En el Sporting Braga milita un centrocampista brasileño de 19 años que ha llegado este verano y que, sin ser el mejor jugador de la liga ni el jugador revelación, tampoco es uno de los que suelen destacarse en los grandes titulares. A pesar de ello, deja en muchos de sus partidos detalles que huelen a futbolista de jerarquía y que le auguran un futuro más que alentador siempre y cuando se cumplan todos los tópicos que se aplican a este tipo de casos: evolución, cabeza, físico y salud.

Danilo Barbosa da Silva nació el 28 de febrero de 1996 en Simões Filho, Brasil. Aunque juega en el Sporting de Braga, sus derechos deportivos y económicos pertenecen a la conocida empresa de representación de futbolista 'GestiFute', dirigida por Jorge Mendes, quien se hizo con sus servicios subiendo la inicial oferta del Liverpool de 3,5 a 4,5 millones de euros para incorporar a este mediocentro brasileño al fútbol portugués, formado en la cantera de Vasco de Gama, cuando sólo tenía dieciocho años.

Entonces, Danilo ya había debutado con el primer equipo del Vasco y había sido internacional en todas las categorías hasta la sub20 con la canarinha, así que cuando el jugador se convirtió en la revelación del pasado torneo de Toulon con la verdeamarela, los ojeadores de los grandes equipos europeos ya llegaban tarde para contactar con el jugador.

Para su aterrizaje europeo, Jorge Mendes optó por una solución muy sencilla y que tradicionalmente se ha revelado como acertada, además de ser la más sencilla para la adaptación del jugador a un nuevo país y para seguirlo y atender sus necesidades de primera mano: la Liga Portuguesa, y dentro de la ésta por el Sporting Braga, un equipo con ciertas aspiraciones, buen nivel competitivo en su plantilla y un nuevo proyecto liderado por un ex-futbolista de gran nivel y enorme carácter como Sérgio Conceição.

Danilo ya es seguido por varios clubes importantes de Europa

Medio año después de su llegada a la cidade dos arzobispos, la solución se revela como ideal, ya que, hasta ahora, la adaptación del jugador al fútbol portugués ha sido extraordinaria y se ha impuesto definitivamente en la sala de máquinas de la medular de los 'gverreiros' en la que, actualmente, es indiscutible. No es Mauro Silva ni Mazinho, ni siquiera Dunga, aunque posee la mejor virtud de los tres, su posicionamiento, lo que unido a un físico potente le permite recorrer y abarcar mucho campo. Pero aunque su juego posee muchas virtudes, la joven perla baiana tiene muchas aristas por pulir todavía.

No es sencillo para un jugador tener el instinto de una buena colocación que permita ahorrar esfuerzos sin recurrir al físico, tampoco es un argumento suficiente y, en muchos casos, su influencia en el juego depende de la organización táctica del equipo en el que juega (sin ir más lejos, las diferencias de Fernando entre el Oporto y el Manchester City). Danilo tiene la habilidad de posicionarse muy bien de cara al balón, lo que le permite estar bien situado para intervenir en la jugada, tanto para prolongarla en ataque como para interceptarla en el trabajo defensivo. A esta virtud se añade que no le quema el balón en los pies, se ofrece a sus compañeros y busca ser un recurso para sacar el balón en el inicio de la transición ofensiva.

En el fútbol actual, la mayoría de los equipos tienen mediocentros aseados, que trabajan mucho, son esencialmente defensivos y cumplen ese trabajo con creces. Sin embargo, ofensivamente aportan poco, no asumen riesgos y se diluyen dejando la responsabilidad del juego de ataque a los jugadores más talentosos. En estas labores Danilo sobresale, porque aúna colocación, físico y criterio.

En 24 partidos suma dos goles y dos asistencias, siempre como titular

Pero para dar el salto de ser un buen jugador a un gran jugador, Danilo debe ampliar sus cualidades con mayor proyección ofensiva, sobre todo a la hora de tener una salida limpia con el balón, que es lo que marca las diferencias en un equipo grande, con un fútbol mucho más desequilibrado de lo que sucede en el Sporting Braga, en el que juega mucho más protegido por el repliegue y sacrificio defensivo de sus compañeros.

A Danilo todavía le falta precisión para que sus pases rompan líneas, del mismo modo que abusa del juego en corto frente al pase largo pese a tener una excepcional pegada con la diestra. Defensivamente, en ocasiones le puede el exceso de ímpetu a la hora de enfrentarse a los balones divididos, a los que casi siempre llega, pero, sobre todo, frente a jugadores creativos y en carrera, debe saber enfrentarlos con suficiencia sin tener que recurrir a la falta innecesaria en el cuerpo a cuerpo.

Con 19 años, adaptado al ritmo europeo, con un físico todavía en eclosión, tiene todas las cualidades posibles para jugar tanto en la zona más atrasada de la medular como en el carril del ocho, según las necesidades del equipo en el que se encuentre. De momento, Danilo necesita ser un jugador más creativo, más “todocampista” frente al tradicional jugador posicional de fuerza y kilómetros que ocupa el vértice más atrasado de la medular. Sabiendo quién gestiona su carrera, oportunidades no le van a faltar y, más temprano que tarde, acabará en equipos con mayor exigencia que la que tiene en el actual Sporting Braga.