Dos años y medio y 88 partidos. Eso es lo que llevaba Gary Medel sin anotar goles jugando en clubes europeos. El chileno volvió a festejar justo en el día en el que su equipo más lo necesitaba, para vencer 1-0 a la Roma y subir a la punta de la tabla de la Serie A. Con un sistema defensivo eficiente y algo de suerte, el Inter sumó una victoria fundamental para la lucha por el Scudetto.

En el Giuseppe Meazza, el partido se planteó con las cartas de la Roma. Rudi García puso en el campo un equipo dinámico, con Nainggolan, Pjanic y Florenzi en el medio y dos velocistas para abastacer a Dzeko. Mancini reaccionó de igual manera, reemplazando a Icardi con Jovetic como falso nueve, con Perisic, Ljajic y Brozovic para acompañar al montenegrino. Así, el juego tuvo un arranque frenético, fiel al estilo de la Roma en esta temporada. 

Salah, y sobre todo Gervinho, se encargaron de desbordar una y otra vez a los laterales interistas. Con la ayuda de Maicon, el marfileño se convirtió en un dolor de cabeza para Nagatomo, pero las buenas jugadas iniciadas por el ex Arsenal no llegaban a buen puerto. El principal culpable, Edin Dzeko. El atacante bosnio tuvo las mejores situaciones de gol, pero careció de precisión para darle la ventaja a la Loba. Un cabezazo bien detenido por Handanovic y un remate desviado por D´ambrosio con el arco desguarnecido fueron las principales ocasiones que desaprovechó el centrodelantero en la primera mitad.

La Roma prevaleció en el juego en la primera media hora, con dominio territorial y del balón. Pero pagó la ineficacia. Un Inter que había amenazado con algunas incursiones de Brozovic y Guarín, encontró el gol de la forma menos esperada. El equipo visitante dejó venir con pelota dominada a Gary Medel, quien con tiempo y espacio sacudió un fortísimo remate bajo y cruzado al palo derecho de un Szczesny que no alcanzó a atajar en balón. A los 31 minutos del primer tiempo, el chileno hizo estallar al Meazza y rompió con la sequía de 88 partidos sin anotar en competencias de clubes.

Después del gol, el partido se calmó. El equipo local, jugando con la ventaja, retrocedió en el campo para cerrarle los espacios a un conjunto que se especializa en contraataques. La Roma intentó con más paciencia llegar a la portería neroazzurra, pero encontró los caminos en los minutos finales de la primera mitad.

En el complemento, volvió el frenesí. Una lesión obligó a Medel a ser sustituido. En su lugar ingresó Kondogbia, quien tiene más elaboración de juego que el chileno, pero menos capacidad defensiva. Por eso la Roma se aprovechó de esa falencia para crear situaciones desde el centro, con el pie mágico de Pjanic. Salah tuvo la primera después de una asistencia del bosnio, pero incomodado por Murillo no definió bien y Handanovic le impidió la anotación. En la jugada siguiente, ocurrió un milagro.

Florenzi remató al palo izquierdo del portero esloveno, que dio un rebote corto. Salah lo tomó y disparó de primera, pero Handanovic respondió. El balón pegó en la humanidad de Murillo y parecía meterse en el arco, pero el ex Udinese alcanzó a sacar el brazo para despejar. El egipcio tomó el rebote y volvió a rematar, para que Handanovic contuviera finalmente, tras intervenir cuatro veces en la misma jugada, para dejar en claro que era la figura indiscutida del partido.

Rudi García arriesgó en busca del empate y colocó en campo a Iago Falqué, quedando así con cuatro delanteros. Mancini, por el contrario, mandó a la cancha a Ranocchia para cerrar más la defensa, el arma vital del este Inter. En ataque, Rodrigo Palacio ingresó para darle algo de oxígeno a la ofensiva local, pero poco pudo hacer ante la resignación de su equipo a defender la ventaja mínima como se pudiera.

Cuatro cabezazos a balón detenido, dos de Rudiger, uno de Dzeko y otro de Manolas, generaron sustos continuos en las gradas del Meazza. Pero la imposibilidad de la Roma de convertir en gol tantas situaciones hacía creer que la suerte estaría del lado del Inter. Más aún cuando a falta de quince minutos, Pjanic se fue expulsado. Rizzoli le sacó la segunda amarilla al bosnio por una mano intencional muy clara. La paradoja es que la primera amonestación había sido por protestar una mano igual de evidente de Brozovic no sancionada.

La salida del reggista romanista dejó sin ideas a un equipo que buscó chocar para empatar a la fuerza. Y en el choque salió favorecido el conjunto local, que aguantó los embates finales con tranquilidad, gracias a la sobriedad de su defensa, e incluso pudo aumentar la ventaja con una escapada en velocidad de Perisic, mal resuelta por el croata, y una media vuelta de Brozovic bien atajada por el portero giallorosso

El Inter se llevó una victoria que lo deposita en la cima de la Serie A, superando a la Roma por un punto. Con siete goles en contra y seis victorias por la mínima, el equipo de Mancini hace gala del viejo refrán futbolero que dice que las defensas ganan campeonatos. El triángulo conformado por un Handanovic que todo lo detiene, más el trabajo eficiente de una de las mejores duplas centrales de Europa como es la de Miranda y Murillo, es la savia vital de un Inter que no luce ni genera situaciones de gol al por mayor, pero hace lo suficiente para ganar los partidos y sumar puntos. Y si a eso se le agrega una cuota de suerte siempre necesaria, hasta ahora, le basta para ser el puntero del Calcio.

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