En la ciudad del lujo se han vivido tiempos convulsos en la última década. Un duro descenso a segunda en 2011 significó el duro final a un declive que había sucedido a una de las épocas más gloriosas del club, que alcanzó su culmen tras alcanzar la final de la Champions League por primera vez en su historia en el año 2004.

La compra de la entidad por parte del ruso Dmitri Rybolóvlev tras caer a Ligue 2 representó un punto de inflexión para la tendencia que vivía el club. El conjunto del Principado necesitó dos años para ascender, pese a contar con plantillas de magnitud muy superior a las de sus contendientes. Con la categoría recuperada, la llegada de jugadores tan contrastados como Eric Abidal o Ricardo Carvalho, junto a los fichajes millonarios de Radamel FalcaoJames Rodríguez propiciaron que se volviera a hablar del equipo del Louis II, si bien la apuesta por el éxito inmediato se evaporó tan pronto como se lesionó el ex del Atlético y el Mundial colocó al mediapunta en el Real Madrid.

La llegada al banquillo monegasco del técnico luso Leonardo Jardim se vio, en consecuencia, acompañada de una fuerte modificación en el mastodóntico proyecto de Rybolóvlev, que pasaría a ser un punto de atracción de jugadores jóvenes que buscaban brillar en un ambiente propicio para el crecimiento, mientras el club construía un plan de éxito a medio plazo. Así, mientras el equipo empezaba a cosechar buenos resultados deportivos bajo la tutela de Jardim (3º en Ligue 1 en los dos últimos años y cuartos de final de Champions en 2016), los prometedores Tiemoué Bakayoko, Benjamin Mendy, Kylian MbappéDjibril Sidibé se iban haciendo un hueco en la plantilla.

Leonardo Jardim lidera desde el banquillo una remarcable irrupción de talento. | FOTO: ASMonaco.es
Leonardo Jardim lidera desde el banquillo una remarcable irrupción de talento. | FOTO: ASMonaco.com

Trece años después de que el equipo que por aquel entonces dirigía Didier Deschamps cayera en Gelsenkirchen ante el Porto de José Mourinho y tras una década de vaivenes, 2017 es el año en el que el Mónaco recoge los frutos. Un equipo ofensivo, atractivo y valiente se ha vuelto a abrir paso entre los grandes transatlánticos del panorama europeo, colándose entre los cuatro mejores equipos de Europa y encaminándose hacia la consecución de la Ligue 1, un logro que no se celebra allí desde el año 2000.

Las estadísticas colocan al cuadro monegasco como un equipo de potencial ofensivo devastador. Con 141 goles, los hombres de Leonardo Jardim componen la escuadra más goleadora de la temporada en Europa, algo que todos los ojeadores conocen y que es ya de dominio del gran público.

Radamel Falcao y Kylian Mbappé forman una de las parejas con más gol de Europa. | FOTO: ASMonaco.com
Radamel Falcao y Kylian Mbappé forman una de las parejas con más gol de Europa. | FOTO: ASMonaco.com

Con 25 tantos en su cuenta, Radamel Falcao ha regresado a su mejor nivel tras superar varios episodios de lesiones. A su lado, los calificativos se agotan para definir al precoz Kylian Mbappé, que con 18 años se ha presentado al mundo como una de las mayores joyas de la actualidad. El delantero galo se ha apuntado 22 goles en lo que va de campaña, y ha marcado en todos los partidos de eliminatorias de Champions que ha disputado, algo inédito hasta hoy en un jugador de su edad. Los dos atacantes monegascos forman una pareja que se complementa a la perfección, pues el dominio del área del que hace gala el colombiano sirve al parisino para explotar sus singulares condiciones físicas y técnicas por toda la zona de ataque.

El conjunto de Leonardo Jardim siempre se ha mostrado propicio al repliegue a media altura en partidos grandes, recurriendo por momentos a una presión asfixiante a la que nunca renuncia en los duelos ligueros en casa, aquellos que no se presentan ya demasiado exigentes para una plantilla que apenas ha rotado durante la temporada. En ataque, todo se centra en la generación de espacios, mediante recuperaciones que, sea cual sea la altura en a que se produzcan, se traducen siempre en salidas brutalmente vertiginosas.

Una propuesta de tal dinamismo requiere que un alto número de jugadores bien preparados físicamente tomen parte en su ejecución. Así, en el Mónaco es muy frecuente ver a ambos laterales y al menos a uno de los mediocentros, que suele ser Fabinho, participando junto a mediapuntas y delanteros en la parte final de las jugadas.

Esta temporada ha sido la de la explosión definitiva del profundo Benjamin Mendy. | FOTO: ASMonaco.com
Esta temporada ha sido la de la explosión definitiva del profundo Benjamin Mendy. | FOTO: ASMonaco.com

De este modo, los sorprendentes e incansables Djibril Sidibé y Benjamin Mendy han contribuido, con asistencias desde el costado, a la consecución de una buena cantidad de goles esta temporada, si bien la generación de oportunidades suele proceder de la mediapunta. El luso Bernardo Silva es, sin duda, el futbolista con mayor técnica de la plantilla. Partiendo desde el flanco derecho, el ex del Benfica se siente cómodo tanto en situaciones de campo abierto como ante defensas más cerradas, cuando su habilidad en espacios cortos y su extraordinario golpeo sale a relucir con mayor asiduidad. En el lado izquierdo, Thomas Lemar aporta, gracias a su tremenda velocidad y su capacidad de regate, una verticalidad que es clave en el ritmo que el Mónaco inyecta a sus encuentros.

En el inicio de la jugada, dos futbolistas de formación aparentemente defensiva aparecen como la base sobre la que se sustenta un estilo ofensivo demoledor. En su primera temporada como titular, Tiemoué Bakayoko se ha destapado como un mediocentro defensivo muy completo, con una gran capacidad física y posicional, mientras que Fabinho Tavares, que fue reconvertido desde el lateral derecho a la medular en temporadas previas, actúa como interior box to box, siendo fundamental a la hora de dificultar las posesiones rivales y lanzando con mucho acierto los contragolpes. El brasileño ya es uno de los centrocampistas más completos del continente, y añade el acierto de cara a puerta a su extraordinaria carta de presentación.

Los jugadores monegascos celebran la clasificación a semifinales. | FOTO: ASMonaco.es
Los jugadores monegascos celebran la clasificación a semifinales. | FOTO: ASMonaco.com

El arquero Danijel Subasic y una sobria pareja de centrales formada por Kamil Glik y Jemerson completan un once titular que en el Principado recitan de memoria y forman, junto a Sidibé y Mendy una defensa en la que reside el punto que podría condenar al Mónaco en los partidos ante los colosos. Y es que en la final de la Copa de la Liga disputada a inicios de mes, el PSG evidenció que el sistema monegasco ofrece muchos espacios detrás de los centrales que son aprovechables por un conjunto que sea capaz de mantener un ritmo de partido bajo y un entramado defensivo sólido ante eventuales contragolpes, algo que ni Manchester City ni Borussia Dortmund presentaron en las rondas europeas anteriores.

Las esperanzas del rival que el sorteo del viernes depare a los del Principado pasarán, pues, por anular ofensivamente a un conjunto que se ha mostrado enormemente vulnerable cuando no tiene la posibilidad de salir y debe cerrarse. Cierto es que el cuadro monegasco es el de menor nombre en la instancia actual, pero un planteamiento que busque medirse a los galos mediante un intercambio de golpes estará colocando la primera piedra del asalto del eléctrico Mónaco de Leonardo Jardim y Kylian Mbappé a la segunda final continental de su historia tan sólo cuatro años después de abandonar el infierno.