El partido de hoy no era un partido más para el Feyenoord por muchos motivos. Aparte de la motivación extra que supone jugar un derbi contra tu eterno rival (con permiso del Ajax), los líderes necesitaban dar un golpe sobre la mesa tras su agónico empate a tres ante el Utrecht, que les había dejado sin margen de puntos con respecto al segundo clasificado. Conscientes de esta situación, los aficionados abarrotaban De Kuip llenándolo de vida y color, y Van Bronckhorst disponía a su once de gala sobre el campo, con Kuyt y Vilhena a los mandos y Jorgensen en punta como principales figuras.

En frente, un Sparta que llegaba al encuentro en tierra de nadie, con una cómoda posición en mitad de tabla que les permitía llegar al encuentro sin presión alguna, solo con la ilusión de dar la sorpresa en casa del gigante de la ciudad. Para esta difícil empresa contaban con El Azzouzi en punta y el habilidoso belga Brogno en la banda izquierda.

Un Feyenoord autoritario

Los locales comenzaron en encuentro a otra velocidad que sus vecinos, yendo a disipar las posibles dudas que habían generado las últimas semanas desde el pitido inicial. Tanto fue así que a los 35 segundos el defensor del Sparta Dijkstra ya había tenido que ver una amarilla por parar una arrancada de Eljero Elia. Una declaración de intenciones que presagiaba lo que ocurriría durante el resto del partido. El Feyenoord tenía el completo dominio de la pelota y su rival intentaba aguantar las embestidas y alejar el balón lo máximo posible con desplazamientos en largo cuando tenía la posesión. Intentaron construir una resistencia que duró exactamente 24 minutos, los que tardó Tonny Vilhena en arrebatarle un balón a Dougall en campo contrario y probar con un disparo desde algo más de 20 metros que se coló pegado al palo de la portería de Kortsmit.

Pero aun gozando ya de la ventaja en el marcador, el Feyenoord prosiguió con su fútbol de acoso y derribo ante un Sparta cuyo fútbol ofensivo brilló por su ausencia durante la primera parte. La conexión por la banda derecha entre Karsdorp y Toornstra estaba haciendo un daño tremendo, una brillante sociedad que aúna la explosividad y el desborde del primero con el criterio y la visión del segundo. Y fruto de esta asociación nació el segundo gol, al borde del descanso. Un exquisito taconazo de Karsdorp, que en una de sus internadas por banda había arrastrado consigo a los defensas, dejó solo a Toornstra en la frontal que con un potente disparo dobló la renta del Feyenoord, que estaba sin duda mereciéndolo.

Un huracán llamado Jorgensen

Si ya en la primera parte los líderes se habían mostrado superiores, su vuelta al campo fue un auténtico monólogo. Trenzaron jugadas de fantasía y dieron un clínic de fútbol, demostrando por qué encabezan a día de hoy la clasificación. Y este absoluto dominio, además, se materializó en goles gracias a la figura de Jorgensen, que anotó el tercero tras un servicio en bandeja de Toornstra de nuevo, y el cuarto tras driblar al portero del Sparta y marcar a placer. Solo ahí se tranquilizó el Feyenoord, que comenzó a jugar de manera más sosegada, guardando esfuerzos conscientes de la final que tienen el jueves ante el Fenerbahçe por la clasificación a dieciseisavos de la UEL. Sin embargo, en el estado de gracia en el que se encontraban solo podían seguir llegando los tantos, como el quinto del central Botteghin, con un buen cabezazo al palo largo.

De su rival, el Sparta, poco se puede decir porque poco aportó al devenir del partido, más que una combativa defensa que intentó lidiar como pudo con el vendaval ofensivo rojiblanco, y un cabezazo a cinco minutos del final del sustituto Verhaar, que constituyó el paupérrimo botín que se llevaron de su visita de De Kuip. De hecho, tras este gol aún hubo tiempo para que el Feyenoord cerrara el set con un remate a bocajarro de Elia tras una prolongación de Nelom.

Así pues, victoria muy cómoda del Feyenoord donde pudieron exhibir toda su pegada ante un Sparta inoperante que se vio superado en todo momento. Los locales, líderes una semana más, deberán refrendar ahora esta dinámica el jueves ante el Fenerbahçe, donde solo una victoria por dos goles o más les concedería la clasificación a la fase KO del torneo. Por su parte, el Sparta continúa donde quiere estar, en la zona tranquila de la tabla, y encaja una derrota que, aunque ciertamente humillante, no dejaba de entrar en sus planes.