Chris Smalling ha sido un rayo de luz en la siempre nublada ciudad de Londres. Ha sido el encargado de hacer rugir a los miles de leones que se dieron cita en el mítico estadio londinense para ver a su selección en un partido que no pasará a la historia como uno de los mejores. Con quizás demasiada obsesión por llevar el control del juego, la primera parte pasó sin pena ni gloria para ambos, dado que lo único destacable fue la repentina expulsión de Bruno Alves que condicionó toda la segunda mitad.

Desde que empezó a rodar el cuero por el verde de Wembley, la selección de los tres leones quiso ser fiel al estilo de juego que les ha llevado de manera triunfal a la Eurocopa de Francia 2016. Un fútbol que quiere emular, salvando aún las distancias, a la paciencia y el toque de la España de 2008 junto con la verticalidad y electricidad en los últimos metros de la vigente campeona mundial, la Alemania de Joachim Low y una seguridad defensiva a la que le avala el tramo final de temporada de Joe Hart en el Manchester City y los únicos tres goles encajados en los diez partidos de clasificación.

Los locales buscaban el dominio del encuentro con posesiones largas, elaboradas y sin riesgo en los pases, así como una alta e intensa presión defensiva que dificultaba a la selección ibérica cruzar la línea de medio campo con comodidad. En el conjunto luso, ante la baja de su jugador estrella, Cristiano Ronaldo, quienes más brillaban en los primeros miuntos eran Nani en sus apariciones por banda izquierda y la conexión Vierinha con Moutinho, que era el único que trataba de evitar que las posesiones portuguesas fueran minúsculas.

Rooney lucha por un balón con Vierinha. Foto: UEFA
Rooney lucha por un balón con Vierinha. Foto: UEFA

Primera parte de control del juego sin ocasiones claras para ninguno de los dos

Llegando al ecuador de la primera mitad, los pupilos de Hodgson bajaron su nivel de presión y retrasaron las primeras líneas defensivas, lo que permitió que Portugal fuera creciendo en el partido. La sociedad Eliseu - Nani por el flanco izquierdo obligaban a Kyle Walker y, con coberturas, a James Milner a aumentar el nivel de concentración para frenar las intentonas del cuadro de Fernando Santos. No obstante, a pesar de tener más peso en el juego y más control de balón, los lusos no creaban ocasiones claras de gol que, si quiera, asustaran a Joe Hart. 

Alves protagonizó la acción dura del partido. Foto: UEFA
Alves protagonizó la acción dura del partido. Foto: UEFA

Sin embargo, el partido tuvo un claro punto de inflexión en los últimos minutos de primera mitad, cuando Bruno Alves entró a un balón dividido golpeando con el pie la cabeza de Harry Kane, acción por la que fue expulsado con roja directa. Desde entonces, y hasta el intermedio, fueron los ingleses quienes recuperaron el timón del partido. Los británicos buscaban marcharse a los vestuarios por delante en el marcador con disparos lejanos de Kane y Walker, y un cabezazo de Rooney que fue blandito a las manos de Rui Patricio.

Jugando Portugal con diez, el partido fue un monopolio inglés

Con la reanudación, los segundos cuarenta y cinco minutos fueron una continuación de cómo terminaron los primeros. Con las bandas bien abiertas, Inglaterra movía el esférico de un lado para otro pero seguía sin poner en serios apuros a la defensa lusa, que se encontraba cómoda esperando su oportunidad en algún contraataque. Tanto Rose como Walker provocaban desajustes defensivos en Portugal, pero ni Dier primero, ni Vardy después, supieron aprovechar sus asistencias.

Hodgson movía ficha dando entrada a Wilshere y a Raheem Sterling por un Jamie Vardy gris, y aportaron dinamismo al ataque y electricidad en sus conducciones de balón. Se olía el gol y, a pesar de ser un encuentro amistoso, Wembley quería cantar victoria  una vez más, pero el entramado defensivo de Fernando Santos y la imprecisión en el último pase de Delle Ali y de Milner no eran capaces de inagurar el marcador y provocaban suspiros de desesperación en la grada. 

Rooney no estuvo acertado de cara a puerta. Foto: UEFA
Rooney no estuvo acertado de cara a puerta. Foto: UEFA

Por otro lado, la ofensiva portuguesa en la segunda mitad fue nula. Solo algunas incorporaciones al ataque muy esporádicas de Adrien Silva lograban cruzar de medio campo, pero nunca llegaron a pisar el área de Hart. Únicamente un contraataque de Ricardo Quaresma que, en soledad, tuvo que recortar hasta tres veces para dejar atrás a Cahill y Smalling para gozar de la única oportunidad que tendría Portugal en la segunda parte

En los minutos finales del encuentro, Inglaterra insistía en colgar balones al área desde las bandas, pero la altura de Carvalho y José Fonte conseguían despejar cualquier balón que pudiera causar peligro para Rui Patricio. 

Rafa Silva lucha por un balón con Rose y Smalling. Foto: UEFA
Rafa Silva lucha por un balón con Rose y Smalling. Foto: UEFA

La reacción de Fernando Santos fue inmediata, dando entrada a Éder por Ricardo Carvalho antes de reanudar el partido y, a pesar de apenas restar minutos en el marcador, Éder erró el empate cabeceando fuera un córner en el último minuto pese hacerlo sin apenas resistencia de marcaje de ningún rival. 

Con esta, la selección inglesa cierra una clasificación más unos partidos de preparación a la Eurocopa 2016 con pleno de victorias. Diez de clasificación, sumadas a las de Turquía, Australia y esta contra Portugal, son un aval suficiente para encuadrarla con las grandes favoritas para alzarse con el título el próximo mes de julio en París.