Ya bastaba de tanta espera, la mejor liga de fútbol del mundo regresaba al fin, y tras una primera tarde repleta de emociones, era el choque entre el vigente campeón y el Swansea el encargado de cerrar la cartelera del sábado con 90 minutos apasionantes donde ocurrió de todo, desde un gol espectacular de Óscar a los 20 minutos del inicio hasta la polémica protagonizada por el penalti y expulsión de Courtois en la segunda parte que propició el definitivo empate a dos por parte de los swans. Al final, un punto a cada uno que deja un sabor amargo para los locales y otro un poco más dulce para los de Garry Monk.

Emoción desde el minuto uno

No era, a priori, uno de los partidos más disputados de la jornada, puesto que el Chelsea salía como claro favorito con el objetivo de revalidar el título liguero mientras que los galeses prácticamente se limitan a terminar una temporada sin sustos. Sin embargo, desde que el colegiado Michael Oliver señaló el comienzo del partido, se empezó a intuir que no iba a ser para nada lo esperado. pues el Swansea se había plantado bien firme ante un Chelsea que no iba a dejarse intimidar tan fácilmente.

Los pupilos de Mourinho serían los primeros en tomar la iniciativa por medio de acercamientos por los extremos en los que tanto Willian como Hazard intentaban sin éxito penetrar en el área de Fabianski mediante rápidas paredes o jugadas individuales que eran solventadas por Williams y Fernández, haciéndose grandes en la zaga blanca. La jugada más peligrosa llegaría al cuarto de hora, y lo haría por el lado visitante con un remate de cabeza de Gomis que se marcharía desviado por el lateral izquierdo de Courtois provocando el primer susto de la tarde.

Los minutos transcurrían y el terreno parecía más uno de tenis que uno de fútbol, y es que el juego estaba siendo tan fluido y rápido que los propios jugadores no tenían un breve descanso para coger aire entre cada posesión; Willian y Montero hacían de las suyas aprovechando la frescura de inicio de temporada pero, paradójicamente, el primer gol llegaría a través de una jugada a balón parado. Tras un derribo de Gomis sobre Óscar en la que el árbitro señaló falta en la esquina izquierda del área, el propio joven brasileño realizaría un disparo impecable sorprendiendo a Fabianski, que estaba esperando un centro. El primer gol en Stamford Bridge de la temporada subía al marcador provocando el júbilo de sus gradas que terminaría apagándose pronto, pues el Swansea continuaba acechando.

Como si el gol no hubiera subida al electrónico, el conjunto de Garry Monk siguió igual de animado, intenso y valiente en el ataque, de manera que cuando apenas habían pasado diez minutos, los swans dieron la primera campanada pese a la gran actuación del guardameta belga, en la que salvó un gol de cabeza de Gomis con una rápida parada que, por desgracia para el conjunto londinense, su rechace cayó a pies de Ayew, quien conseguiría batir a Courtois a la segunda intentona. Poco duraría la alegría del empate, pues un minuto después, un centro de Willian se convertiría en un golazo después de que el balón tocara en el pie de Fernández desviando la trayectoria hacia la portería. La primera parte acababa dejando la mala noticia de la lesión de Ki, que tenía que ser sustituido por Cork en su lugar. El 2-1 a favor de los blues era insuficiente, dejando patente lo mucho que estaba sufriendo el conjunto de Mourinho para llevarse la victoria.

Y el Stamford Bridge se quedó en blanco

La segunda parte comenzó con un hecho que determinaría el resto del encuentro. En el minuto 52, un pase perfecto entre líneas de Shelvey dejó a Gomis solo ante Courtois, obligando a este a realizar una zancadilla. Michael Oliver no dudó en señalar penalti y en mostrar la tarjeta roja al belga, muy cuestionada desde el banquillo de José Mourinho. El delantero francés sería el encargado de transformarlo, consiguiendo el empate a dos.

A partir de ahí, el Swansea se convirtió en el dueño y señor del partido gracias sobre todo a un incansable Montero y un luchador Gomis que probaban una y otra vez a Asmir Begovic, el portero que había salido para suplir la expulsión de Courtois y que evitó en más de una ocasión la derrota de su equipo. Un disparo escorado de Hazard fue el único acercamiento peligroso que realizó el Chelsea en toda la segunda parte, pero Fabianski lo desbarató; de hecho, lo que más destacó en los blues en los segundos 45 minutos fue el debut de Falcao cuando apenas quedaban diez para el final, pero que tampoco sirvió para que su equipo consiguiera los tres primeros puntos de la temporada. De esta forma, acabó el encuentro con reparto de puntos en un partido donde el Swansea se mereció más.