Después de lo sucedido en el Santiago Bernabéu por la Liga de Campeones, el Napoli regresaba a Italia en búsqueda de su identidad, la que dejó antes de montarse al avión en dirección a España. Desde temprano, el conjunto de Sarri imponía las condiciones con la presión alta que les caracteriza aunado a un ataque posicional que hoy, fue empleado a su totalidad. El sector derecho, con Allan y Callejón, era el que llevaba más peligro al área local.
El Napoli terminaría el partido con 674 pases efectivos. Con Jorginho, como siempre, transformándose en el director de orquesta cuando el ataque era más pausado y elaborado. El 0-1 parece una jugada calcada de los libros que pregonan la posesión como estilo de juego: construcción por la banda derecha, Hysaj tira un cambio de frente para Lorenzo Insigne, que se encontraba mano a mano contra Cacciatore y terminó marcando diferencias con un disparo cruzado imposible para Sorrentino. El sello de Insigne, enganche hacia adentro para perfilarse y rematar. Con solo 7 minutos de diferencia, Hamsik aprovechó un rebote para encaminar el partido y decretar el 0-2 con el que terminaría la primera parte. La lesión de Allan se transformó en la única mancha de los primeros 45 minutos Los Partenopeos.
Para el segundo tiempo, el conjunto local necesitaba recuperar la pelota y reforzar el medio sector para no sufrir con los desdobles del trivote rival. Maran le da entrada a Meggiorini para darle a el equipo mayor equilibrio, lo que termino traduciéndose en más oportunidades de gol pero todavía siendo sometidos por el rival. El 0-3 nace gracias a la combinación Insgine- Zielinski que, con un disparo desde el borde del área sentenciaba la victoria para los visitantes que, volvían a enamorar con su juego. El 1-3 definitivo , llegaría al minuto72 con una brillante definición de Meggiorini recibiendo un pase del recién ingresado De Guzman (Ex Napoli) y el juego comenzó a cambiar en el desarrollo con un Chievo más adelanto presionando la salida del rival que, apostaba al ataque directo para hacer más daño ya con Milik en la cancha.
La victoria termina siendo medicina para los de Sarri que, después de la derrota contra el Real Madrid, estaba ahogado en un mar de dudas por las declaraciones de Aurelio De Laurentis, presidente del club, sobre el planteamiento empleado por los suyos en uno de los partidos más importantes de su historia.
Ataque posicional efectivo
No existieron sorpresas en cuanto al control de la pelota. El Napoli se hizo responsable de la pelota con Jorginho como responsable de principal de encontrar en posiciones ventajosas a los dos internos y a los extremos. El italo-brasileño consiguió conectar 27 pases para Hamsik, el que rompía líneas con la conducción a dos y tres tiempos para liberar y generar espacios. Sin Mertens y con un 9 posicional, la ofensiva era menos dinámica en cuanto a rotación de movimientos con Insgine más cerca de los volantes y Callejón generando peligro con su velocidad en los mano a mano contra el lateral.
Los Asnos Voladores no ofrecieron oposición y buscaron aprovechar la recuperación, para atacar velozmente el arco de Pepe Reina con mayor influencia de Lucas Castro en la generación y finalización de las jugadas. El Napoli controlaba con el resultado a favor la pelota para defenderse y atacar como sabe, como no lo hizo en competición europea y le costó muy caro.
Tres puntos oxigenantes
La derrota por la Champions, el partido tenía un condimento diferente a cualquier otro debido a la necesidad del Napoli de reencontrarse consigo mismo para no perderle pisada a la Juventus y a la Roma en búsqueda de levantar el titulo al final de la temporada. Las semanas previas a la vuelta en el San Paolo contra el Real Madrid serán complicadas pero, con victorias como estas (más importante por las formas que por el resultado propiamente dicho) es más fácil recuperarse y volver a respirar tranquilos.
