La derrota de Watford por 1-0 a manos de Burnley llegó con polémica. Los Hornets tuvieron un gran comienzo de partido, logrando habían generar tres oportunidades de gol en un campo notoriamente difícil como los es Turf Moor. Sin embargo, el árbitro del encuentro, Lee Probert, consideró que la entrada de Zeegelaar sobre Steven Defour fue imprudente y mostró la roja directa al jugador holandés.
Marco Silva se mostró furioso, lo que hizo que el cuarto árbitro, Andre Marriner, conociera su descontento en ese momento y protestó ante Probert durante el largo camino al vestuario en el descanso. Y tras el final del encuentro, el entrenador de Watford no dudó en caer contra el arbitraje.
"Es importante hablar sobre la tarjeta roja. Es una decisión dura. Vi la imagen muchas veces y no parece para tarjeta roja, para mí. El árbitro no quería decirme nada. No sé por qué. Para mí, está claro. Tuvo una gran influencia en el partido. No fue justo en ese momento. Después de dos minutos anotaron", señaló el portugués.
A pesar de estar un gol abajo y con un hombre de menos, los Hornets no se rindieron e hicieron trabajar al portero Nick Pope y Silva remarcó la actitud de sus dirigidos.
"Incluso con diez jugadores, creamos algunas oportunidades de gol y no vi un minuto en el que Burnley tuviera el control del juego. El resultado fue abierto, trabajamos duro y la actitud nuevamente fue fantástica. Simplemente no pudimos finalizar el momento. El resultado no es justo para nosotros", agregó Silva.
"Comenzamos muy bien, con calidad, con buena actitud e igualamos la actitud de Burnley. Sabíamos qué tipo de juego sería. Burnley es fuerte aquí, fuerte y directo en las primeras y segundas pelotas. Gomes tuvo buenos momentos para nosotros, pero nos sentimos cómodos en el partido. Creamos momentos, mantuvimos nuestra organización y comenzamos a jugar con más riesgo en los últimos 15 minutos. Fue una gran actitud y un gran compromiso con diez hombres, pero nos vamos a casa sin puntos y eso es muy frustrante", expresó el técnico de Watford.