No es noche de Champions. Ni tampoco de Europa League. Vuelve el horario intersemanal de Serie A que, como suele ocurrir durante el curso, siempre tiene reservada varias jornadas para los días de diario. En esta ocasión, el menú viene muy cargado de platos fuertes. Uno de ellos tendrá lugar en la ciudad de Bolonia, situada en la región de la maravillosa Emilia-Romaña. Más específicamente, en el Renato Dall'Ara. Un estadio con cierto encanto, ya que dentro del propio campo aguarda una especie de torre-iglesia, denominada como Torre Di Maratona. Fue ideado por el arquitecto de Piacenza, Giulio Ulisse Arata, el cual pretendía simbolizar con ella la resistencia de los deportistas.

Una fortaleza la cual defiende cada dos semanas -normalmente- el Bologna. Los pupilos de Roberto Donandoni están realizando un positivo inicio de curso. Tanto que merodean los puestos de acceso a Europa. Gran parte de culpa la tienen los cuatro partidos sin perder, contados por tres victorias y un empate. Hasta que el fin de semana pasado fuesen derrotados por el Atalanta. Los rossoblù sueñan con alcanzar las puertas del paraíso europeo en lo que parece una de las temporadas más igualadas de Serie A en la última década. 

En el bando rival, desembarcarán en las tierras boloñesas el barco comandado por un -ya no tanto- infravalorado Simone Inzaghi. El exfutbolista (no tan mediático como su hermano) ha logrado fortificar un compacto esquema en el Lazio, haciendo de esta una escuadra de nuevo temible y respetada en el país. Esto se traduce en su hoja de ruta en este arranque. Son cuartos en la clasificación -empatados con el Juventus-, y no solamente se encuentran en la zona de Champions League, sino que incluso no se ponen ningún techo

Unos rossoblù más fiables

No es casualidad el fulgurante comienzo del Bologna esta nueva campaña. Casi dos años después de su llegada (octubre de 2015), el técnico bergamasco recoge sus frutos. Una fe ciega en el 4-3-3 que, por fin, ha plasmado e inyectado de forma satisfactoria en los suyos. Esta vez, en las primeras nueve jornadas, sus registros forman en orden positivo: cuatro victorias, dos empates y tres derrotas. Eso sí, después de haberse medido a equipos como Fiorentina, Napoli, Inter o Atalanta. Precisamente, fue ante los lombardos cuando dejaron sensaciones ilusionantes

Cerca de la zona de Europa League, los de la Emilia-Romaña han mostrado su mejor carta de presentación. Empezando por ser una escuadra aguerrida, difícil de batir. Así lo demuestran sus números: nueve goles encajados, siendo así el cuarto equipo menos goleado de la liga. Y esto dice mucho de Donadoni. Pero si hay algo que sobresale por encima del colectivo, es la zona del centro del campo en adelante. Con el chileno Pulgar de regista, este es escoltado por Poli y Donsah en los interiores. El primero, más técnico y ordenado. El segundo, puro músculo y potencia.

Roberto Donadoni da indicaciones a Destro. / Foto: zimbio.com
Roberto Donadoni da indicaciones a Destro. / Foto: zimbio.com

Y arriba, el gran nombre: Simone Verdi. El exrossonero es la piedra angular de este proyecto, sin duda alguna. El extremo, que suele partir desde la derecha, cae la gran parte de las ocasiones por dentro-izquierda, por donde se encuentra más cómodo, juntándose a su vez con Di Francesco y Masina (lateral zurdo). Así, desordena y 'martillea' la zaga rival, siendo un constante dolor de cabeza. Incluso se ganó la convocatoria con la Nazionale por Giampiero Ventura. Ese movimiento genera un espacio letal para el delantero centro, el cual varía en torno a los nombres de Destro, Palacio Petković.

El despertar del gladiador 'lazial'

En su segunda etapa llegó 'casi' sin querer. Con la espantada (una más) de Marcelo Bielsa, la directiva del Lazio decidió apostar de nuevo por el que había sido hasta entonces su técnico. Simone Inzaghi tomó otra vez los mandos de la nave de los biancocelesti. Tras intentar dar continuidad al 4-3-3 de Pioli, dio un cambio radical al esquema. Pensó en lo más sencillo: ajustarse a las necesidades de sus jugadores. El resultado fue encajar los mecanismos del 3-5-2 y del 3-4-2-1. En este curso los resultados están siendo sobresalientes. Cuartos con 22 puntos, o lo que es lo mismo, siete victorias, un empate y una derrota.

Immobile está en un nivel excepcional. / Foto: zimbio.com
Immobile está en un nivel excepcional. / Foto: zimbio.com

Las marchas de Keita Baldé y Lucas Biglia parecían trastocar en exceso los planes del entrenador de Piacenza. No mucho más lejos de la realidad. Este ha conseguido las piezas fundamentales para completar de nuevo el puzzle. Para el pivote llegó otro Lucas, esta vez Leiva, del Liverpool. Y para el ataque, Luis Alberto -una de las grandes revelaciones-. El brasileño se ocupa de las tareas defensivas, a su vez de sacar limpio el cuero. Junto a él, dos nombres vitales. Esos son los de ParoloMilinković-Savić. El primero parte del volante derecho, aprovechando, junto a Immobile, las vías que abre el delantero español, quien se junta con el otro volante, el serbio, por el sector izquierdo, formando un triángulo con el carrilero (Lulić).

Esas progresiones, una vez puestas en marcha, dan la sensación de ser imparables. Una ejecución de movimientos prácticamente memorizada. El módulo además cobra sentido cuando, a la hora de defender, pasa al 4-4-2, resguardándose con Radu ocupando el lateral izquierdo, y Marušić el lado contrario. Pero no hay que olvidar su principal objetivo con ello, que no es otro que el control de los espacios. Ocuparlos de la forma más provechosa posible. Y tampoco el gran momento que vive su bomber. El napolitano Immobile suma 17 goles en lo que va de temporada (13 Serie A, dos en Europa League y dos en Supercopa).

Onces probables

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