Pistoletazo de salida a una nueva temporada de fútbol en Alemania, con la disputa del primer título de la temporada. Wolfsburgo y Bayern de Múnich se verán las caras en la final de la Supercopa alemana, para la disputa de un trofeo más oficioso que oficial, que en los últimos años ha venido sirviendo sobre todo de prueba de ensayo para los campeones de Alemania en pos de una puesta a punto idónea. Hecho este último que no ha impedido que se vieran grandes espectáculos año a año, como así mandan los cánones cuando se enfrentan entre sí los grandes titanes del fútbol teutón.

Sin alardes estivales

Los campeones de Copa afrontan la que será su opción más factible de obtener un título en la temporada venidera, hecho que sin duda supondrá un plus extra de motivación para el cuadro sajón. Tras una temporada absolutamente triunfal para los lobos, donde lograron asentarse en el máximo escalafón del fútbol alemán, la pretemporada el Wolfsburgo ha transcurrido con más calma de lo habitual. Con el tránsito de rumores en torno al equipo más calmado que de costumbre, la directiva no se ha vuelto loca ante su inminente participación en Champions, y ha centrado sus esfuerzos en mantener a prácticamente todo el núcleo de jugadores que completaron la pasada campaña.

Habrá que esperar hasta última hora para saber si podrá contar Kevin De BruyneAdemás, el cuadro lobo se ha hecho con tres valiosas piezas, que si bien no cuentan con el renombre de los Schürrle, Luiz Gustavo, De Bruyne o compañía, seguro darán varias alegrías al club. De las tres, la más mediática es la del delantero internacional por Alemania Max Kruse, que llegó allá por el mes de junio para, de una vez por todas y pese a los esfuerzos de Dost, reforzar un puesto en el que cojeaba sobremanera el equipo dirigido por Hecking. Acompañando a Kruse llegaron la semana pasada el central internacional por Perú, Carlos Ascues, cuya espléndida Copa América le ha catapultado al primer nivel; y el jovencísimo Francisco Rodríguez, hermano de Ricardo y aún en vías de desarrollo.

Con todo ello, no resulta raro esperar una puesta de gala muy similar a la del pasado año por parte de un Wolfsburgo que, eso sí, tendrá que esperar hasta última hora para saber si podrá contar Kevin De Bruyne. Aun no se sabe si el joven belga podrá repetir su increíble partido de principios de año ante los bávaros, debido a unas molestias en la espalda. Con o sin el belga, los lobos buscarán repetir la machada lograda en la última liga, donde apabullaron al Bayern por un claro 4-1, para así alzarse con el que sería el segundo título de esta magnífica generación.

La primera reválida

Si el verano en las filas del Wolfsburgo había transitado tranquilo, su rival del próximo día no podrá decir lo mismo. Gira multitudinaria por China, el adiós de Schweinsteiger, las millonarias llegadas de Costa y Vidal… el decepcionante final de campaña pasada de los de Pep ha obligado al club a moverse más de la cuenta este verano. Lo ocurrido en las semifinales de Champions y Copa respectivamente dio buena muestra de que, pese al gran nivel general de su plantilla, los bávaros necesitaban una fuente de savia nueva en su segunda línea.

Con Vidal, Guardiola gana una pieza de valor incalculable para su centro del campoDe los movimientos realizados por el Bayern de Múnich este verano destaca sobremanera la figura del mediocentro chileno Arturo Vidal, quien abandonó hace pocos días la escuadra subcampeona de Europa para afiliarse a los germanos. Con Vidal, Guardiola gana una pieza de valor incalculable para su centro del campo (mermado por la baja de Schweini). Un mediocentro total, capaz de cumplir una infinidad de funciones a un altísimo nivel, que seguro gozará de mucho protagonismo en el próximo Bayern.

Más allá del chileno, habrá que estar atentos a las otras dos incorporaciones veraniegas: el extremo brasileño Douglas Costa, que llegó del Shakhtar Donetsk con el objetivo de ser ese hombre desequilibrante en banda, capaz de suplir con garantías a dos monstruos como Ribery o Robben; y el prometedor mediocentro germano Josuha Kimmich, de quien se espera que, a las órdenes del técnico de Sampedor, sea capaz de pulir su juego y hacer bueno ese potencial que lleva un tiempo demostrando tener.

El mal final de temporada 2014/2015 y la deshonrosa última derrota ante el cuadro dirigido por Hecking, serán motivos más que suficientes para ver a un Bayern tan agresivo y motivado como de costumbre. La era Pep arranca con su versión 3.0. Una versión que, dicen las malas lenguas, podría ser la última del catalán al mando del Gigante de Baviera, lo que dota a este partido en particular, y la temporada que viene en general, de una alta trascendencia. Sea como fuere, el proyecto de Guardiola sigue en proceso de crecimiento y quién sabe si esta será, de una vez por todas, la temporada en la que veamos su obra culmen en el conjunto bávaro.

Un antecedente doloroso

Pese a la multitud de ocasiones que estos dos clubes se han enfrentado, un recuerdo prevaleces aún muy fresco en la mente de las aficiones de uno y otro equipo. Y no solamente por la cercanía del momento, sino más bien por la enjundia del mismo. Ocurrió hace escasos meses, en el partido inaugural de la primera vuelta de la Bundesliga. El todopoderoso Bayern se enfrentaba a su máximo rival liguero en ese momento, el Wolfsburgo, en un partido que además serviría para rendir homenaje al fallecido Malanda.

El homenaje inicial, un mal momento del Bayern, una táctica idónea contra los bávaros… no hay una razón única que explique lo acontecido ese día, el caso es que el Wolfsburgo avasalló a los bávaros. Como un martillo pilón, las ofensivas sajonas, lideradas por un excelso De Bruyne, martillearon contra el destartalado Bayern de Múnich. 4 -1 fue el resultado final del que posiblemente haya sido el mejor partido de los lobos en la pasada campaña.

Posibles onces

Con la participación de De Bruyne en el alero, al igual que la titularidad del chileno Vidal, llegado hace escasos días, estos son los posibles onces del partido.