Los Portland Timbers no pudieron derrotar a los Seattle Sounders a pesar de jugar con superioridad numérica (por la expulsión de Brad Evans) durante más de la mitad del choque. Como viene siendo habitual en las últimas semanas, la defensa leñadora no estuvo a la altura y un gol de Clint Dempsey en el tiempo de descuento estableció el 2-2 definitivo en el luminoso de Providence Park, privando a los locales de los tres puntos. El Clásico de Cascadia rara vez defrauda, y esta ocasión no fue ninguna excepción.

Gran ambiente en las gradas de Providence Park // Imagen: Portland Timbers
Gran ambiente en las gradas de Providence Park // Imagen: Portland Timbers

Un paso adelante

El encuentro no pudo comenzar mejor para unos Sounders que, en el ecuador de la primera mitad, ya se veían por delante en el marcador. Tras los habituales minutos de tanteo, fueron los visitantes los que dieron un paso adelante. Joevin Jones se incorporó al ataque por banda izquierda y, valiéndose del rechace propiciado por Jake Gleeson, batió al meta con un potente disparo desde el interior del área.

Jones celebra el primer gol // Imagen: Seattle Sounders FC
Jones celebra el primer gol // Imagen: Seattle Sounders FC

Trataron de reaccionar los Timbers con más corazón que fútbol y Dairon Asprilla, el hombre más destacado de la escuadra Green & Gold, estrelló el cuero contra el travesaño con un testarazo en el área chica. Todo hacía indicar que la fortuna se aliaba con el cuadro esmeralda pero aún quedaba mucho partido y, desde luego, los pupilos de Caleb Porter no iban a "tirar la toalla".

Darle la vuelta a la tortilla

En este tipo de encuentros ponerse por delante suele ser una gran ventaja, sin embargo todo se iba a ir al traste en cinco minutos fatídicos. Es lo que tiene la Major League Soccer, partidos locos que pueden dar un giro de 180º grados en cualquier momento.

Corría el minuto 42 cuando Román Torres no acertó a despejar un centro al área desde el flanco derecho del ataque leñador. El esférico cayó entonces en las botas de Darlington Nagbe y, cuando el internacional estadounidense estaba a punto de rematar, fue claramente derribado por Brad Evans. Penalti y expulsión de manual. Los Timbers tenían ante sí la oportunidad de igualar el choque y disputar el resto del partido con un jugador más.

Fanendo Adi tomó la responsabilidad del lanzamiento y, con la sangre fría que le caracteriza, batió a Stefan Frei para llevar el delirio a las gradas de Providence Park. Un delirio que se iba a acrecentar aún más cuando Asprilla anotó el segundo en el último instante de la primera mitad. Espectacular salto del extremo colombiano que, ahora sí, lograba superar a Frei.

Asprilla celebra el segundo de los Timbers con David Guzmán // Imagen: Portland Timbers
Asprilla celebra el segundo de los Timbers con David Guzmán // Imagen: Portland Timbers

Lo imposible

El panorama era desolador para los Sounders. A falta de 45 minutos para el final se veían con un hombre menos y por detrás en el marcador. Necesitaban un milagro para sacar algo positivo de este partido. Milagro que a la postre obraría un "viejo rockero" llamado Clint Dempsey.

Tras el descanso todo hacía presagiar que los Timbers saldrían a sentenciar el encuentro valiéndose de la superioridad numérica. Nada más lejos de la realidad. Conformándose con el 2-1, dejaron pasar los minutos y, al mismo tiempo, dejaron con vida a los Sounders. Un error fatal.

Sin apenas ocasiones de gol se llegaría al tiempo de descuento. Los instantes finales de un derbi, en los que todo puede ocurrir. Además, la defensa leñadora no es que se caracterice por ser la más segura del campeonato…  Algo que iba a aprovechar Dempsey para imponerse a Amobi Okugo en un balón aéreo y silenciar a la Timbers Army cuando esta ya festejaba la victoria.

Dempsey se impone a Okugo para empatar el partido en el último instante // Imagen: Seattle Sounders FC
Dempsey se impone a Okugo para empatar el partido en el último instante // Imagen: Seattle Sounders FC

Decepción mayúscula

Los aficionados locales mostraron su descontento con la actitud del equipo al término del choque. Que el eterno rival empate en tu feudo en el último suspiro no es plato de buen gusto para nadie…