Otra vez la niebla. Esta no parece ser una temporada fácil para el Porto; después de que su partido de la jornada 9 ante el União Madeira tuviera que ser suspendido antes de jugarse por la abundante niebla, en esta nueva visita a Madeira este fenómeno meteorológico fue otra vez el protagonista. Tras una segunda parte con nula visión, el árbitro, después de parar el partido en varias ocasiones, se vió obligado a suspenderlo definitivamente al ver que la citada niebla no cesaba. Este hecho provoco que los aproximadamente quince minutos que restaban para la finalización, se tuvieran que disputar al día siguiente al mediodía. En definitiva, una odisea.

En lo puramente futbolístico, el Porto llegaba a este partido con la imperiosa necesidad de ganar y reinvindicarse para así acallar las incesantes voces críticas de una afición que parece estar harta de algunos jugadores en general y de Lopetegui en particular, después de caer eliminado de la Champions League tras perder 2-0 en Londres frente al Chelsea en un grupo que parecían tener encarrilado. Además, la victoria también era esencial para no perder la estela de un Sporting CP que no parece muy por la labor de dejarse puntos en la lucha por el título liguero.

Nacional, por su parte, llegaba al encuentro en mitad de la tabla, en tierra de nadie, tras haber empatado su último partido de liga ante Estoril (1-1) y vencer en su último partido como local a Marítimo (3-1).

Ambas escuadras formaban con su habitual 4-3-3, quedando como principal novedad en el once visitante, con respecto al partido de Champions, el regreso del camerunés Aboubakar a la titularidad tras la decisión de Lopetegui de mandarlo al banquillo y jugar sin delantero puro en el duelo intrasemanal con las citadas críticas hacia el preparador español que esto supuso.

Inicio trepidante

El encuentro empezó con bastante ritmo, especialmente por parte de los locales. Pero, los visitante no solo consiguieron salir indemnes del arreón inicial de su rival, sino que además consiguieron adelantarse en el minuto 6 por mediación de Iván Marcano tras un buen cabezazo a la salida de un córner. El ex de Racing y Villarreal necesitaba esta buena acción para reinvindicarse también después de su mal partido en Londres con gol en propia meta incluido. En una jornada con tantos goles como ésta, estaba claro que el tanteador no se iba a quedar así, y los de Manuel Machado solo tardaron 2 minutos a reaccionar al varapalo inicial y lograr igualar la contienda con un gol de Willyan también a la salida de un saque de esquina en el que, tal vez, Casillas y la defensa podrían haber hecho alguna cosa más para evitarlo.

La cosa no quedó aquí, ya que en el minuto 14 Brahimi cazó un rechace tras una buena parada de Rui Silva y no falló a puerta vacía para volver a poner por delante a su equipo para delirio del espectador neutral ante el incesante cambio de golpes entre ambos equipos.

Tras este emocionante inicio, los dos equipos siguieron intentado percutir pero logicamente el alto ritmo fue menguando. A parar el partido, también contribuyo la lesión de Danilo, ya que tras ser atendido por un golpe en el ojo tuvo que ser sustituido a los 28 minutos de partido por el ex del Marsella, Imbula.

La niebla empezaba a asomar, como ya empieza a ser habitual en la isla de Madeira, en estos últimos minutos del primer acto, pero esto nada tendría que ver con lo vivido posteriormente.

Segunda parte con jugadores invisibles

Con la niebla ya presente pero aún de manera débil empezó una segunda parte en que los locales buscaban el tanto del empate con algún tiro lejano y con la frescura del recién ingresado Camacho, mientras que los visitantes salían a la contra pero un solvente Rui Silva impedía que los blanquiazules sentenciaran el encuentro. Ambos equipos, especialmente los locales, reclamaron posibles penaltis que finalmente no fueron señalados.

Fue a partir del minuto 65 cuando la visibilidad se empezó a reducir de manera considerable y solo algunos privilegiados podían distinguir las siluetas de los futbolistas. Después de varias interrupciones y reanudaciones, el árbitro no parecía muy por la labor de suspender definitivamente el encuentro pero la situación llegó a ser insostenible y tras atender las peticiones de técnicos y jugadores así como al sentido común, Jorge Sousa decidió suspender la contienda.

Los protagonistas se retiraron a los vestuarios y poco después los clubes anunciaron que los alrededor de quince minutos que faltaban se disputarían a la mañana siguiente. Y así fue, el partido se reanudó ya sin la amenza de la niebla, pero estos últimos compases estuvieron marcados por una alarmante falta de ritmo después del largo parón. Así, el encuentro concluyó sin sobresaltos con el 1-2 que registró el marcador después un primer cuarto de hora intenso y tras en el que nadie podía presagiar lo que pasaría a continuación.

Con esta necesaria victoria para calmar un poco los ánimos, el Porto sigue en la segunda posición a dos puntos del líder. Por su parte, Nacional queda en decimosegunda posición, prácticamente a la misma distancia del descenso que de Europa.