El Nápoles no quería despegarse demasiado de la Juventus. Tras el traspié sufrido entre semana con el Genoa, y con la noticia unas horas antes de que los ‘bianconeri’ habían sellado un triunfo ante el Palermo, ganar en San Paolo al Chievo era una necesidad.

Para ello, Maurizio Sarri apostó por romper ligeramente el continuismo que le caracteriza semana a semana, y realizó varias modificaciones en todas las líneas (salvo la portería), dando entrada a Maggio en el costado derecho, a Zielinski en el medio, y a Insigne y Gabbiadini arriba. De esta manera, el entrenador italiano dio descanso a Hysaj, Allan, Mertens y Milik, cuatro indiscutibles, para el partido de Champions de la próxima semana ante el Benfica.

Por su parte, Rolando Maran apostó por mantener el mismo número de hombres, siete, con respecto a la victoria ante el Sassuolo por dos goles a uno. Repetían todos menos la pareja de centrales (Dainelli y Bostjan Cesar entraron por Spolli y Gamberini), además de Radovanovic por Hetemaj e Inglese por Pellissier.

Todo resuelto en la primera mitad

Así se presentaba el partido en el que el Nápoles quería volver a ser su mejor versión, y el Chievo quería dar la campanada y seguir la racha. El Nápoles salió a dominar desde el minuto uno, con esa versión de puro arsenal ofensivo que caracteriza a los partenopeos.

En un partido sin demasiadas ocasiones claras, el marcador pudo desequilibrarse a las primeras de cambio. El dominio mostrado por los de Sarri se transformó, a los 17 minutos, en una magnífica intervención de Sorrentino para evitar el gol desde las botas de Manolo Gabbiadini. Sin embargo, el delantero italiano no iba a perdonar siete minutos después. Una gran asistencia por la banda derecha del español José Callejón acabó en los pies del propio Gabbiadini, que ajustó la pelota al palo izquierdo para desatar la locura en San Paolo.

Seguía rondando el área el Nápoles, consciente de que no podía especular con el resultado. Fue Hamsik el que encontró premio, con un buen golpeo al palo largo de Sorrentino tras el pase de Insigne. Así, el Nápoles hacía los deberes en los primeros 45 minutos y dosificando a los jugadores más cargados de minutos; todo estaba saliendo rodado.

El Chievo lo intentó con caras nuevas

En la segunda mitad, Rolando Maran apostaría por diferentes cambios para tratar de cambiar la dinámica del partido. En apenas 18 minutos el entrenador visitante agotó las sustituciones, quemando los cartuchos al dar entrada a Floro, Izco y Jonathan de Guzmán en los respectivos lugares de Meggiorini, Cacciatore y Birsa, pero ni con esas lograron inquietar los dominios de los Albiol, Ghoulam, Pepe Reina y compañía.

A 20 minutos del final el Chievo tendría la ocasión más clara del partido, pero Pepe Reina, a la segunda, logró desbaratar la ocasión veronesa. La réplica la tuvo Sorrentino en sus guantes, que estuvo a punto de introducir un mal despeje en su portería. Al final, Sarri dio entrada a Milik, Mertens y Allan para repartir minutos y ralentizar por completo el partido. Los tres puntos, como estaba previsto, se quedan en el estadio San Paolo.

Ahora el Nápoles se pone el traje europeo para recibir al Benfica, mientras que el domingo visitará al Atalanta, que se encuentra en la zona baja de la clasificación y buscará sumar como sea para evitar seguir cayendo en vía libre. Esta victoria permite al equipo pensar en la Champions con los deberes hechos una semana más, y con la sensación de seguir metiendo presión a la Juventus jornada tras jornada. El Chievo, por su parte, visitará al Pescara el sábado (18:00 horas) para seguir instalado en la zona noble de la clasificación.