Tras el empate entre juventinos e interistas, la Roma no pudo pasar del 0-0 y desaprovecha una gran oportunidad para recortar puntos a los de arriba en su lucha por la Serie A, y permite a su máximo rival (Lazio) empatar a puntos ocupando ambos la cuarta plaza.

El choque comenzaba con la posesión del balón en propiedad del equipo romano, con mucha movilidad por parte de los hombres que debían ser importantes como Schick o Nainggolan, quien quiso probar desde lejos si tenía su cañón bien calibrado.

Primer aviso

Sin embargo, el primer aviso claro vino por parte del Chievo tras una falta lateral lanzada por Birsa y mal defendida por el conjunto visitante, regalando un remate franco que de no ser por el larguero, estaríamos hablando del sexto gol en liga de Roberto Inglese, el jugador cedido por el Nápoles y que probablemente vuelva en Enero para ponerse a las órdenes de Sarri.

Los laterales del conjunto de la capital se empeñaron en posicionarse muy arriba, especialmente Kolarov, lo cual iba a hacer un flaco favor a sus compañeros, que entraron en 5 minutos de caos defensivo mediada la primera mitad no aprovechados por los asnos voladores.

Respuesta romanista 

La respuesta por parte de la Roma vino en forma de una presión alta con la intención de recuperar la iniciativa, y así sucedió. Minutos después, un disparo de Nainggolan se iba a envenenar con la intervención del delantero Patrik Schick, que desviaba la trayectoria inicial del remate y Sorrentino solventaba tanto la primera ocasión, como el rechace que le cayó a Gerson en segunda instancia y perdonó en la más clara del primer tiempo.

El conjunto dirigido por Di Francesco continuó en su afán por romper el 0-0, y la profundidad de Kolarov unida a un Nainggolan muy trabajador sin balón, iban a abrir el hueco necesario en la banda izquierda defendida por Cacciatore para que El Shaarawy dispusiese de un mano a mano en el que careció de insinto goleador y sus dudas permitieron que el central serbio Nenad Tomovic se rehiciera para evitar el remate del italiano.

El equipo romanista merecía más, pero la sensación era que una contra por parte de los locales podía desembocar en el 1-0 viendo las dudas que ofrecieron Juan Jesus y Fazio durante todo el primer periodo. 

Asedio de la Roma

La segunda mitad fue una réplica de lo ya visto 45 minutos antes, con los romanos arrinconando a los veroneses y con Radja Nainggolan y Aleksandar Kolarov obsesionados con abrir el marcador con disparos desde la frontal del área.

El Chievo estaba ganando a la Roma en cuanto a organización defensiva y transición defensa-ataque, siendo difícil ver un dibujo diferente al 4-3-2-1 en tareas defensivas con líneas muy juntas y zagueros conviviendo prácticamente en su propio área; que se convertía en un 4-3-1-2 a la hora de contraatacar, con los hombres de ataque (Birsa, Meggiorini e Inglese) escalonados para salir lo más rápido posible, sabiendo que el equipo visitante no es un equipo veloz a la hora de replegar.

Nainggolan y Gonalons sorprendían llegando desde segunda línea, Kolarov con su rol de extremo cañonero e incluso a balón parado Juan Jesus y Schick rondaban el gol, pero todos los intentos morían en manos del veterano arquero Sorrentino. 

En el 62, el partido requería la presencia del goleador Edin Dzeko, y Di Francesco hizo el cambio que la mayor parte de los aficionados exigían. El jugador en abandonar en terreno de juego fue Gerson, desplazando al joven delantero checo Schick al ala derecho (que daba menor sensación de peligro que el delantero rival, Inglese), para que Dzeko ocupase la punta de la lanza.

Poco tardó el “9” en tener la primera ocasión clara, tras el centro raso procedente de la enésima subida con peligro de Kolarov por el carril izquierdo. La presión también mejoró con la entrada del killer bosnio y el 0-1 parecía estar mucho más cerca. 

Los cambios romanistas se agotaron con la entrada de Diego Perotti y Cengiz Under en lugar de El Shaarawy y Kevin Strootman, que pasaron muy desapercibidos en esta decimosexta jornada; mientras que Rolando Maran buscó vencer el encuentro ingresando a Stepinski y Dainelli, en detrimento de un Depaoli dubitativo en la segunda mitad y de un Meggiorini con movimientos interesantísimos, pero desafortunados de cara a puerta al igual que sus socios en ataque Valter Birsa y Roberto Inglese. 

La última gran oportinidad para deshacer el empate que tuvo el equipo de la capital fue en otro remate de Schick, que tras ser desviado Sorrentino sacó con las piernas, haciendo una parada poco usual, pero muy meritoria. 

Al final, la Roma no pudo tumbar la pared construida por el guardameta del Chievo con ayuda de sus zagueros y ambos conjuntos se marchan con 1 merecido punto que sabe mejor a los locales que a los visitantes y que pese al 0-0, hizo al espectador disfrutar en esta mañana de domingo.