No ha tenido suerte en su carrera. Javi Balboa (Madrid, 13 de mayo del 1989), de ascendencia guineana, empezó a destacar de pequeño en el mundo del fútbol, hecho que le llevó a recalar en las categorías inferiores del Real Madrid, uno de los clubes más potentes del mundo en cuanto a fútbol base se refiere. Al llegar al Real Madrid C, tan solo necesitó una temporada para subir al Real Madrid Castilla, siendo clave en ambos conjuntos. Sin embargo, no es oro todo lo que ha relucido en la carrera del extremo guineano. La suerte ha estado en su contra, pero la lucha contínua le ha llevado a la gloria con la selección del país donde están sus raíces. Esta es la historia de un luchador que ha logrado el éxito pese a tener numerosos obstáculos en su camino.

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Los inicios

Tras pasar por el CD Avance, el guineano llegó a las filas del Real Madrid con tan sólo 19 años, edad con la que debutó en el segundo filial madridista, dónde cuajó unos buenos números, jugando un total de 34 partidos en su primera temporada. En la siguiente campaña, Balboa dio el salto al Real Madrid Castilla, jugando 32 partidos y llegando a ser convocado en diversas ocasiones con el primer equipo, con el que jugó dos partidos, contra el Racing de Santander en Liga y el Athletic en Copa, sin dejar de contar los minutos que disputó en Champions contra el Olympiakos en un partido en el que el Real Madrid cayó derrotado por 2-1 con goles de Bulut y Rivaldo.

Sin embargo, nunca consiguió afianzarse en el equipo madridista. Después de la temporada 2005-06, se marchó cedido al Racing de Santander, dónde jugó un total de 30 partidos, lo que parecía darle un pequeño empujón para empezar a tener oportunidades de juego con el Real Madrid. Pero no fue así. En la temporada 2007-08 jugó solo cinco partidos con el equipo de la capital, del que se marchó al término de esa temporada, sin tiempo a demostrar su potencia.

Balboa siempre ha mostrado su simpatía hacia el Real Madrid, al que se ha referido como el mejor equipo del mundo, pero reconoció que "a veces no se tiene la suficiente paciencia para que jugadores que salen de la cantera terminen de explotar en el primer equipo". Sin embargo, para él eso no fue un obstáculo insalvable y descubrió que hay vida fuera de las fronteras blancas. Cuatro millones de euros le llevaron al oeste de la Península Ibérica para llegar al Benfica, uno de los clubes más grandes de Portugal.

El hundimiento

El joven Balboa tenía ganas de comerse el mundo, pero Benfica no era el sitio adecuado. En su primera temporada disputó solo diez partidos y no obtuvo una continuidad totalmente necesaria para un jugador de su estilo, veloz y constante. A partir de esa temporada, su carrera entró en un espiral negativo del que parece ya haber salido.

Fuente: AS

El primer paso fue su cesión al Cartagena durante el mercado de invierno de esa temporada. Los aficionados le esperaban con los brazos abiertos, pero su entrenador no confiaba en él. Su temporada no fue buena, pues aunque pudo sumar minutos de juego, una complicada lesión de rodilla le apartó de la plantilla cuando estaba empezando a entrar en la dinámica del equipo, que no consiguió el objetivo del ascenso a Primera División. Con solo once partidos disputados, Balboa volvió a hacer las maletas para regresar a un Benfica que no confiaba en él y que le volvió a mostrar la puerta de salida.

Su destino fue el Albacete, dónde tampoco encajó. El equipo, además, descendió esa temporada, hecho que le sumó dramatismo a la mala situación por la que estaba pasando Balboa. Sin sitio en el Benfica, sus dos experiencias en España habían sido frustrantes y su carrera se empezaba a emborronar.

Pero siguió luchando. Y cuando un equipo pequeño recién llegado a la Liga Zon Sagres como es el Beira-Mar llamó a su puerta, no dudó en aceptar la propuesta que le traería de vuelta a Portugal.

El renacer de Balboa

En su primera temporada en el Beira-Mar, el explosivo extremo se reencontró con su juego y disputó 25 partidos, anotando un total de tres goles que ayudaron a su equipo a mantener la categoría, cosa que no consiguieron al año siguiente.

Sin embargo, el protagonismo de Balboa siguió estable y sus buenas actuaciones le sirvieron para que el Estoril Praia se interesara por él. En su ya segunda temporada en el Estoril, Balboa sigue demostrando sus mayores cualidades de juego. Explosividad, rapidez y talento abundan en la banda derecha de este conocido equipo portugués, que disfruta de la que es seguramente la mejor versión de Balboa, cuya culminación está teniendo lugar en esta Copa Africana de Naciones.

En la competición, representando al país del que procede toda su familia y del que se ha mostrado orgulloso en repetidas entrevistas, Balboa se ha consagrado sin ninguna duda. Ha cogido el timón del combinado nacional de Guinea Ecuatorial y ha sabido dirigir al equipo cuando éste lo ha necesitado. Su gol en el 101 no es un simple gol. Es el fin de una historia llena de altos y bajos que ha llevado a un español de origen guineano a coronarse como rey de su selección gracias a una lucha constante que no abandonó ni en sus peores momentos.

Es la hora de Balboa.

CAF