El 21 de abril de 2014, el Burnley conseguía el ascenso directo para la Premier League, y con ello comenzaba un sueño. La camiseta claret&blue más ilustre del condado de Lancashire iba a pasearse por los estadios más importantes de Inglaterra y Turf Moor iba a acoger nuevamente partidos de primerísimo nivel. Sin fichajes de relumbre, pero con una plantilla compensada y un entrenador, Sean Dyche, en quien se confiaba plenamente por su capacidad de liderazgo, el Burnley afrontaba el reto: iban a intentar por todos los medios mantener la categoría.

El principio no fue fácil. El todopoderoso Chelsea visitó Turf Moor en el partido que cerraba la primera jornada de la Premier League. Arfield adelantó a los suyos, alimentando una falsa esperanza. A los tres minutos, Diego Costa se encargó de devolver al suelo a sus rivales y el partido lo terminaron ganado los blues 1-3. La siguiente jornada, el Burnley viajó hasta Gales para enfrentarse a un Swansea muy solvente que no se dejó toser. Segunda derrota consecutiva y en una semana tocaba recibir al Manchester United.

Contra todo pronóstico, el Burnley logró mantener la portería a cero y amarrar un punto ante los red devils. Comenzó así una racha de tres partidos sumando, aunque de uno en uno. Empate en Selhurst Park ante el Crystal Place y de nuevo empate en casa, esta vez ante el Sunderland. Tres empates y tres puntos que hacían tomar un poco de aire a los hombres de Sean Dyche antes de viajar a The Hawthorns para enfrentarse al West Bromwich Albion. 30 minutos aguantó el Burnley la igualdad en el marcador antes de ser goleado por los baggies. Un 4-0 que recordaba a los clarets la dureza de la categoría.

Arfield lucha por un balón con Morrison, del West Bromwich Albion. | Foto. EMPICS Sport.

Octubre negro

Tras la dura goleada, el Burnley viajó al King Power Stadium para enfrentarse a un rival que estaba en una situación similar. Leicester City 2-2 Burnley. Los de Sean Dyche volvían a puntuar y ya soñaban con la primera victoria. Pero fue un espejismo, el preludio de tres derrotas consecutivas que dejaban al Burnley colista a cinco puntos del Crystal Palace, que marcaba la permanencia.

Un 1-3 ante el West Ham, otro 1-3 ante el Everton y un 3-0 del Arsenal sumían a los clarets en una profunda depresión. Un mes de octubre para olvidar, donde tras el empate en Leicester los chicos de Sean Dyche recibieron nueve goles en tres partidos, sin posibilidades de competir.

La primera victoria

El 8 de noviembre, en la jornada 11, por fin se logró sumar tres puntos en un mismo partido. Es decir, llegó la primera victoria. Fue en casa y por la mínima. Un gol de Barnes en el minuto 50 bastó para doblegar al Hull City. El Burnley se quitó así parte de la presión que atenazaba sus músculos en anteriores partidos y tras la primera llegó la segunda. Un doblete de Ings en tres minutos, entre el 12 y el 14, dejó al Stoke City noqueado y el Burnley echó el cerrojo. Los potters recortaron distancias en el 30, pero el marcador no se volvió a mover y los de Sean Dyche se llevaban los tres puntos del Britannia Stadium.

En la jornada 16 el Burnley estaba fuera de descenso

Con los empates en casa ante Aston Villa y Newcastle fueron un total de cuatro partidos sin conocer la derrota que dejaron al equipo empatado a puntos con el Hull City, que marcaba la permanencia. Tocaba viajar a Loftus Road a enfrentarse con un rival directo, un Queens Park Rangers que logró que los tres puntos se quedaran en el oeste de Londres.

Visitaba Turf Moor el Southampton y el Burnley, con gol de Barnes en el 73, consiguió que los tres puntos se quedaran en casa. Era la jornada 16 y el Burnley estaba fuera de descenso, un punto por encima del Queens Park Rangers. Llegaron entonces dos derrotas consecutivas, 2-1 ante el Tottenham y 0-1 frente al Liverpool, que volvían a dejar a los de Lancashire en puestos de descenso.

Año nueva, vida nueva...

En la última jornada de 2014 y las dos primeras de 2015, el Burnley cosechó tres grandes resultados con los que parecía cambiar la dinámica del equipo. En el Etihad Stadium, Boyd en el 47 y Barnes en el 81 remontaron los goles de Silva y Fernandinho, arrancando un punto de uno de los campos más complicados de la Premier. El día de Año Nuevo los clarets viajaron hacia el río Tyne para enfrentarse al Newcastle en St James' Park. Partido loco, 3-3 y un nuevo punto que viajaba hacia Lancashire, donde iba a llegar una nueva victoria. Con goles de Arfield e Ings, el Burnley le devolvía la moneda al Queens Park Rangers y salía de descenso.

...o eso parecía

Nada más lejos de la realidad. Los tres buenos resultados fueron un nuevo espejismo. Tras ellos, siete partidos sin vencer hundieron al Burnley en la tabla. Fueron cinco derrotas y dos empates. Se perdió en casa ante el Crystal Palace, ante el Sunderland fuera, en Old Trafford ante el Manchester United, en casa contra el Swansea y en Anfield frente al Liverpool. Entremedias se empató en Turf Moor con el West Bromwich Albion y se arrancó un meritorio empate en Stamford Bridge ante un Chelsea que iba lanzado hacia el campeonato.

Al Burnley todavía le quedaba una machada por hacer. En la jornada 29 recibía al Manchester City y sacó a relucir todo su orgullo para, con un gol de Boyd, lograr una victoria que debía servir de impulso a los clarets, pero no fue así. Tras la victoria ante el City, seis jornadas sin ganar llevaron a una situación de riesgo total. Derrotas ante el Southampton, el Arsenal, el Everton, el Leicester y el West Ham con un solo empate en esas seis jornadas, el 0-0 ante el Tottenham.

Al final de la jornada 35, el Burnley era colista a ocho puntos de la permanencia con nueve por disputar. Era algo prácticamente imposible, como se demostró en la siguiente jornada. A pesar de vencer en casa del Hull City, el resto de resultados no acompañaron y el Burnley era matemáticamente equipo de Championship. Tras la desolación, los de Sean Dyche trataron de despedirse de la Premier con buena cara. Empataron en Turf Moor contra el Stoke City y se llevaron para el recuerdo una última victoria, la cosechada en Villa Park en la última jornada. Era el fin a una temporada en la que lucharon casi hasta el final y no pudieron mantener el sueño vivo.

Desapercibidos en las copas

El Burnley tuvo un paso testimonial por las dos copas. En FA Cup, en tercera ronda (la primera en la que entran los equipos de Premier) lograron forzar el replay ante el Tottenham, pero en White Hart Lane los spurs se impusieron 4-2 y el viaje del Burnley terminó ahí. En League Cup también cayeron a la primera de cambio. El Sheffield Wednesday de Championship, a finales de agosto, fue el verdugo.

Un esquema invariable

Sean Dyche fue fiel durante la temporada a un esquema y a unos pocos jugadores. Las rotaciones fueron mínimas y el sistema táctico elegido por el técnico inglés fue un clásico 4-4-2, con un lateral más largo que el otro (Trippier), un centro del campo aguerrido y con Barnes e Ings en punta, siendo Barnes quien más bajaba a recibir para conectar el centro del campo con el ataque.

Los hombres clave

Tom Heaton: el guardameta realizó unas cuantas actuaciones de mucho mérito que permitieron al equipo mantener sus opciones de permanencia hasta casi el final del campeonato.

Kieran Trippier: el lateral derecho derrocha clase y calidad en cada una de sus incorporaciones, aunque sin descuidar la defensa. Tiene un guante en la bota y de sus centros nacieron muchos de los goles del Burnley. Un peligro a balón parado. El Bunrley se le queda pequeño.

Jason Shackell: el central ha sido importante también para mantener las opciones de permanencia hasta la jornada 36. Seguridad y sobriedad para liderar la defensa claret.

George Boyd: el interior escocés ha sido con su garra, su espíritu de brega y sus cinco goles uno de los estandartes de este Burnley. Es un guerrero y no se ha rendido hasta el final.

Ashley Barnes: ocho goles avalan la temporada del delantero de Bath. Fue más protagonista al principio que al final, cuando se diluyó.

Danny Ings: otro al que el Burnley se le queda pequeño y a buen seguro saldrá este verano a un equipo con más aspiraciones. Once han sido los goles que ha anotado esta temporada el joven y prometedor delantero.

Los once de Dyche

Dyche no es amigo de las rotaciones. Su once ha sido prácticamente fijo. Heaton en portería, Trippier y Mee en los laterales. Shackell y Duff como pareja de centrales, aunque Keane también contó con alguna titularidad. En el centro del campo hubo más variaciones por la lesión de Marney. Con Arfield, Boyd y Jones como fijos también entraron Taylor y Kightly en bastantes alineaciones. En la delantera Barnes e Ings, con alguna aparición de Vokes.