Anfield recibía una noche de Champions de nuevo, sonaba el himno de la mejor competición de clubes, sonaba el mejor himno de un club, y eso era sólo la antesala de la grandiosa noche que esperaban los amantes del buen fútbol. El Liverpool llegaba al encuentro después de la victoria ante el Crystal Palace, mientras que los de Nagelsmann pisaban Anfield tras lograr, in extremis, una victoria contra el Werder Bremen, en Bundesliga. En la ida, el resultado fue de 1-2 para los reds.

El partido comenzaba con un ritmo agotador, en tan sólo cinco minutos el Liverpool ya había tenido el 1-0 en las botas de Sadio Mané, con una gran parada de Baumann, y una ocasión de oro para Serge Gnabry que falló a portería vacía, pero que el colegiado italiano anuló por fuera de  juego. El balón no paraba de rodar de un lado para el otro, con una velocidad endiablada, hasta que se detuvo en la portería de Oliver Baumann. Emre Can anotaba el primer gol, poniendo en ventaja a los de Klopp cuando apenas se cumplía el minuto 10.

Klopp, guionista del encuentro. Foto: liverpoolfc.com
Klopp, guionista del encuentro. Foto: liverpoolfc.com

Todo un aliciente de lo que llegaría. Ritmo, velocidad, intensidad, etc. Jürgen Klopp era el guionista del encuentro. Lo intentaba Gnabry, pero sin suerte. Y era Salah en el minuto 18, quien se encargaba de hacer el segundo, después de un balón al poste de Sadio Mané, ponía tierra de por medio, y evitaba una hipotética prórroga, con el 2-0.

Anfield era una olla a presión, y la fiesta seguía apenas un minuto después, tras una jugada que define perfectamente al Liverpool de Klopp, cuando Can conseguía el doblete, y firmaba el inicio perfecto. No se había cumplido ni la media hora, y los reds iban ya 3-0. El baño que estaban sufriendo los de Nagelsmann era evidente, y algo tenía que cambiar. 

Partidazo de Can. Foto: liverpoolfc.com
Partidazo de Can. Foto: liverpoolfc.com

Por eso en el minuto 24, y sin causa aparente que no fuese una decisión técnica, se retiraba Nordtveit y entraba en su lugar el delantero Uth. Cambio atrevido que dio sus frutos, ya que en el minuto 28 conseguía el 3-1, después de una buena jugada combinativa. Con 3-1, el partido se calmó un poco, y el Hoffenheim comenzó a reorganizarse. El mediocampo, nulo durante la primera media hora, empezaba a crear algo de fútbol, dando balones a Gnabry que no estaba afortunado de cara a puerta. 

Una primera mitad de locura, que terminaba con cuatro goles y con quince jugadas de peligro entre los dos equipos (12/3). Mucho que cambiar, y una ofensiva final del Hoffenheim es lo que se esperaba, así como un Liverpool letal a la contra.

Con el comienzo de la segunda parte se veía, sobre el campo, a un Liverpool con las líneas mucho más juntas, esperando a esa recuperación postpresión para lanzar la contra. Los de Nagelsmann dispuestos a mejorar su imagen, ocuparon la mitad de campo, buscando espacios y aumentando las dudas en una defensa cuestionada. Algún susto que otro con Mignolet, pero muy inofensivo Hoffenheim comparado con el que se vio en la ida.

Se cumplía la hora de juego y el marcador seguía de la misma forma, sin embargo una pérdida garrafal de Vogt, después de la gran presión de Henderson hizo que este pudiera regalársela a Firmino, haciendo el 4-1, y firmando así la sentencia absoluta.  Baumann no pudo hacer nada en los cuatro goles, pero firmó un partido espectacular, claramente el mejor del equipo.

Baumann, el mejor del Hoffenheim. Foto: liverpoolfc.com
Baumann, el mejor del Hoffenheim. Foto: liverpoolfc.com

Ambos entrenadores movían sus banquillos, ya no estaba Gnabry que se había retirado lesionado, pero el conjunto alemán seguía empeñado en recortar diferencias, hasta que lo consiguieron. Fue en el minuto 79, tras un centro lateral, Wagner cabeceaba directo a la red para maquillar un poco más el resultado global, dejándolo en un abultado 6-3. 

No se iba a mover más, el resultado de una eliminatoria más que digna para acceder a la mejor competición de clubes en el mundo. Una competición en la que el Liverpool estará, después de tan sólo dos participaciones en diez años. El conjunto de Nagelsmann por su parte tendrá que conformarse con la Europa Legaue, en la que será un hueso duro de roer.

Hoffenheim, un duro rival. Foto: liverpoolfc.com
Hoffenheim, un duro rival. Foto: liverpoolfc.com