del Wimbledon en Milton Keynes. | Foto: Getty Images.

Una nueva oportunidad

El fútbol quiso que el Wimbledon tuviera la oportunidad de redimirse y le volvió a hacer recorrer los 120km que un día recorriese, casi arrastrado, el ya extinto Wimbledon FC. Fue en la primera ronda de la Copa de la Liga. De nuevo, Milton Keynes Dons - AFC Wimbledon. Todo ocurrió en la noche del pasado martes. El 12 de agosto de 2014, se presentaba como una nueva oportunidad.

De nuevo un ambiente caldeado y esta vez sí, parecía que el Wimbledon podría superar el obstáculo y clamar, de algún modo, venganza. Sin embargo, la gran oportunidad desperdiciada en el minuto 17 encontró la respuesta más contundente posible. Solo dos minutos después de que Matt Tubbs estrellase el balón en las piernas del portero local, el MK Dons se adelantó en el marcador. El central Kyle McFadzean golpeó el balón con el tacón en un corner para anotar su segundo gol en sus dos primeros partidos con los de Milton Keynes.

Adebayo Akinfenwa se echó el peso del equipo a su gran espalda, pero los intentos constantes no encontraron recompensa alguna. Tras la reanudación los locales matarían el partido con un gol de Daniel Powell. El centrocampista arrancó desde la izquierda, sin apenas resistencia, llegó al área y disparó bajo para batir a James Shea. Pese al empuje de la afición londinense, fueron los de Milton Keynes los que encontraron un nuevo gol, convertido esta vez por Benik Afobe en el 76, que serviría para terminar con cualquier esperanza de remontada. Ya en el tiempo de descuento, Tubbs anotó desde el punto de penalti para maquillar el resultado y provocar una invasión del césped por parte del algunos visitantes.

Algunos aficionados del Wimbledon saltaron al césped tras el gol de Tobbs de penalti. | Foto: PA.

Ahora, cada equipo continuará con su vida. La del martes fue una noche especial, de las que provoca emociones puras e incontrolables, tristes y alegres. Una noche de esas que hacen del fútbol un juego precioso y único en el mundo. Milton Keynes seguirá batallando en la League One y tratará de llegar lo más lejos posible en esta Copa de la Liga, mientras que el Wimbledon hará lo propio en la categoría inferior. Tal vez, la historia que los aficionados de los Dons están escribiendo de su propio puño y letra, encuentre un final feliz. Los londinenses, de momento, tratan de disfrutar del camino. Su club es suyo y ya no hay nada de lo que preocuparse.

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Sobre el autor
Xavi Heras
Escribo sobre el fútbol que amo. Anglófilo. Northern Soul. Levante UD e Inglaterra.