¡Boia chi molla! (verdugo el que abandoné la lucha), era el grito característico de Benito Mussolini y que ahora han adoptado los ultras de la Lazio. La relación entre el cuadro laziale y el fascismo es sabida por todos. La herencia del dictador a los hinchas laziales. Desde comienzos del siglo pasado la Societá Sportiva Lazio se mantuvo cerca al dictador.

Il Duce vio en el futbol un instrumento para afianzar su dictadura y llevar sus ideas a las masas. En 1929 Mussolini gastó mil liras para hacerse socio del club. Años más tarde, Chinaglia, delantero de Italia en la Copa del Mundo de Alemania 74, se ganó el corazón de los seguidores gracias a sus festejos en los derbis ante la Roma.

Chinaglia creo un vínculo importante con los miembros de Commando Lazio 74, uno de esos grupos extremistas de hinchas del equipo. Se dice que, en 2006, convenció a varios de ellos para que amenazaran a las esposas de los directivos, y estos se vieron obligados a venderle el club a una empresa suya.

Ahora, a casi cien años de la caída del régimen de Mussolini, uno podría pensar que la relación entre el club y los grupos radicales se ha enfriado. Nada más lejos de la realidad. Los hinchas de la curva norte del cuadro romano son fieles a las ideas de la extrema derecha y una de las aficiones más radicales en todo el futbol italiano.

Otros de los ultras derechistas se hacen llamar Irriducibili. Durante los partidos es común verlos izando banderas o pancartas con esvásticas o haciendo el saludo fascista. Uno de sus incidentes más recordados ocurrió en el año 98, en un derby contra la Roma, cuando en unas de esas pancartas escribieron “Auschwitz es su patria; los hornos, sus casas”. Más recientemente, en 2012 el jugador francés Djibril Cissé fue atacado a través de twitter con insultos racistas provenientes de los seguidores de la Lazio, luego de que este anunciará su salida del club.

Pero quizá ninguno tan recordado como el festejo de Paolo Di Canio, quien, en 2005, hizo un saludo fascista a los hinchas biancocelesti. Dicho gesto solo le supuso unos partidos de sanción, pero el simbolismo está ahí. El recuerdo de la grada de Mussolini se mantiene con vida.

Di Canio haciendo un saludo fascista foto: Getty Images
Di Canio haciendo un saludo fascista foto: Getty Images

Carlo Lottito, actual presidente del equipo romano ha decidido implementar varios recursos para erradicar el antisemitismo de la grada laziale. La más reciente, la lectura de fragmentos del diario de Ana Frank previo a los partidos del equipo como local y que los jugadores usen playeras con la imagen de ella durante el calentamiento, esto luego de que en el olímpico de Roma aparecieran stickers en la curva sur (donde se ubican los fanáticos de la Roma) de Ana Frank con la casaca de la loba.

Estos actos de intolerancia han despertado incluso el interés del presidente de Italia, Sergio Matasella, lo que llevo a una investigación que concluyó con que entre los ultras que colocaron las imágenes de Ana Frank había niños de 12 años.

Lazio surgió con un ideal de paz. Fundado por Luigi Bigiarelli, un ex soldado italiano, cuando a este le negaron la participación en el Giro di Castel por que no estaba inscrito en una sociedad, por lo que decidió crear una propia. Los colores azul celeste y blanco le fueron dados a la institución en homenaje a los juegos olímpicos de Grecia. Todo esto por su puesto antes de que llegara Mussolini.

El club ha tomado distancia y se ha desmarcado de los comportamientos de dichos aficionados y ha luchado por combatir el antisemitismo en las gradas del olímpico de Roma.