No sonó el himno conocido por todos. No había niños y niñas en el centro del campo ondeando la lona con el logotipo oficial. Tampoco estaban jugando balón Adidas con sus estrellas en el terreno de juego que, por cierto, era artificial. La imagen de la Champions League es una a partir de septiembre pero desde julio hay equipos luchando por formar parte de la élite, por entrar a jugar contra los mejores. Son los clubes de las ligas peores catalogadas por la UEFA los que deben pelear por ello desde la primera ronda clasificatoria. Países como Andorra, Gales, Islas Feroe, Estonia, Irlanda del Norte, San Marino, Armenia y Gibraltar tienen a sus representantes intentando una proeza prácticamente imposible. Solo sobreviven cuatro a la primera eliminatoria y en la segunda se medirán a equipos técnica y tácticamente muy superiores.

El representante galés y su historia

En un país inglés a unos diez kilómetros de la frontera con País de Gales juega el The New Saints FC. Un equipo formado por la mezcla de los clubes de Oswestry, ciudad en la que juega perteneciente a Inglaterra y Llantsantffraid ym-Mechain en Gales. Juega en la liga galesa, pero su terreno de juego pertenece al país más importante del Reino Unido, caso inverso a los conjuntos que han militado más de una vez en la Premier League como Cardiff City o Swansea City, que aún figura en una de las mejores ligas del planeta.

1.148 aficionados apoyaron a su equipo. Cifra muy lejana de cualquier partido de Segunda División B

En Park Hall, su estadio, solo había dos muestras de ser un partido de Champions League: las banderas en la entrada y el uniforme de los árbitros. Quizás también la expectación causada por tan inóspito partido diera algo de pistas a los más propensos a no recordar estos momentos, pero tan solo había 1148 espectadores repartidos en dos gradas, una detrás de una portería y la otra en el lateral que recorre el segundo juez de línea. Los banquillos, totalmente aislados de cualquier grito o apoyo de los aficionados, se avistaban entre toda la arboleda que rodea el estadio, que parece proteger más que las pocas vallas ubicadas.


El nivel de los equipos dejó mucho que desear y el representante de las Islas Feroe, el B36 Tórshavn, se pudo sumar a la fiesta con un gol en los últimos minutos, aunque ya estaban eliminados. En España, al equipo feroés, le costaría mantenerse en una Preferente Autonómica, mientras que el galés, soñaría con permanecer en Tercera División.

Dos clubes unidos por una ilusión, la UEFA Champions League, que han vivido una experiencia inolvidable con sus respectivos viajes y que comparten una gran cosa con los Zidane, Messi, Ronaldo y compañía: fútbol. Un deporte que tiene las mismas reglas en todo el globo terrestre pero que puede llegar a tener dos mundos completamente opuestos. Y la Champions es gran ejemplo de ello. Para el The New Saints solo le quedará seguir soñando para poder pelear con los grandes aunque, de conseguirlo, a buen seguro que no será en su menudo estadio de Oswestry.