El año está llegando a su fin y toca pasar página. Es difícil señalar la parte mala de algo, por lo general. Pero no es fácil pararse a pensar lo que supondrá para el futuro estas connotaciones negativas. Y antes de despedir el año, es importante recordar que a lo largo de las doce meses, muchos futbolistas han dicho adiós para dejar los terrenos de juego. Inminencias deportivas que dañan a los más románticos del fútbol. Una serie de futbolistas se unen al club de viejas glorias. Y es que cada vez quedan menos representantes de una importante generación futbolera.

Un señor muy inglés

Frank Lampard ha conseguido ser uno de los pilares del fútbol inglés. Jóvenes británicos se ven reflejados en él. Y es que, Frankie cuenta con una historia de ensueño para cualquier niño que sueña con triunfar en el deporte rey. Ejemplo de superación y fidelidad, Lampard se consagró como un gran mediocentro a una temprana edad y junto a Gerrard, formaron uno de los mejores centros del campo de la historia de la selección inglesa, y no sería el mejor si no fuese porque juntos nunca llegaron a congeniar y conseguir títulos importantes.

Como muchos futbolistas, comenzó a su andadura en The Academy of Football, el West Ham. Llegó al equipo cuando su padre era asistente del entrenador y pronto fue cedido al Swansea en busca de minutos. La temporada 1997/98 fue su primer gran curso. 42 partidos y diez goles con los hammers. Empezó a consolidarse en el once titular del West Ham hasta que en la temporada 2001/02 comenzó una de las historias más bonitas del fútbol: su fichaje con el Chelsea.

"Un profesor me dijo que si me dedicaba al fútbol fracasaría en la vida. Cuando debuté, le envié una entrada"

Lampard llegó a ser historia viva del Chelsea: 13 temporadas, 648 partidos y 210 goles. Una lealtad única en el fútbol moderno. Un legado en el equipo blue difícil de igualar. Tras una emotiva despedida del club de sus amores, puso rumbo al Manchester City durante una temporada antes de cruzar el charco a la MLS. Asimismo, levantó 14 títulos en toda su carrera, 13 de ellos con el Chelsea, donde consiguió la UEFA Champions League y la UEFA Europa League entre Premier Leagues, FA Cups y Community Shields. Super Frankie dijo adiós el pasado 2 de febrero con 38 años vistiendo la camiseta del New York City. El fútbol lloró su adiós y se le recordará como aquel mediocentro llegador que cambió la historia del fútbol inglés. Una mente privilegiada para el balompié, pero la selección fue su máximo obstáculo, con la que nunca pasó la barrera de los cuartos de final.

Lampard festeja la Champions | Foto: Getty Images
Lampard festeja la Champions | Foto: Getty Images

Siempre nos quedará Múnich

Si es duro ver cómo se retira un jugador que marcó tu infancia, imagínense dos. Philipp Lahm y Xabi Alonso se retiraron simultáneamente. Ambos disputaron su último partido como profesional ante el Friburgo el 20 de mayo. El mítico capitán alemán lo hizo a la edad de 33 años, mientras que el de Tolosa colgó las botas con 35 años.

Lahm y Xabi Alonso se abrazan en su último partido | Foto: FC Bayern
Lahm y Xabi Alonso se abrazan en su último partido | Foto: FC Bayern

Lahm jugó 667 partidos y jamás vio la tarjeta roja. Defendió la camiseta del Bayern de Múnich durante 16 temporadas (12 de ellas en el primer equipo) y presumió de ser uno de los mejores laterales de derecho a lo largo de su carrera. Una UEFA Champions League, una Supercopa de Europa y un Mundial de Clubes fueron sus títulos internacionales. También se embolsó trofeos nacionales al implantar el reinado del Bayern de Múnich en la Bundesliga. Una vida dedicada a los bávaros llena de éxitos.

A nivel de selección, Lahm consiguió un subcampeonato de Europa en 2008 y levantó el Mundial de Brasil en la final ante Argentina

De Xabi Alonso hay poco que decir que no se haya dicho ya. Pilar de la mejor era de la selección española y trotamundos del fútbol, defendió la camiseta de la Real Sociedad, SD Eibar, Liverpool, Real Madrid y Bayern de Múnich. Un cerebro privilegiado, un analizador, un especialista en ponerte el balón al pie desde 40 metros. El más elegante francotirador. Y es que Xabi Alonso nació para el fútbol.

Hijo y hermano de personas relacionados con el deporte, Xabi no iba a ser menos. Despertó el interés de la Real Sociedad mientras jugaba en el Antiguoko junto a Mikel Arteta. Tras debutar en Copa del Rey, Javier Clemente decidió cederlo al Eibar para foguearse en la Segunda División. Pero las maneras se veían venir y no tardó en regresar a casa. Consagrado como uno de los jóvenes con mayor futuro del panorama español, el Liverpool no dudó en atarle y comenzar a gestar el Spanish Liverpool. Y en su primer año levantó la orejona en el 'Milagro de Estambul' ante el Milan. Fue el autor del 3-3 que forzó la prórroga. Personalidad en el primer partido que marcaría su carrera.

Xabi Alonso durante su etapa en el Liverpool | Foto: Getty Images
Xabi Alonso durante su etapa en el Liverpool | Foto: Getty Images

Xabi Alonso firmó una carrera a la altura de pocos y consiguió con la Roja dos Eurocopas y ser campeón del Mundo en 2010

En el verano de 2009 llegó al Real Madrid para ser la piedra angular de la sala de máquinas en los cinco próximos años. Con los blancos levantó dos Copas del Rey, una liga y una Supercopa de España a nivel nacional. También conquistó una Champions League y una Supercopa de Europa antes de poner fin a su etapa como madridista.

La última parada de su periplo fue Múnich. Pep Guardiola lo reclutó para llevar a cabo una revolución futbolística en Alemania. En sus tres temporadas con los bávaros cosechó tres Bundesligas, una Copa y una Supercopa. Europa fue el único escollo esta vez.

El holandés errante

Pocos futbolistas pueden presumir de ser leyenda en dos equipos pero para Dirk Kuyt es fácil justificarlo. Querido y amado en Anfield y en el Stadion Feijenoord, el neerlandés repartió su carrera entre Quick Boys (hasta los 18 años), Utrecht, Feyenoord, Liverpool y Fenerbahce. 

Quizás no sea un fubolista prototipo, pero sí es ejemplo de entrega, trabajo y sacrificio. A lo largo de su carrera demostró en cada partido que quería ser futbolista y dejó huella en parroquias importantes. No obstante, perdió las dos grandes finales que pudieron cambiar su carrera. La primera de ellas fue en 2007, en Atenas. Milan y Liverpool volvían a enfrentarse en el máximo escenario continental. Aunque esta vez serían los italianos quienes levantasen el trofeo de campeón. El equipo de Rafa Benítez cayó por 2-1. Pese a que Kuyt hizo el tanto de los suyos, el Liverpool volvió a Inglaterra con las manos vacías. Tres años después, tendría lugar la segunda final de su carrera. Fue en Sudáfrica y ante España en la lucha por el Mundial. Todos saben cómo acabó la historia y, una vez más, Kuyt no pudo levantar un título de tal nivel. 

Al hombre de las copas (consiguió al menos una en todos sus equipos) parecía resistirle el título liguero y en su última temporada consiguió la mayor gesta de su carrera. Volvió al Feyenoord para retirarse y le dio al equipo un recuerdo difícil de olvidar. Haciendo ejemplo de la entrega en el césped, el Feyenoord logró levantar la Eredivisie. Un hecho que no ocurría desde 1999. Dirk Kuyt lideró esta gesta, algo empequeñecida porque se consiguió en Holanda, un país donde el fútbol no tiene tanta repercusión a nivel europeo. Un final de cuento para un hombre que peleó hasta el último minuto. 

Kuyt celebra el título de Liga con el Feyenoord | Foto: Getty Images
Kuyt celebra el título de Liga con el Feyenoord | Foto: Getty Images

El último Emperador de Roma

Probablemente, la historia más bonita del fútbol moderno. Un romance entre un hombre y un equipo, una ciudad, unos colores, un sentimiento. Francesco Totti entregó su vida a la Roma y la Loba le respondió con la vida eterna. Porque Totti demostró que había algo más que el dinero y el éxito y quiso engrandecer la historia de su preciado club.

Fue Bota de Oro en 2007 con 32 goles

Y es que su currículum es corto: Roma. Su madre rechazó una oferta del Milan cuando Totti era niño, una oportunidad que solo pasa una vez en la vida, pero su progenitora no quería que el pequeño Emperador abandonase Roma y eso se convirtió en lema. Porque soñaba con la Roma. Porque respiraba la Roma. Porque vivía la Roma. Porque era la Roma. Y después de 28 años, nadie se lo discute. Chapó. Y no es que lograse muchos éxitos con la Roma, una Serie A, dos Supercopas y dos Coppas, pero fueron suficientes para ser emblema del club. 

Totti celebra un gol con la Roma | Foto: Getty Images
Totti celebra un gol con la Roma | Foto: Getty Images

"Si hubiera decidido irme al Real Madrid, habría ganado tres Copas de Europa, dos Balones de Oro y muchas otras cosas más"

Un descarado mediapunta, que trataba con mimo al balón, con calidad, desborde, regate, enamorado del cuero y que enamoraba al espectador. Rompía con todo lo que el canon italiano establecía. Es normal que llamase la atención. Sobre él recaía el peso creativo en el combinado nacional y asumió el papel de estrella en las competiciones. Fue subcampeón en la Eurocopa del 2000, donde un joven Totti hizo su carta de presentación a Europa con un soberbio torneo. Y seis años más tarde, levantó el Mundial sobre el cielo de Berlín. No tuvo un papel tan destacado pero logró un título a la altura de muy pocos futbolistas. 

Su último partido con los giallorossi fue el 28 de mayo de 2017 en el Olímpico de Roma en la victoria de los romanos por 3-2 ante el Genoa y certificar el pase a la Champions League. Tras el partido, recibió un homenaje a su altura para que la capital italiana despidiese al que fue el último Emperador de Roma.

Totti en su último partido | Foto: AS Roma
Totti en su último partido | Foto: AS Roma

Cuando el regista colgó la batuta

Otro de los hombres que revolucionó el fútbol italiano. La definición de regista hecha persona y licenciado en cómo jugar al fútbol en una baldosa. Andrea Pirlo es un futbolista que ocurre cada muchos años, así que corred y pedid un deseo.

¿Conocéis a alguien al que no se le abuchee cuando pisa un estadio después de vestir la camiseta de sus máximos rivales? Ese es Andrea Pirlo. Se ha ganado a pulso el cariño de los italianos y de una gran parte, por no decir toda, del panorama futbolístico. 

Comenzó en el Brescia a dar sus primeros pasos hasta que en 1998 fichó por el Inter de Milán. Una temporada convulsa lo puso en la lista de cedibles y marchó a defender la elástica de la Reggina. Tras volver al equipo nerazzurro tampoco encontró su sitio y esta vez fue cedido al Brescia. Allí coincidió con Roberto Baggio. Esta etapa marcó un punto de inflexión en la carrera de Andrea Pirlo. Comenzó a retrasar su posición y en lugar de actuar como mediocentro ofensivo, pasó a organizar el juego del equipo. Destacó en su nuevo rol y el Milan lo quiso para sus filas.

Pirlo es el jugador más joven en debutar con el Brescia en la Serie A, con 16 años

Pasó así al máximo rival del Inter de Milán. Con los rossoneri marcó una época. Bajo la dirección de Carlo Ancelotti se convirtió en un jugador referencia en Europa. Pasó diez temporadas con los diavoli. En su etapa como milanista levantó dos Serie A, una Coppa y una Supercopa, así como dos Champions, dos Supercopas de Europa y un Mundial de Clubes. El Milan le devolvió a Pirlo la oportunidad de jugar y el italiano escribió la historia rojinegra con su propio nombre.

Pirlo celebra un gol con el Milan | Foto: Getty Images
Pirlo celebra un gol con el Milan | Foto: Getty Images

Lejos de abandonar Italia, prosiguió su última etapa a primer nivel en la Juventus. Cuatro Serie A, dos Supercopa y una Coppa resumen su palmarés con el equipo de Turín. Además, alcanzó la final de la Champions en 2015 pero el Barcelona de Luis Enrique fue quien se la llevó. Tras ello, partió al New York City para dar fin a su carrera en la MLS. Junto a Villa y Lampard, fue la imagen del equipo y el pasado 5 de noviembre puso fin a su exitosa carrera. 

Pirlo en su etapa como jugador de la Juventus | Foto: Getty Images
Foto: Getty Images

Con la selección nacional también marcó una época y logró el Mundial de 2006 con el combinado de Marcello Lippi

Andrea Pirlo es la elegancia en persona, dentro y fuera del campo. Demostró que no necesariamente un jugador corpulento y físico debía jugar por delante de la defensa. Enamoró a los amantes del fútbol y dirigió a sus equipos hasta la última función. Señoras y señores, digan adiós a un maestro que dio lecciones de cómo tratar al balón hasta el último segundo y protagonizó una revolución táctica: la figura del director de orquesta. Un regista que ahora tendrá que dirigir a los suyos desde la banda.

Samba dorada

Brasil también despedirá a dos futbolistas históricos en el balompié. Dos jugadores con carreras muy similares y cuyo final pudo ser mejor, pero el destino es caprichoso.

Ronaldinho, el hombre de la sonrisa eterna, empezó a escribir la actual historia del FC Barcelona. Bailó con el balón en la Ciudad Condal y llegó hasta donde él se propuso y, aunque la pelota nunca se cansó de él, el fútbol al máximo nivel acabó por aburrirle. Una lástima. Triunfos a nivel de selección fueron los precedentes a que Laporta lo eligiese para liderar un Barcelona en ruinas. Y lo hizo consiguiendo la Champions de 2006 ante el Arsenal, pero se acabó. Dejó marcado el camino para que otro lo siguiese. Tres fugaces años al mejor nivel, donde consiguió un Balón de Oro, supieron a poco para un jugador tan diferente. El Milan fue su último equipo europeo, que intentó recuperarle para la causa, pero sin premio. Tras ello, deambuló por el fútbol sudamericano hasta su retirada el pasado 3 de febrero. Llegó hasta donde quiso.

Ronaldinho con la camiseta del Barcelona | Foto: FC Barcelona
Ronaldinho con la camiseta del Barcelona | Foto: FC Barcelona

Ambos fueron campeones del Mundo con Brasil en 2002

Kaka, por su parte, era un niño bien. Aquel que todos quieren cerca de él. Al igual que Ronaldinho, fue Balón de Oro, en 2007. Unos grandes años en el Milan, donde levantó una Champions y dos Supercopas de Europa entre otros títulos, le abrieron las puertas al Real Madrid. Aunque, con los merengues, la historia fue bien distinta. Las lesiones, la falta de adaptación y unos años turbios en la capital española acabaron con un Kaka que nunca llegó a renacer. Volvió a Milan pero nunca llegó a ser el mismo, hasta que emigró a la MLS para jugar en un fútbol cuya exigencia era mejor. Capitán y figura del Orlando City, colgó las botas el 17 de diciembre. Una estrella obligada a apagarse.

Kaka besa el Balón de Oro | Foto: Getty Images
Kaka besa el Balón de Oro | Foto: Getty Images

2017 se marcha con muchos futbolistas en él.  No son los únicos que han dicho adiós al balompié, Tomáš Rosický también colgó las botas este año. 2018 llegará y se irá al igual que el año predecesor, con muchos jugadores. Pocos propósitos se podrán pedir para impedir que esto suceda pero, al menos, que el fútbol no se vea obligado a soltar tantas lágrimas en las partidas.