Incertidumbre hasta el último segundo, así se define el partido que enfrentó a checos y españoles a partir de las tres de la tarde en Toulouse, al sur de Francia. Centrándonos en el análisis táctico de los visitantes, cabe destacar que Vrba no renunció a su formación y propuso una alineación 4-2-3-1, algo a lo que suele estar habituado. También hay que decir que Rosicky realizó un gran trabajo, ya que pese a jugar en la mediapunta, el veterano capitán de Chequia actuó como otro pivote defensivo en las jugadas de ataque español.

Muy seguros atrás

Diez primeros minutos de tanteo por parte de ambos equipos, incluso con alguna que otra llegada a balón parado que salió de las botas de Tomas Rosicky. A partir de entonces, la defensa checa junto con la ayuda del mediocampo tuvieron que aguantar los ataques de los locales y esperar atrás para salir a la contra, y de qué manera. Cech fue, como siempre, un seguro atrás para la República Checa y el mejor de los suyos, a pesar de ello, la victoria cayó del lado local.

La defensa de los checos formado por Kaderabek, Hubnik, Sivok y Limbersky estuvo bastante acertada durante el partido. Vrba jugó mucho con dejar en fuera de juego a los españoles en los centros y jugadas a balón parado, algo que le pasó factura en el gol de Piqué, pero también pudo hacerlo en las ocasiones de Aduriz en la segunda parte. Las jugadas de Iniesta y los pases del mismo eran de las pocas armas españolas que desbarataban la defensa checa. Cuando Morata o Nolito recibían el balón, la ayuda de un jugador estaba enseguida encima, algo que bloqueó a España durante algunos minutos.

Con la entrada de Aduriz, los checos lo pasaron algo peor para defender por alto. Pese a la gran altura de Sivok (1.85) y sobre todo de Hubnik (1.92), los remates de Aduriz pusieron en serio peligro a la portería de Petr Cech. Trabajando como un bloque, los dos pivotes defensivos se unieron a los centrales para contrarrestar la creación de Iniesta, Silva y Fábregas, ayudados por Rosicky.

Morata sucumbido por la presión de Chequia | Imagen: UEFA
Morata sucumbido por la presión de Chequia | Imagen: UEFA

Al contraataque con pocas ocasiones

Al comienzo del partido apareció un espejismo de lo que podía haber sido el encuentro, los checos llegaron sin mucho peligro a los pocos minutos de que comenzara el partido. A balón parado llegó la más clara para los visitantes al término de la primera mitad, la altura de los centroeuropeos sobre los españoles hacía que las pocas amenazas de Chequia vinieran en esas acciones. Hubnik pudo poner por delante a los suyos tras un flojo remate a las manos del guardameta español.

Los checos siguieron buscando a Necid, la corpulencia y la altura del delantero del Bursaspor pusieron nerviosos a los centrales locales. Con la entrada en el campo de Lafata, Vrba intentó sorprender a la contra a los españoles. Minutos antes tuvo las dos últimas y definitivas ocasiones Chequia en las botas de sus jugadores. Tras un centro desde la esquina, Cesc Fabregas sacó el balón en la línea mientras que Limbersky esperaba detrás suya para empujarla, en la misma jugada, Sergio Ramos sacó un balón que iba directo a las botas de Rosicky. Los checos acabaron jugando con seis defensores, ya que los pivotes se unieron a la defensa, los extremos y Rosicky formaron la segunda línea mientras que Lafata se quedó solo arriba esperando balones a la contra. El sacrificio defensivo no obtuvo su recompensa ya que a falta de tres minutos y tras varios avisos españoles, Piqué introdujo el esférico en la única ocasión en la que el veterano portero no pudo hacer nada.

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Sobre el autor
Daniel Navarro
Redactor en la sección del Linares Deportivo.