Dicen que aquel que perdona lo acaba pagando, y esa debió de ser la sensación con la que se fueron a los vestuarios los jugadores del Bayer Leverkusen tras el partido, pues pese a dominar el encuentro vieron como el marcador nunca les fue favorable.

El error de Leno

El encuentro comenzó con un ida y vuelta que no se terminaba de concretar en ocasiones. Los dos equipos robaban muy rápido el balón al contrario. El Leverkusen apretaba en campo contrario y con esta alta presión se hacía sin demasiados problemas con la posesión de la bola, que en su afán por crear peligro, volvía a perder sin tiempo suficiente para montar jugadas de renombre.

Y a los once minutos, sin tiempo apenas para que el encuentro se aposentara llegó la jugada desgraciada del partido para el portero local. En un intento por despejar a campo sontrario una cesión de su compañero Tah, Leno remataba al aire con su pie derecho mientras el balón entraba rodando en la portería, adelantando de esta forma al Augsburgo que no había creado ninguna ocasión de peligro. El joven portero, que días atrás había sido incluido en la convocatoria de la selección absoluta alemana, cometía un error que ponía a su equipo por detrás en el marcador. Ahora, tocaba remar a contracorriente.

Dominio del Leverkusen y empate

Lejos de agachar la cabeza y venirse abajo, los de Roger Schmidt mostraron una enorme mejoría tras el gol y comenzaron a hacerse dueños del partido, madurando cada una de sus jugadas de ataque y apurando a sus rivales en cada acción.

Las ocasiones se sucedían una tras otra, y unas más claras que otras. Primero Kampl se sacaba un disparo a media vuelta desde la frontal tras recibir de espaldas. El balón se iba por muy poco. Chicharito, de disparo cruzado, y Calhanoglu de golpe franco también probaban al portero rival.

Los jugadores locales celebran el gol del empate. | Fuente: kicker.de

Y era antes de cumplirse el minuto 40 cuando de nuevo el mexicano Javier Hernández enviaba al poste un potente tiro desde el borde del área. Al rechace llegaba Karim Bellarabi, que había iniciado la jugada y tenía su premio al seguir acompañándola en todo momento, y remataba a gol. De nuevo había tablas en el marcador y el Leverkusen se iría al descanso sin la sensación, al menos parcialmente, de un resultado injusto tras lo visto en el campo.

Sin premio

La segunda mitad, al menos hasta la lesión de Bellarabi en el minuto 78, solo tuvo un protagonista y ese fue el equipo local. Las ocasiones se sucedían una tras otra y el Augsburgo, agazapado en su mitad de campo no era capaz ni de salir en contragolpe.

Calhanoglu probaba a balón parado y con disparos lejanos, y Bender, con un buen disparo cruzado enviaba el balón al palo tras una enorme parada de Hitz. Más tarde, de nuevo el capitán Bender remataba una falta lateral a las manos de portero, y Bellarabi, muy activo y protagonista total de casi todos los ataque de su equipo, enviaba fuera un disparo desde la frontal.

A los 70 minutos llegaba otra de las jugadas de más peso en el encuentro. El central del Augsburgo Callsen-Bracker se llevaba el balón con la mano dentro de su área provocando penalti y llevándose una tarjeta amarilla. Minutos más adelante le perdonarían la segunda. La pena máxima la lanzaba Calhanoglu a la grada del BayArena, por encima del larguero. Era la prueba más fehaciente de que el balón no iba a entrar en la portería en todo el partido.

Calhanoglu lanzú fuera el penalti. | Fuente: kicker.de

A partir de aquí varias ocasiones más que se perdían en la nada: falta desde la frontal de Calhanoglu que paraba Hitz, remate a su portería de Kohr que se iba por poco, Cabezazo de Bender que desvía de nuevo el portero, etc.

Y con estas se llegaba al final del partido, con un Leverkusen desesperado por la incapacidad para dar la vuelta al partido a pesar de merecerlo con creces, y con un Augsburgo que celebraba el punto a domicilio como una victoria, sabiendo que sacar un empate en casa de uno de los gallos de la liga sin tirar a portería es casi un milagro.