La ciudad canadiense de Toronto jamás olvidará la noche del sábado 30 de septiembre. Un día histórico, que quedará grabado con letras de oro en la historia del equipo de soccer: Toronto FC. Por primera vez en su historia, lograron hacerse de forma justa con el título de Supporters' Shield. Es decir, el campeón con mejor puntuación en la liga regular de la Major League Soccer. Un premio al esfuerzo de todo el año. Ahora, como bien dijo uno de los artífices, su entrenador Greg Vanney, toca refrendarlo con el cetro de la MLS Cup.

Sin embargo, el hecho no fue nada sencillo. Después de desaprovechar dos buenas oportunidades, perdiendo los partidos anteriores ante Montreal Impact en el Derby 401 y New England Revolution, se citaban con la historia en su feudo. El BMO Field se llenaría para dar el último arreón a los suyos. Con la todavía baja de Giovinco, su jugador estrella, Vanney no se reservó nada yendo a por el triunfo desde el inicio. Pero enfrente tenían unos New York Red Bulls necesitados de puntos para sellar su presencia en los playoffs. 

Siete minutos de locura 

Como suele ocurrir en momentos únicos. Imborrables. Apareció un héroe inesperado. Y de qué forma lo iba a hacer. Pasada la media hora de partido, Toronto FC dio un doble golpe sobre la mesa en apenas cinco minutos. Justin Morrow aprovecharía dos balones 'muertos' dentro del área para empujarlos al fondo de la portería 'taurina'. The Reds acariciaban el título. Pero entre el jaleo, y el saque de centro por parte de los visitantes, apareció un cuero filtrado por Adams entre la defensa para que Verón recortase distancias. El argentino era titular en el lugar de Wright-Phillips

Los jugadores 'reds' hacen piña tras un gol de Morrow. / Foto: torontofc.ca
Los jugadores 'reds' hacen piña tras un gol de Morrow. / Foto: torontofc.ca

No obstante, antes del descanso, las ocasiones por parte de los locales era un goteo incesante. Primero Ricketts mandaría un balón al palo, y, después, el mismo Morrow estrelló el rechace en el lateral de la red. Rozó el hat-trick... Un último aviso lo dio Michael Bradley. El jugador natural, paradójicamente, de Nueva Jersey, y emblema del club, se sacó un precioso disparo con rosca, el cual iba a ser 'escupido' por el palo izquierdo. 

La segunda mitad siguió de forma calcada el guion de la primera. Eso sí, Jesse March se vio obligado a tener que introducir a su goleador Wright-Phillips, y poco después a Kljestan, para intentar hacer mucho más daño a la defensa red. Una 'jugada' que se iba a ver recompensada con el número de problemas que comenzaron a crear al bloque defensivo de Toronto. Hasta que el anotador de la noche, Verón, provocaría un valiosísimo penalti. Sería Royer el encargado de poner la igualada en el marcador del BMO Field con una armónica 'panenka', silenciando el estadio canandiense. 

Un Justin Morrow para la historia

Todo parecía abocado a un final de partido abierto. Loco. Con idas y vueltas. Pero tan solo tres minutos después, Long derribó de forma absurda a Altidore dentro del área. Otra pena máxima. Esta para los locales. Víctor Vázquez engañó a Robles, rompiendo el empate y volviendo a poner a Toronto por delante. De nuevo, eran campeones. Llegó el punto en el que New York Red Bulls se volcó completamente a por el 3-3. Y en una de esas, los canadienses hilaron una contra mortífera. Delgado entregó un balón a la espalda de la defensa a Altidore. Y éste, con el pase de la muerte, le dejó en bandeja el esférico para que Morrow sentenciase el partido con el 4-2, firmase su hat-trick, y así, Toronto se proclamase por primera vez en su historia campeón de la Supporters' Shield. 

Y lo hacen después de estar dominando durante toda la fase regular la Conferencia Este. Demostrando un nivel muy superior ante equipos como New York City, Atlanta United o Chicago Fire, entre otros. Han bastado 32 partidos, con un balance de 19 victorias, ocho empates y cinco derrotas (65 puntos). Además, mete miedo con sus registros goleadores: 71 dianas a favor. Ahora, les toca poner la guinda al pastel de la mejor forma posible, renaciendo de sus cenizas tras perder la final el año pasado en su estadio. Tendrán una segunda oportunidad. Y no será fácil hacerles caer. Toronto FC tiene hambre.

Los jugadores y la afición celebran el título de Toronto. / Foto: torontofc.ca
Los jugadores y la afición celebran el título de Toronto. / Foto: torontofc.ca
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