El equipo de moda en Alemania. En la pequeña Monchengladbach están de enhorabuena, y no es para menos. Segundos en la clasificación (a solo cuatro puntos del líder), mostrando una gran imagen en Europa y lo que es más importante: invictos este año. La engrasada máquina de Lucien Favre carbura a la perfección y las exhibiciones se suceden un día tras otro. En el último partido, frente al Gigante de Baviera, solo las intervenciones de Neuer evitaron una histórica victoria fohlenelf. Enfrente, unas águilas de ilusión renovada pero en una mala dinámica se postulaban como unos rivales a la altura para el duelo copero.

Velocidad, precisión y a volar

El majestuoso Commerzbank Arena, lleno hasta la bandera, dio acogida a los primeros minutos de partido. Ambos cuadros salieron guardándose bastante respeto del túnel de vestuarios, pero pronto, el Gladbach tomaría la delantera en el dominio de partido. Los de Favre se hicieron con la pelota y empezaron a elaborar con paciencia desde atrás, buscando un hueco en la defensa de las águilas. Llegado el minuto 15 de encuentro, una magnífica pared de Traoré en banda derecha logró concentrar toda la atención de la zaga local, lo que provocó el espacio en el lado opuesto. Kruse recibió cerca de la medialuna y mandó un balón raso preciso a Hazard, quien con un excelente disparo al primer toque adelantó a su equipo.

El trivote defensivo planteado por Schaaf no logró frenar las incesantes internadas por banda de Traore y Hazard

Los fohlenelf empezaban a carburar, y el Eintracht, por detrás en el marcador, se lanzó hacia ellos con una presión alta en campo rival. Sin embargo, dicha presión, apenas inquietó la salida de balón del conjunto visitante, que además se vio beneficiado por los espacios generados por dicha estrategia. El defensivo trivote planteado por Schaaf, con Medojevic, Russ y Hasebe, no logró frenar las incesantes internadas por banda de Traore y Hazard, que poco a poco se fueron adueñando del choque. El plan era sencillo: balón rápido al extremo para evitar la presión de las águilas y, una vez allí, generar superioridades para crear espacios por los que transitar. Una y otra vez las precisas y veloces combinaciones de los potros lograban su objetivo ante una defensa local muy superada.

Traore hizo de las suyas por la derecha, pero a Hazard le faltó acierto de cara a gol, por lo que el marcador no se movió antes del descanso. En los instantes finales del primer acto, el Eintracht apretaría ligeramente los dientes, dándose de bruces con la ordenada retaguardia renana.

Insaciables

Tras un breve receso por el túnel de vestuarios, la segunda parte se inició con una variante por parte del Eintracht. Seferovic se marchaba del terreno de juego en lugar de Kadlec, que pasaría a ocupar la punta de lanza. Los de Schaaf aprovecharon los primeros instantes de la segunda mitad para abalanzarse sobre la meta fohlenelf, y así Kadlec cerca estuvo de poner las tablas en el electrónico. No obstante, y a pesar del arreón inicial, el Gladbach pronto se reubicaría en el campo, y las ocasiones visitantes no se hicieron esperar. De nuevo penetraciones profundas por banda, esta vez con más protagonismo del ala izquierda, en pos de dañar los espacios dejados por las águilas.

El Galdbach, más replegado, continuó disfrutando de numerosos espacios a la contra y pudo sentenciar el partido

En una de estas rápidas salidas, Domínguez, muy acertado en cada una de sus subidas, se hizo con la pelota en el pico del área, alzó la vista y puso un preciso balón al segundo palo, donde Traore fusiló a Wiedwald con la izquierda. Era el minuto 67 y el tanto dejó muy tocados a los de Schaaf, que durante los siguientes 20 minutos fueron incapaces de inquietar siquiera la meta defendida por Sommer. El Galdbach, más replegado, continuó disfrutando de numerosos espacios a la contra y pudo sentenciar el partido, pero el gol finalmente acabó llegando por parte del equipo de casa. Eran los últimos minutos de partido, y el Eintracht, tras muchos minutos desconectado, había logrado sitiar la meta del Gladbach, hecho que Kadlec aprovechó para recortar distancias. El tanto apenas influyó en el devenir de un partido que llegaría a su fin.

Así concluyó un partido en el que el Monchengladbach mantiene reafirmándose como uno de los grandes equipos de este inicio liguero. Estan de dulce. Velocidad, precisión en todo lo que hacen y dinámica positiva de resultados, muy positiva. El Eintracht fue, durante casi la totalidad del partido, un juguete en manos de los potros, que acceden a los octavos de final de la DFB Pokal, manteniendo además su imbatibilidad.