Cuando Júlio Mendes accedió a la presidencia del Vitória Guimarães, el equipo estaba a un paso de la desaparición, ahogado por un pasivo de 24 millones –escaso según los parámetros de algunos equipos españoles, pero casi definitivo en Portugal- y con una crisis deportiva, institucional y también social que hacía temer seriamente por el futuro del club a corto plazo, incluso en una ciudad, como Guimarães; probablemente la única localidad de Portugal en la que el equipo local es el primero en el afecto de sus seguidores, por delante de cualquiera de los grandes.

Desde entonces, la entidad ha ido dando pasos firmes para su recuperación, tanto económica como deportivamente, aunque ni siquiera la sorprendente victoria en la Taça de Portugal de hace dos temporadas ha servido para hacer desaparecer la inquietud en sus cuentas y en su futuro deportivo, ligado desde entonces a una confianza ciega y obligada en su cantera

El terremoto institucional coincidió con la llegada al equipo de Rui Vitória, que había sustituido a todo un símbolo en la cidade Berço como Manuel Machado. El técnico de Alverca, que había cumplido una temporada extraordinaria en el Paços de Ferreira, no sólo no evitó los problemas sino que, al menos hacia el exterior, no torció el gesto y asumió el reto con la idea de trabajo como única declaración pública que salió de su entorno.

Vitória Guimarães levantando la Taça de Portugal 2013. | Foto: maisfutebol.iol.pt

Desde entonces, el técnico ha sabido dotar a su equipo de una idea de juego muy clara a partir de la cual establecer unas bases sólidas con unos mimbres muy débiles, ya que la principal prioridad del club era el saneamiento económico, lo que suponía una contención extrema en las incorporaciones y que cualquier oferta que dejase dinero fuese aceptada: Soudani, El Adoua, Tiago Rodrigues o Ricardo Pereira son buena muestra de ello. Así pues, el único recurso que quedaba era recurrir a la cantera y a una política de fichajes restrictiva y buscando mercados poco habituales entonces como Argelia o Marruecos, en los que no siempre es fácil negociar.

Rui Vitória está considerado como uno de los entrenadores con más proyección de Europa

La victoria conseguida hace unas semanas en el Estádio Dom Afonso Henriques ante el Sporting parece haber sacado al equipo del anonimato en el que estaba desde entonces –pese al título copero- y haber descubierto al Vitória y a su técnico al gran público, cuando realmente no ha supuesto más que otro paso dentro de un largo camino de refundación de un club histórico en Portugal, el llamado cuarto grande junto al Sporting de Braga, con un futuro todavía incierto aunque cada vez más seguro.

La figura de Rui Vitória es esencial dentro de este proyecto, el equipo juega como su entrenador desea, un estilo que se ha impuesto a lo largo de estos años independientemente de los jugadores con los que cuenta el club. Las bases no son nuevas ni desconocidas, sino que forman parte del abc más elemental del fútbol: la fuerza del bloque, el equilibrio, la solidez defensiva y la agresividad a la hora de afrontar cada balón, bien es cierto que con matices que van cambiando a lo largo de las temporadas; este año el equipo presiona más arriba y hay un aumento más que evidente de su agresividad. Pero que nadie espere encontrar en este equipo un ingrediente secreto ni algo que vaya a revolucionar el fútbol, nada más lejos de la realidad: seriedad defensiva, corrección táctica y mucho trabajo para sacar adelante los partidos. Así es el Vitória de Rui Vitória, sobrio, sereno y sabiendo mantenerse en un segundo plano, a imagen y semejanza equipo y técnico.

Rui Vitória

Perfil bajo pero fiable en la portería

En la portería, Douglas ha sustituido al eterno Nilson con absoluta naturalidad y no sólo ha conseguido sustituir a su compatriota, sino que ha aportado mayor seguridad bajo palos al equipo con respecto al entonces titular. En Portugal siempre ha habido una serie de porteros de perfil medio más que interesantes: Fabiano, Adriano, Salim, Gottardi o el propio Douglas son buena muestra de ello.

A su sombra estaba Assis, que ha ido formándose con el equipo 'B' y en los últimos cuatro partidos ha sido el titular en el arco vimaranense sin que haya habido diferencias entre uno y otro, lo que muestra muy claramente la tranquilidad que hay en el club en relación a esta posición.

Orden y solidaridad atrás

Aunque la defensa del equipo vitoriano quedó mermada con la salida de uno de sus principales referentes, el canterano Paulo Oliveira, un espectador que siguiera el pasado partido frente al Sporting no se daría cuenta de que estaban en el campo dos jugadores que inicialmente no estaban llamados formar parte del once titular, pero que, nueve jornadas después, cualquiera de ellos pueden formar parte del once indistintamente.

João Afonso y Josué Sa se han asentado en el centro de la zaga

Este verano, el club ha repescado a Rodrigo Defendi después de un periplo poco afortunado por el Botafogo y Vitória de Bahía que, junto a otro jugador que en su momento también dejó el club y volvió posteriormente al mismo como el veterano Moreno, estaban llamados a ser los dos centrales titulares, pero apareció João Afonso, un jugador que llega desde el CNS en el que jugó la promoción de ascenso con el Benfica Castelo Branco, precisamente frente al equipo 'B' del Vitória, con el que debía foguearse, pero ya desde la pretemporada no se ha movido del equipo titular con una madurez impropia de un jugador que ha saltado dos categorías en un verano. Por detrás va apareciendo Josué Sá, otro chico de la cantera con buenas maneras, un poco verde pero conocedor de la dinámica del equipo.

João Afonso.

En el lateral derecho, Rui Vitória intentó adaptar durante el verano y el inicio de la liga al burkinés Nii Plange con poco éxito, ya que el volante canterano del Sporting tenía bastantes dificultades para adaptarse a las rutinas defensivas. Su sustituto ha sido Bruno Gaspar, formado en el Benfica y que tuvo que tomar dirección norte para tener una oportunidad. El jugador de Evora ha ido creciendo partido a partido, asegurando su puesto con unas actuaciones más que solventes. De momento es un lateral aseado, más posicional que ofensivo, aunque tiene buenas condiciones atléticas, al igual que su compañero en la banda opuesta, el marfileño Adama Traoré, al que no se debe confundir con el jugador del Barcelona 'B'.

El resto de jugadores, incluyendo a Josué Sá, combinan el equipo B con las convocatorias en el primer conjunto para no estar parados y tener el rodaje necesario cuando se requiera su participación.

Un centro del campo pleno de oficio y pólvora

La principal virtud de los 'Conquistadores' radica en su poderoso centro del campo. Físico por atrás, dinámico arriba, con la enorme figura de André André, cada vez mejor jugador, verdadera alma del equipo y para la que se pide su inmediata llamada a la selección nacional. El hijo del ex del FC Oporto, y campeón de Europa con los Dragões, André lidera el despliegue y repliegue del equipo desde la medular, rompiendo el juego en ataque y organizando la presión defensiva. André es un buen ejemplo de lo importante que resulta para algunos jugadores ser cabeza de ratón en equipos de nivel medio frente al anonimato de los equipos grandes.

André André es el alma del Vitória Guimaraes

Por detrás, Bouba Saré aporta el músculo. El marfileño, que ya ha jugado en Bélgica, Croacia, Rumanía y Noruega con éxito deportivo y cierta fama de jugador difícil, es el típico mediocentro africano de pulmón y choque, a veces demasiado duro, sacrificado y de juego simple que, además, es un baluarte a balón parado.

André André.

Por delante del capitán, que tuvo un paso fugaz por el filial del Deportivo, se sitúa la gran sensación del equipo, Bernard Mensah, un prodigio ganés de 20 años que ha sorprendido a todos con sus actuaciones en este inicio de temporada. Bernard es un jugador muy móvil que rompe entre líneas y busca sorprender desde la segunda línea con gran facilidad para encarar puerta y armar el disparo. Le pierde, eso sí, cierta tendencia al individualismo, pero en un bloque compacto como el vimanarense, el jugador africano aporta el elemento diferencial tan necesario en cualquier club para resolver las opciones ofensivas.

Por detrás, Cafú, que empezó la liga como titular, aporta características muy similares a las de su compañero; jugador posicional, de trabajo, técnicamente, pero sí funcional que, poco a poco, va ganando minutos. El brasileño Crivellaro y el uruguayo Barrientos esperan, de momento, su oportunidad en el equipo 'B', participando poco debido a la consistencia mostrada por los titulares.

Irreverencia a altas revoluciones en la delantera

Tras la salida de Maazou hacia Madeira, donde sí está logrando los números que no alcanzó en la cidade Berço la pasada temporada, Tomané se ha convertido en el delantero centro titular del equipo por delante del uruguayo Jonatan Álvez. El canterano es un delantero de perfil muy habitual en Portugal; mucha movilidad y trabajo, capaz de aparecer en cualquier posición ofensiva, de apoyaren el centro del campo, pero le falta gol.

Tomané es la apuesta de Rui Vitória en la delantera

El uruguayo, de momento, está por detrás de su compañero, aunque gracias a su doblete contra el Boavista y su gol ante Moreirense tiene más goles anotados, además de mostrar mucha calidad. Jugará durante la liga, pero actualmente el trabajo de Tomané provoca que sea desde las alas, y desde la segunda fila (Bernard y André André), de donde están llegando los goles y el peligro, porque otra de las sensaciones del equipo está siendo el lusocaboverdiano Hernâni, el cual ya ha rechazado ir convocado con Cabo Verde. Veloz e incisivo como un cuchillo, aprovechando un momento de forma espectacular al que ya se verá si da continuidad a lo largo de la temporada. Hernâni y Tomané son un buen ejemplo de lo que ofrecen los vimaranenses a jóvenes y canteranos en estos momentos: tranquilidad y minutos para evolucionar.

Hernâni.

Por la otra banda, el jugador que ha sumando más minutos es Alex Freitas, canterano del Oporto que después de un par de temporadas en el Santa Clara está encontrando en Guimarães el lugar ideal para evolucionar futbolísticamente. Alex es un jugador bastante fino que probablemente también vaya creciendo con el equipo. Para empezar se ha hecho con el puesto en el once que parecía reservado para David Caiado, uno de esas decenas de jugadores portugueses que deben emigrar a ligas menores (Bulgaria y Ucrania) para garantizarse un sueldo mayor que el que recibirían en Portugal. En su regreso a Portugal le ha salido un duro competidor, pero sin duda tendrá mucho que decir durante esta temporada.

Por detrás van teniendo minutos distintos jugadores que, como sucede con la segunda línea del equipo, combinan el 'B' con el primer equipo, como el joven marfileño Inters Gui, el serbio Filip Knezevic o el canterano Rui Areias, jugador muy importante en el filial.

Como se puede apreciar, la fuerza de este equipo radica en su solidez como tal, en un grupo compacto, con nombres importantes, por supuesto, pero con una rotatividad más o menos constante que no debilita al conjunto, más bien al contrario, refuerza al equipo.