El pasado fin de semana, frente al Wolfsburgo (5-0), Thiago Alcántara cumplió los 100 partidos con la camiseta del Bayern de Múnich. Desde que llegó, en el verano del 2013, el centrocampista las ha vivido de todos los colores. Alegrías y tristezas. Victorias y derrotas. Y lesiones, demasiadas lesiones que, desgraciadamente, le han acompañado muy de cerca en esta etapa en la Bundesliga y que le han hecho sufrir más de la cuenta. Pero el propio jugador lo tenía claro: “No me voy a rendir. Lucharé”. Y bien que lo ha hecho. Ahora, tras superar este calvario en forma de tres lesiones, Thiago ha encontrado la estabilidad que le está permitiendo ser una de las piezas más fundamentales para el esquema de Carlo Ancelotti. Y es que desde que empezó la temporada, el hispanobrasileño solo se ha perdido tres partidos: uno de Bundesliga frente al FC Köln, uno de la Copa Alemana contra el Carl Zeiss Jena y uno de Champions League frente al PSV Eindhoven. Además, con dos goles ya ha igualado su mejor marca con la elástica muniquesa y, con 117 toques por encuentro es el jugador que más veces entra en contacto con el balón. Thiago Alcántara ha vuelto y su fútbol vuelve a ser el protagonista.

Un largo camino lleno de obstáculos

En su primera temporada en el Bayern, Thiago levantó tres títulos y dejó grandes destellos de su enorme calidad. Hasta que el 29 de  marzo de 2014 todo se torció.

En julio de 2013 , Thiago Alcántara aterrizaba en Múnich procedente de Barcelona por petición expresa de Pep Guardiola, el entonces técnico del conjunto alemán. “O Thiago o nada”, así de claro y contundente se mostraba el catalán siempre que se le preguntaba por quien tenía que reforzar el mediocampo del equipo. Thiago era el elegido y el club lo sabía. Con todo de cara, el mayor de los Alcántara llegaba a tierras germanas como recién campeón del Europeo sub-21 con la selección española donde, además, fue elegido como mejor jugador del torneo. De esta forma, con la confianza absoluta de su entrenador y con un nivel de forma brillante, poco a poco el futbolista se fue asentando en el once de Guardiola siendo un jugador clave para el buen juego del equipo: jugó 16 partidos, de los cuáles 11 como titular. El viento soplaba a su favor y sus actuaciones le estaban sirviendo para ganarse a un siempre exigente Allianz Arena. En esa temporada de debut –la 2013/14– Thiago Alcántara dejó momentos inolvidables para los aficionados, como su gol de volea contra el Stuttgart que daba casi media liga al Bayern de Múnich, o su tanto en la final del Mundial de Clubes que ponía el 0-2 ante el Raja Casablanca. Todo esto, sumado a que el equipo se proclamó campeón de la Bundesliga siete jornadas antes de acabar la competición y, además levantó la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes. Títulos, goles y buenas actuaciones. Su etapa en el Bayern de Múnich no podía empezar de mejor manera. Pero entonces llegó el maldito 29 de marzo de 2014. El día en el que todo se torció. El día en el que Thiago entraría en un túnel muy oscuro del que tardaría mucho –demasiado– en salir. No veía la luz. Thiago viviría en sus propias carnes la crueldad del fútbol. 

El gol ante el Stuttgart que le dió media liga al Bayern de Múnich / FOTO: bundesliga.com

29 de marzo de 2014: el día que empezó el calvario

“Sufre ahora y vive el resto de tu vida como un campeón”, Muhammad Ali. Uno de los mayores deportistas del planeta ya lo dijo en su momento: los inicios nunca son fáciles. Predijo que, el camino que uno tiene por delante estará lleno de obstáculos que se tendrán que superar para llegar al éxito. Y ese 29 de marzo de 2014, frente al Hoffenheim, fue el primer gran obstáculo que se le presentaría a Thiago en forma de lesión: rotura parcial del ligamento lateral interno de la rodilla derecha. Era el día en el que el Bayern de Múnich celebraba el título de liga conseguido el fin de semana anterior. Lo que tenía que ser una fiesta se volvió en tristeza y preocupación por el estado de salud del jugador. Tras los exámenes médicos se conoció la dolorosa notícia. Thiago Alcántara estaría entre seis y ocho semanas de baja por lo que se perdería, seguro, la recta final de la temporada. Y quizás el Mundial de Brasil, que estaba a la vuelta de la esquina pero en el que Thiago confiaba llegar a tiempo. Pero entonces... un nuevo revés en forma de segunda lesión. El refranero español ya lo dice: las desgracias nunca vienen solas. Y así fue porque tan solo dos meses después, en mayo, el centrocampista se volvía a lesionar durante un entrenamiento en la misma rodilla. Esta vez no esquivaría el quirófano y todas sus esperanzas de volver se esfumaron en una mañana. 

En mayo, Thiago se volvió a lesionar su rodilla derecha y dijo adiós al Mundial de Brasil. Por delante, un verano para llegar a tiempo al inicio de la temporada.

Sin liga y sin Mundial, Thiago Alcántara vivía en sus propias carnes la cara más cruel y amarga del fútbol. Lejos de los terrenos de juego y sin poder ayudar a su equipo, el jugador se preparaba para una recuperación larga y dolorosa de cara a la nueva temporada que arrancaría en agosto. Trabajo, perseverancia, constancia era todo lo que necesitaba para volver lo antes posible. Pero de nuevo, el fútbol le deparaba otro gran obstáculo. El 15 de octubre de 2014, cuando ya encaraba la recta final de su recuperación, se volvió a lesionar. Rotura del ligamento parcial de su rodilla derecha. En menos de siete meses, tres lesiones graves en la misma rodilla. Ante esta situación Thiago demostró una gran fortaleza y una voluntad extrema para volver a disfrutar del deporte. "No me voy a rendir, lucharé y volveré siempre y celebraré mi reaparición con el Bayern". Corto, pero claro y directo. En cada lesión que sufría, Thiago se iba haciendo cada vez más jugador. Eso sí tuvo que esperar más de un año para volver. Pero lo hizo y, 371 días después volvió a pisar el césped de un campo de fútbol. 

Vuelta a los terrenos tras más de un año

Tuvieron que pasar 371 días para volver a ver a Thiago Alcántara jugando al fútbol. Tras muchos meses de sufrimiento, el 4 de abril de 2015, el jugador pisaba de nuevo un terreno de juego y lo hacía en el partido por excelencia en Alemania: el Der Klassiker. En el Signal Iduna Park de Dortmund, Thiago entró sustituyendo a Philipp Lahm, que por cierto fue quien le reemplazó cuando se lesionó por primera vez. Eran sus primeros minutos después de más de un año alejado de su hábitat natural y conviviendo a diario con el dolor. Pero ese día fue un antes y un después en su carrera. El partido acabó con una victoria por 0-1 ante el rival por antonomasia. El partido le sirvió a él para dejar atrás de una vez por todas las lesiones, las sesiones en el gimnasio. Dejaba atrás el sufrimiento de verse lejos de donde quería estar, de donde él era feliz.

El día de su regreso, el 4 de abril de 2015, en el Signal Iduna Park / FOTO: Getty Images, Lars Baron

"Los reveses me han hecho aún más fuerte", confesó el jugador antes del partido de Champions frente al Atlético de Madrid.

Ese 4 de abril fue un antes y un después. Ponía punto y final a la etapa más negra y complicada de su carrera como futbolista. Thiago volvía a sentirse futbolista y volvía a disfrutar dentro de los terrenos de juego. Su trabajo, dedicación y humildad fueron claves para su regreso. De hecho, el jugador quiso mostrar al mundo entero como fue su larga odisea en una serie de capítulos que colgó en su cuenta particular de Facebook –llamados "371 días"– y donde se le podía ver trabajando día y noche para volver a ser el jugador que era. Como reconoció el propio Thiago Alcántara en la previa del partido contra el Atlético de Madrid en el Allianz Arena: "los reveses que he sufrido me han hecho aún más fuerte".

Un presente brillante con Carlo Ancelotti

Thiago ha jugado 18 partidos: 17 como titular, y 14 de ellos enteros. Es el segundo jugador con más minutos, 1.507, solo superado por Neuer (1.710).

Ni una, ni dos, ni tres lesiones han podido con Thiago Alcántara. Desde que llegó en el verano de 2013, el jugador ha tenido que superar, uno a uno, todas las piedras que se iba encontrando en su camino. No ha sido fácil pero a día de hoy el Bayern de Múnich vuelve a disfrutar de un Thiago más fuerte que nunca. En su cuarta temporada en el conjunto bávaro, el centrocampista se ha convertido en un fijo para el nuevo técnico, Carlo Ancelotti. El italiano ve en él un jugador clave para el juego de ataque del equipo y desde que empezó la temporada solo se ha perdido tres partidos, un hecho que demuestra el valor que tiene en el esquema táctico del entrenador. Hasta la fecha, Thiago ha disputado un total de 18 encuentros –entre Liga y Champions–, 17 de ellos como titular. Pero no solo eso, sino que en 14 ocasiones ha jugado los noventa minutos lo que le hace ser el segundo jugador más utilizado del equipo con 1.507 minutos, solo superado por Manuel Neuer (1.710). Sea en la formación que sea, Thiago desenvuelve su fútbol a las mil maravillas. Y Carlo Ancelotti lo sabe y ya se ha encargado de dejarlo claro: "Es muy importante para nosotros. Puede jugar en muchas posiciones diferentes. Solo unos pocos centrocampistas tienen esa calidad".

Con Ancelotti, Thiago es feliz y lo demuestra con su fútbol jornada tras jornada / FOTO: Getty Images, TF

Julen Lopetegui, el seleccionador español, también lo sabe. Y es que Lopetegui sigue muy de cerca la evolución ascendente de un jugador al que ya conoce muy bien de su anterior etapa al frente de la selección sub-21. Desde que llegó al banquillo del equipo nacional, Thiago se ha convertido en un habitual en las convocatorias. En los seis partidos de Lopetegui como seleccionador, Thiago ha jugado en todos: cinco como titular –tres de ellos enteros–  y uno como suplente, estando así entre los cinco jugadores más utilizados por el seleccionador basco. Tras la tormenta siempre viene la calma. Una frase que refleja lo que ha tenido que vivir Thiago. Un pasado tormentoso y, a día de hoy, un presente claro y esperanzador. Su fútbol nunca se fue pero ahora está más vivo que nunca.