Mucho se habla en diferentes medios sobre el crecimiento exponencial que está teniendo el soccer en los Estados Unidos. Este deporte no comenzó con la creación de la Major League Soccer en 1996 como algunos se creen. Su historia es mucho más longeva. Desde hace casi más de 100 años este deporte se practica en el país norteamericano, aunque no de manera profesional.

Muy lejos queda ya ese mundial de 1930 disputado en Uruguay, donde aquel combinado de los Estados Unidos finalizó en el tercer lugar, con un equipo prácticamente aficionado. En semifinales cayó derrotado ante Argentina, pero su finalización en este lugar se dio gracias a la diferencia de goles con el otro semifinalista, Yugoslavia. Un hito histórico que quedó guardado en los anales de la Federación Estadounidense de Fútbol.

USMNT 1930 (Imagen: cornerroute.com)

En los años siguientes disputó varios mundiales, hasta que finalizó una exitosa etapa en Brasil 1950, donde tuvo un papel más modesto, finalizando en el décimo lugar.  A partir de ese momento, el soccer pasó a vivir una travesía por el desierto, que le llevó a perderse nueve Copas del Mundo, sí, nueve. Prácticamente 40 años ausente de la máxima competición de este deporte a nivel de selecciones.

Del cielo al infierno

El 19 de noviembre de 1989, la historia del soccer cambió por completo, dirigiendo al deporte al punto en el que ahora se encuentra.

Pero para entender la importancia de este día, habría que remontarse unos años atrás. Durante más de 30 años, el soccer en los Estados Unidos pasó por un calvario en el que quedó fuera de las diferentes Copas del Mundo que se disputaron, con unas ligas que apenas conseguían mantenerse. Esta competiciones buscaban la vistosidad que daban estrellas europeas en sus últimos años de su carrera deportiva que de fomentar y mejorar sus propios jugadores.

Fue la búsqueda de esa mejoría lo que impulsó a la federación estadounidense de fútbol, dirigida en aquel entonces por el fallecido Werner Fricker, a solicitar la celebración de la Copa del Mundo en el año 1994. Con este paso, la federación buscaba el intentar un deporte de éxito mundial en una cultura en la que todavía era minoritario.

En 1988, Estados Unidos fue elegida como sede para una Copa del Mundo

Finalmente, el día más importante para los Estados Unidos, el 4 de julio (de 1988), fue elegida como la sede del siguiente mundial que se disputase. El soccer había conseguido una victoria importantísima, pero que acarrearía también un acuerdo muy importante en la actualidad. Una de las obligaciones que tuvo la federación por haber sido seleccionada fue la creación de un campeonato de clubes al máximo nivel, que permitiese al deporte crecer en un país en donde apenas era conocido.

Ese mismo día comenzó un nuevo reto para el soccer estadounidense, presentar para su Copa del Mundo una selección lo suficientemente competitiva. Por delante, seis años en los que tendrían tiempo para prepararse. Sin embargo, antes de ello tenían la oportunidad de demostrar que ese mundial no había sido un regalo y el objetivo fue claro, Italia 90.

Tras varias décadas sin disputar un torneo al máximo nivel en selecciones, no querían ser un convidado de piedra, y el realizar un buen papel en la Copa del Mundo que se disputase en el país europeo, era primordial para tomar temperatura del soccer estadounidense. Fue en ese momento cuando comenzaron a trabajar con la primera generación más recordada del soccer estadounidense, con quienes buscarían llegar a su mundial en su mejor etapa como profesional.

Pero el primer paso se dio en 1989 cuando comenzó a disputarse la fase de clasificación para Italia 90 en la CONCACAF. Ocho partidos en los que dos de cinco selecciones buscarían el pasaporte al país transalpino con rivales como Costa Rica, Trinidad y Tobago, Guatemala y Honduras.

Peter Vermes con los USMNT (Imagen: theguardian.com)

El combinado estadounidense comenzaba la competición con una selección en la que sólo dos de sus futbolistas eran profesionales. Paul Caligiuri que jugaba en el SV Meppen de la liga alemana y Peter Vermes que lo hacía en el WKW ETO FC Gyõr de Hungría. El resto de jugadores eran semiprofesionales o pertenecían al fútbol colegial.

El inicio del torneo fue bastante malo, ya que en el primer partido cayeron derrotados ante Costa Rica como visitantes y posteriormente los ganaron como locales. En el siguiente encuentro se enfrentaron por primera vez en esta fase a los isleños de Trinidad y Tobago, empatando en el Murdock Stadium.

En la siguiente jornada logró una nueva victoria contra El Salvador, gracias a un gol de Hugo Pérez que los colocaba con opciones de clasificación y dependiendo de ellos mismo. Una situación que no hacía presagiar lo que les esperaba.

En la última parte del torneo, el combinado estadounidense tuvo resultados que le costaron caro y le hicieron descolgarse de los puestos de privilegio. Dos empates a cero primero ante Guatemala como visitante y posteriormente con El Salvador como local, que hicieron quedarse al borde de la eliminación y la pérdida de todas las esperanzas que tenían puestas en para la disputa de la siguiente Copa del Mundo.

Llegó entonces el partido definitivo. La fecha más importante para el soccer estadounidense, en donde se jugaban todo el trabajo realizado hasta el momento.

Sin margen de error

El combinado estadounidense llegaba a este partido en desventaja en la tabla clasificatoria con su rival, Trinidad y Tobago, y tenía que enfrentarse a ellos en la última jornada. A pesar de que los dos equipos estaban empatados a puntos, los isleños eran los poseedores de la plaza que daba acceso a la Copa del Mundo, y sólo con un empate lograría un hito en su historia, clasificándose por primera vez para ese torneo.

El Hasely Crawford Stadium de Puerto España se encontraba abarrotado con 35.000 almas con la camiseta roja de la selección trinitense, dispuestos a llevar en volandas a un equipo que 90 minutos y un empate le separaban de la gloria. Una marea que intimidaba a cualquiera y que hacía que la épica fuese necesaria.

“Llegábamos a Puerto España tras tres partidos en los que no habíamos conseguido marcar un gol”, dijo Tony Meola. “Necesitábamos ganar y no estábamos seguros de cómo íbamos a conseguir anotar”.

‘Shot Heard round the world’

La importancia del encuentro se vio desde el pitido inicial, en donde los dos equipos cometieron errores por culpa de los nervios, que les llevaron a tener escasos acercamientos a portería. Con el paso de los minutos, los ‘Soca Warriors’ fueron teniendo más participación en el ataque, pero fue su rival el que hizo estallar a sus aficionados.

Sin embargo fue en el minuto 30 de la primera mitad cuando la historia del soccer cambio. Y un jugador inscribió su nombre con letras de oro en la historia de este deporte, convirtiéndose en leyenda. Paul Caligiuri recuperó un balón en el centro del campo y tras deshacerse de un defensor, aprovechó el bote del balón para conectar un fuerte disparo que se coló por la escuadra de un Michael Maurice que nada pudo hacer.

Celebración del gol de Caligiuri (Imagen: si.com)

Un gol que valía un mundial. Un gol que devolvía a la selección estadounidense al Olimpo del soccer internacional. Un gol que cumplía que ponía el verdadero ‘Sueño Americano’ a falta de 60 minutos. Un tiempo que según se desarrolló el partido, se haría larguísimo.

Paul Caligiuri: "Tuve mucha suerte"

”Estaba muy lejos de portería, pero cuando el balón salió sabía que tendría la oportunidad de entrar”, comentó Meola. A partir de ese momento, los trinitenses buscaron un gol que no llegaría. El guardameta de la University of Virginia, Tony Meola se convirtió en el segundo héroe para su selección, deteniendo todos los balones que se acercaron por su portería.

Al finalizar el encuentro, la euforia estalló en un terreno de juego en el que todos los estadounidenses que sobre él se encontraban fueron a por un objetivo, Paul Caligiuri. El centrocampista consiguió dar al soccer estadounidense la recompensa al trabajo que la federación comenzó a hacer unos años atrás.

Ese mismo día, la hazaña de la selección estadounidense comenzó a dar la vuelta al mundo. Un hito que la prensa del país bautizó con una expresión que pasaría a los anales del soccer: ‘Shot heard round the world'.

“No era como es hoy, no teníamos liga profesional, ni dinero y muy poca organización”, dijo Meola. “Mirar atrás y ver lo que conseguimos es increíble. Teníamos chicos jugando en ligas semiprofesionales y dominicales, sólo para ponerse en forma y al final lo conseguimos. Todo lo que los Estados Unidos ha logrado desde entonces tiene su base en esa victoria”.

“Fue el partido más importante que hemos ganado, demostrando al resto del mundo que podemos jugar y sabíamos jugar y podíamos clasificarnos. Éramos muy conscientes que estaba en juego el futuro del soccer de los Estados Unidos”, apuntó Caligiuri.

¿Quién será el próximo Caligiuri?

Los actuales USMNT se encuentran en un momento muy similar al que se vivió hace ya 28 años. A falta de un partido para finalizar la fase de clasificación para la Copa del Mundo, los estadounidenses están en clara ventaja, aunque necesitan ganar para asegurarse el pase a su octavo mundial consecutivo.

Hace un par de días vencieron a la selección panameña con unos sobresalientes Altidore y Pulisic, que se echaron a sus espaldas el peso de un país. La figura del joven extremo de 19 años está creciendo a pasos agigantados, y muchos lo están considerando como un claro referente en el combinado.

Christian Pulisic se perfila como el nuevo 'Capitán America' (Imagen: si.com)

En muchas ocasiones el destino es caprichoso y en este momento, la historia se repite. La Selección Nacional de Estados Unidos se juega su participación en la próxima Copa del Mundo ante el mismo rival y en el mismo país, en donde aquel día Caligiuri levantara las esperanzas de los aficionados al soccer.

Todo está por decidir. ¿Quién será el próximo Paul Caligiuri?