Cosas importantes se jugaban en Frisia durante las actividades de la jornada 22. Haciendo valía de su buen momento deportivo y siempre atento a las circunstancias, el Twente se impuso en calidad de visitante al Heerenveen que terminó jugando tan sensible compromiso con diez futbolistas. Una victoria de los Tukkers que los hace volver a sonreír tras incesantes reveses en lo que va de temporada. Podrá Rene Hake sentirse contento por la mejoría de cara al inicio de este año 2016, pero anuente de que todavía quedan cosas por hacer.

No había favoritos de cara al inicio del partido. Los frisones buscaban su cuarta victoria consecutiva, puesto que en los partidos siguientes al cierre del parón invernal el fútbol fluía en las venas de un equipo bastante mediocre de accionar al momento. El buen momento de jóvenes desbordantes como Larsson o las adquisiciones que han respondido a las mil maravillas, como ha sido la historia de Zeneli, son los principales condimentos para un conjunto que dentro de las dudas estaba haciendo las cosas dentro del marco de lo correcto.

Del otro lado estaban los alicaídos potros, que tras dos reveses consecutivos en liga había sumado de a tres en casa uno de los clubes más complicados de la temporada. Esos puntos le dieron la confianza necesaria a un equipo, a pesar de la salida de Renato Tapia, mantenía la columna vertebral de la institución para afrontar lo que restaba de campaña, con las esperanzas de que las cabalgatas sean día a día mucho más amenas. Un encuentro abierto desde la previa del mismo, el cual se iría desarrollando más o menos adepto a lo contemplado.

La casa se respeta

Quedaban muy claras las ideas para quienes defienden una camiseta tan popular en los Países Bajos. El árbitro Dennis Higler hizo oficial el comienzo del partido dentro del engramado con el nombre de una de las leyendas del fútbol frisio y el equipo conducido por Foppe de Haan quería lograr un buen triunfo para dar el mensaje de que en su feudo son de temer. Fueron los que en principio se fijaron en el rectángulo de juego y por medio de las bandas daban circulación ante un equipo que por mucha presión que ejerciese en el aspecto físico, no tenía éxito.

Saltaban todos los presentes en las gradas cuando cayó el primer gol del partido, que era para el Heerenveen. Aparecería el delantero Henk Veerman con apenas 13 minutos de transcurrido. La anotación del delantero de 24 años vino por un ya usual error del portero Marsman y servía para empezar a marcar con mucha seriedad el dominio que presumía tener el equipo de casa en el comienzo del partido. Por cómo se estaban dando las cosas, parecía inminente de que el antepenúltimo de la clasificación siguiera peleando por sus dilemas hasta el final de la campaña y por consiguiente sería goleado.

Previo al gol, Van Aken lo había intentado con un cabezaso tras un centro de Larsson. No había duda que estaban llevando adelante un partido en los minutos iniciales, los cuales recargaban de confianza a un equipo, el cual no estaba consciente de que todavía estaba jugando con fuego. El visitante ciertamente notaba la superioridad del conjunto frisón, pero en un momento determinado lograron despertar y empezas a darle problemas la defensa local.

Cabalgando al triunfo

Luego de un remate de peligro por parte de Ziyech, llegaría la jugada del empate. El propio dorsal '10' de quienes jugaban a domicilio cobraba el córner, consiguiendo hacer un centro con importante precisión para el brasilero Bruno Uvini. Con un fuerte remate de cabeza y el cambio de dirección apropiado hicieron imposible de tener para el guardameta Mulder. Se indicaban en el reloj del Abe Lenstra que iban 40 minutos del encuentro. La igualdad le metió un sabor importante de cara a una segunda mitad que debía sacar los mejor de ambos equipos para encontraran al ganador.

Volvía a verse intensidad en el accionar del Heerenveen en los minutos iniciales, procurando siempre desorbitar al portero Marsman, cosa que no tuvo el éxito esperado para el local; por si fuera poco, faltando 20 minutos expulsaron a Joost van Aken. Apretaba la visita, pero no fue hasta en los instantes finales se definiría el encuentro. El gol de la remontada era obra del escurridizo volante Jerson Cabral a los 89 minutos, en un golpe muy bajo a toda la afición que se quedaba en silencio ante la reducida cantidad de espectadores que hicieron el viaje desde Enschede y que siempre apoya a su equipo en las condiciones que sean. La reposición prometía alguna emoción más.

Todas las líneas del equipo estaban jugando en la parte superior de la cancha, en esa lógica presión de encontrar el gol de la paridad al menos. Ese arriesgado parado en cancha tiene sus problemas y eso es algo que comprende a la perfección el Twente. Una rápida salida del balón en la zona de presión por parte del visitante dejaba a Hakim Ziyech con una clara oportunidad de avance frontal para dejarlo mano a mano con el portero, logrando evadirlo hasta llegar al área chica y definir el partido de una vez por todas en el tercer minuto de reposición.

Estos son tres puntos que sirven como un gran estimulante para los Tukkers, puesto que sacan una ventaja importante respecto a la promoción al combinar este resultado con el del Excelsior. Sin embargo, este triunfo vuelve a levantar los ánimos a quienes tantos golpes han recibido durante la campaña. Hay expectativas con que todo cambiará; siguen creyendo y confiando en que sucederá la tan ansiada salvación.