21 de noviembre de 2015. En el Juventus Stadium y en el encuentro correspondiente a la decimotercera jornada de la Serie A italiana, los dos Gianluigi se enfrentan por primera vez en sus respectivas carreras, incipiente la de Donnarumma, en sus penúltimos estertores la de Buffon; el primero defiende la portería del AC Milan, el segundo, la de la Juventus.

La imagen que encabeza este artículo es la representación perfecta de un cambio generacional (con algunos matices). Por estas cosas que tiene el fútbol, y la vida, el gran ídolo y el modelo a seguir del hoy portero del AC Milan es el que lleva 15 años (se dice pronto) defendiendo la portería de la Juventus. Y el gran sueño de este niño (no perdamos de vista que apenas tiene 16 años) era coincidir en un rectángulo de juego con Buffon e intercambiar con él su camiseta. Y no fue sólo la camiseta, sino los guantes. Y no me sorprendería que, como el niño que es, durmiera el pasado sábado por la noche con la camiseta y guantes del ídolo debajo de su almohada.

El cambio generacional tiene sus matices y es que es difícil imaginarse a Buffon retirándose. Pese a que no es, obviamente, el portero que era hace ocho o diez años, todavía mantiene, a sus casi 38 años, nivel más que suficiente para ser titular de la Juventus y de la selección azzurra. Sus títulos colectivos y distinciones individuales darían para llenar un artículo completo pero sirva como ejemplo que ha sido campeón del mundo con Italia en 2006, seis veces campeón de la Serie A (en un campeonato tan competitivo como el italiano y con un descenso a Serie B por medio) y cuatro veces nombrado ‘Mejor Portero del Mundo’ por la IFFHS.

Donnarumma, por su parte, acaba de llegar y, aunque las circunstancias le han beneficiado para debutar antes de lo que hubiera sido previsible, parece un portero destinado a marcar una época en el fútbol italiano, igual que la ha marcado y sigue marcando Buffon. Las irregulares actuaciones tanto de Diego López en particular, como del equipo en general, en el arranque de la temporada, hicieron que la afición milanista necesitase una nueva ilusión, algo con lo que ‘engancharse’ al equipo. Y encontró este ‘banderín de enganche’ en Gianluigi Donnarumma. Tras semanas de rumores, se hizo público que el bajo rendimiento de Diego López venía motivado, en gran parte, por una lesión no correctamente sanada. Finalmente, se tomó la decisión de dejar de forzar y que el español no jugase hasta estar en plenas condiciones físicas.

Esto dio la oportunidad a Donnarumma. Y éste ha respondido al reto de forma excelente. Pese a su insultante juventud, está mostrando una seguridad y solvencia bajo palos impropias de su edad. Y, aunque sea pronto para aventurar este tipo de cosas, parece que Diego López lo tendrá difícil para recuperar la titularidad en el AC Milan.

Ítem más: es complicado pronosticar si volverán a intercambiar camiseta y guantes pero apuesten a que los dos Gianluigi, el niño y el veterano, Donnarumma y Buffon, volverán a encontrarse más de una vez sobre un terreno de juego.