Hay partidos y partidos. Encuentros que valen mucho más que tres puntos, choques que marcan el devenir de un equipo. El Nápoles se ha llevado algo más que una victoria de Verona. Con el de hoy, el Nápoles suma cuatro triunfos consecutivos en liga, lo que le ha llevado de pasar de mitad de tabla a posicionarse en los puestos altos de la clasificación

En el Sur de Italia empiezan a creer que este puede ser el año, que esta temporada pueden llevarse un título de liga. Y no es para menos, este Nápoles gusta, lo hace por su juego, atrás quedaron los tiempos en el que el equipo se encerraba atrás y esperaba al rival, con Sarri el equipo juega, y lo hace bien, acumulando hombres cuando ataca y presionando arriba cuando es el rival el que es dueño del balón.

El partido se presentaba difícil, tres puntos separaban a Chievo y Nápoles antes del choque. Sarri mantenía su esquema de 4-2-3-1, los 4 de arriba, Callejón, Insigne, Hamsik e Higuaín parecen inamovibles, aunque en los últimos días desde el país transalpino se empieza a cuestionar la titularidad de Callejón debido a su falta de gol, ya que el motrileño aún no se ha estrenado en liga, si marcó dos goles en Europa League.

Empezó el partido como se esperaba, con dominio del Nápoles, que tuvo a los ocho minutos la primera ocasión para adelantarse, una buena combinación entre Hysaj y Callejón en banda derecha acababa con un tiro del andaluz, que fue bien repelido por el veterano Bizzarri. Los partenopeos se hacían con el control del partido, con Hamsik como director de la orquesta de los chicos de Sarri, aunque la participación del eslovaco en el juego durante la segunda parte disminuyó considerablemente por lo que fue sustituido.

El Chievo esperaba su oportunidad, y la tuvo. A los veinte minutos una contra es llevada con precisión por los locales, Meggiorini se quedó solo ante Pepe Reina, aunque su vaselina salió desviada. Fue la más clara del Chievo que ni en los últimos minutos dio la sensación de poder lograr el empate. La respuesta del Nápoles tardó algo menos de diez minutos en llegar, Higuaín, omnipresente cazó un balón en la frontal y tras una breve conducción se sacó un latigazo que se estrelló en el poste. Respiraba aliviada el público del estadio Marco Antonio Bentegodi.

Higuaín marcó las diferencias

En la segunda mitad, la tónica del partido era la misma. Los visitantes buscaban el gol una y otra vez, mientras que el Chievo esperaba su momento para hacerle daño al Nápoles. Minutos antes de cumplirse la hora de partido, una buena internada de Ghoulam era finalizada de forma soberbia por Higuaín, que adelantaba a los partenopeos. Gol merecido por los jugadores de Sarri que habían buscado el gol todo el partido.

Si hay algo que diferencie a este Nápoles con respecto al de años anteriores es que no se conforma con un gol, si no que va a por más, y hoy no iba a ser menos, Higuaín estuvo a punto de hacer el segundo justo después del saque de centro. Tenía oportunidades el Nápoles y Sarri empezaba a mover algunas fichas, Mertens entró por Insigne que recibió un golpe en la rodilla y tuvo que ser sustituido.

En los últimos minutos el Chievo lo intentó, aunque no dio la sensación de peligro, centros sin apenas intención y haciendo faltas tontas que permitían coger aire al Nápoles. Tras el pitido final hubo un pequeño rifirrafe entre Birsa y Jorginho que no pasó a mayores. Con esta victoria el Nápoles se sitúa a dos puntos del líder, la Roma, y recibe el próximo miércoles al Palermo. Por su parte, el Chievo se queda con doce puntos en mitad de la tabla y jugará su próximo choque frente al AC Milán en San Siro.

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